Para cruzar a pie o en bicicleta de forma segura el óvalo La Curva de Chorrillos habría que tener seis ojos. Es una selva donde solo pasa el más grande: la camioneta, el camión o el bus. Los peatones o ciclistas, las últimas ruedas del coche, se quedan varados en las esquinas. En medio de todo, se lidia otra pelea entre las mototaxis azules chorrillanas contra colectivos informales por ganar pasajeros. La ley aquí es ir todos contra todos. Mientras esto ocurre, los 10 semáforos que están instalados en ese óvalo lucen apagados desde el 2013. Todos los problemas del transporte y el tránsito en Lima están resumidos en este lugar.
Hasta el 2019, la responsabilidad de que estos 10 semáforos funcionen recaía en la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), pues son parte de la estructura del sistema de buses del Metropolitano y fueron instalados como parte de su inauguración en el 2010. Dejaron de funcionar en el 2013, pero la MML no solucionó el problema. Ahora que el Metropolitano pasó a manos de la Autoridad del Transporte Urbano (ATU), tras la fusión de Protransporte, esta institución liderada por María Jara es la encargada de su funcionamiento.
Darle la vuelta al óvalo es una odisea. Para que el peatón pueda cruzar la avenida Guardia Civil, que desemboca en el óvalo, puede esperar 10 minutos hasta que algún auto le dé el pase, pues los semáforos no funcionan. Luego deberá caminar hacia la avenida Las Gaviotas por una estrecha vereda, pero luego tampoco podrá cruzar.
Traspasar la avenida Defensores del Morro (antes Huaylas) es otra tarea imposible: uno podría quedarse en medio de sus dos sentidos de la vía otro largo rato hasta que algún chofer le ceda el paso.
Manuel Gregorio, gerente de TEC Corporation, la empresa que ha puesto los semáforos en unas 600 intersecciones de la capital, critica la falta de coordinación entre las instituciones para darle mantenimiento y una correcta sincronización de estos dispositivos una vez que son instalados.
“En la capital existen entre 7 y 8 softwares diferentes entre todos los semáforos. Cada fabricante que gana su licitación pone su propio protocolo. Mientras que la Municipalidad de Lima no exija que se cumpla un solo protocolo de comunicaciones, no se podrán sincronizar los semáforos”, indica.
Para David Fairlie, ingeniero de tránsito, una alternativa es rediseñar el óvalo y separarlo en dos intersecciones distintas. “Idealmente debería reubicarse el monumento que hay en medio del óvalo. Se podría también hacer un diseño de dos intersecciones separadas manteniendo el monumento”, dice Fairlie, experto con licenciatura profesional en Georgia (Estados Unidos).
Fairlie, también consultor técnico de la Asociación Cruzada Vial, detecta otro problema en el mencionado óvalo: no hay marcas en el pavimento. “Es un misterio saber cuántos carriles hay dentro del óvalo y cuál es su uso: en qué carril debo estar si quiero ir hacia aquí o hacia allá”, sostiene.
La voz responsable
Según la ATU, Protransporte nunca rediseñó la semaforización cuando comenzaron la fallas. Esto ha causado el deterioro de las estructuras, cables y barras de cobre del pozo a tierra. La ATU sostiene que se viene coordinando con la Municipalidad de Chorrillos la posibilidad de habilitar la intersección semaforizada de Guardia Civil con Defensores del Morro.