La Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) expresó sus disculpas a los miles de voluntarios que participaron en el ensayo clínico de la vacuna contra el COVID-19 de Sinopharm, al reconocer que hubo un “inadecuado manejo” de las dosis “recibidas para la protección del equipo de estudio y personal relacionado”. El caso, que involucró a funcionarios públicos, es conocido como ‘Vacunagate’.
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En un comunicado, la universidad precisó que la investigación aún no ha terminado pero que debido al “abrupto incremento de la transmisión” se han presentado casos suficientes para realizar un análisis preliminar del estudio. En ese sentido, la UPCH anunció que solicitará autorización para el levantamiento del ciego, el protocolo mediante el cual ni el investigador ni el voluntario conocen si se aplicó la vacuna o el placebo a los participantes.
“En cuanto estemos autorizados procederemos a abrir los códigos de ciego de los voluntarios y proceder a vacunarlos. Para esto, Sinopharm ya ha iniciado el proceso de importación del lote correspondiente de vacunas, que debe enviarse en las próximas semanas, tan pronto como se hayan concedido todos los permisos correspondientes de China y en Perú”, señaló la institución.
Al respecto, precisó que a medida que se desarrolla el Plan Nacional de Vacunación contra el COVID-19, ya se ha abierto el ciego de los voluntarios comprendidos en la Fase I (trabajadores de salud, fuerzas armadas, bomberos, personal de limpieza, miembros de mesa) con quienes se comenzó “el proceso de vacunación a los voluntarios que recibieron placebo”.
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La UPCH recordó que el investigador principal del estudio, Germán Málaga, ya no está al frente del ensayo y que fue reemplazado por la doctora Coralith García.
El caso ‘Vacunagate’
La inoculación de funcionarios públicos antes de que se aprobara la vacuna desató un enorme escándalo en plena segunda ola de contagios. El caso salió a la luz con la revelación de que el expresidente Martín Vizcarra fue vacunado en octubre del año pasado pero en días posteriores se conoció que las ministras de Relaciones Exteriores y de Salud, Elizabeth Astete y Pilar Mazzetti, respectivamente, también fueron inoculadas con las vacunas de Sinopharm.
Ambas dimitieron a su cargos, y reconocieron que incurrieron en un error al haber ocultado esta información. El exmandatario peruano también ofreció disculpas por no hacer pública su vacunación.
En el marco de las indagaciones sobre el escándalo, la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) -responsable de los ensayos clínicos de Sinopharm en Perú- reveló la lista de casi medio millar de personas que se vacunaron fuera de la investigación clínica.
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Las dosis empleadas para estas vacunaciones irregulares estaban destinadas a la protección del equipo de estudio y personal relacionado (pese a que la fórmula no contaba con registro sanitario y su efectividad de encontraba en estudio).
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