La cantidad de agua potable que fue robada a través de conexiones clandestinas en Lima y Callao en el 2016 pudo abastecer a 3 mil familias en esos doce meses. Este es un delito que, según las estadísticas del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal), va en aumento. Chorrillos fue el distrito donde se detectó la mayor cantidad casos de robo de agua durante el 2016, seguido de Villa El Salvador y Villa María del Triunfo. En total se localizaron 1.418 conexiones ilegales de agua en Lima y Callao, de acuerdo a Sedapal. El agua robada el año pasado sumó 685.226 metros cúbicos. Para que se tenga una idea de cuánto representa, imagine 571 piscinas, de 50 metros de largo por 12 de ancho y de dos metros de profundidad. Jorge Ramírez Medina, jefe del Equipo Comercial de Sedapal, sostiene a El Comercio que esos 685.226 metros cúbicos son apenas el 11% de lo que realmente se roba a través de las conexiones clandestinas. “El 28% de agua potable producida se pierde por conexiones ilegales, en obras paralizadas, medidores vandalizados, fugas en redes primarias, secundarias y en abastecimientos de reservorios”, remarca.
20 m3 de agua potable es lo que consume, en promedio de cada mes, una familia en el Perú, según las estadísticas de Sedapal. 5 mlls. de m3 de agua potable, perdida en conexiones clandestinas y en obras de construcción, que espera recuperar Sedapal este año.
El funcionario, además, resaltó que es muy difícil detectar los enlaces de agua que están al margen de la ley porque son subterráneas. “Contamos con dos georradares, que logran identificar –luego de ejecutar excavaciones– dónde hay estas conexiones ilegales. Aún es insuficiente, por eso este año vamos a adquirir cuatro más. La mayoría de conexiones son de fábricas y comercios, condominios multifamiliares. También hay vecinos que se abastecen entre ellos”, dice Ramírez. –Pérdidas económicas– Una alerta para detectar una posible conexión clandestina es cuando la facturación de un predio disminuye en un 50% a más, indica Ramírez. Se calcula que Sedapal dejó de facturar S/2’754.213 por los 685.226 metros cúbicos de agua robada en conexiones clandestinas. Ramírez agrega que las cifras de agua robada van en aumento. Solo en lo que va del año se han detectado 380.200 metros cúbicos de agua no facturada. “Esta cifra es superior a la del año pasado”, afirma. El objetivo de Sedapal para este año es recuperar 1’105.018 metros cúbicos de agua potable desviada en conexiones clandestinas. Esa cantidad representa a Sedapal más de S/4 millones en facturación.
El coronel Segundo Mejía Montenegro, jefe de la División de Investigación de Delitos contra el Estado, asegura que está trabajando de manera más articulada con Sedapal para denunciar ante la fiscalía a los que encuentren robando agua potable. “El delito que se comete es de hurto agravado y contra la seguridad pública en la modalidad de entorpecimiento al funcionamiento de los servicios públicos, cuya pena va desde los tres a seis años como máximo”, sostiene Mejía. El 4 de mayo, el coronel encabezó una operación en tres parques de San Martín de Porres, donde se encontraron conexiones ilegales. “El Estado le roba al propio Estado. Regaban los parques con ¡agua potable! Los vecinos habían perdido presión en sus cañerías”, puntualiza. El 18 de abril de este año se intervino la empresa textil Enzo S.A., en La Victoria, donde se halló una tubería ilegal conectada a una tubería matriz, por donde robaban 10.360 metros cúbicos mensuales. Las investigaciones continúan. 
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