Frente a nosotros, el Templo del Sol, el Tempo Viejo y la pirámide con rampa de Pachacámac. Mamacona, el bosque y la laguna de Urpiwachaq, al lado del santuario. Más allá, el desierto besando el mar y sus legendarias islas. El paisaje natural se ve flanqueado por las industrias y los barrios de los distritos de Lurín y Villa El Salvador, integrados al espacio simbólico. Desde el mirador del Museo Nacional del Perú (MUNA), se nos revela no solo un patrimonio milenario, sino también la ciudad que hemos construido. Un escenario que integra la maravilla prehispánica y el frenesí contemporáneo.
MIRA: MUNA, un museo emblema para celebrar el bicentenario | FOTOS
Bajemos ahora la mirada: Estamos en la terraza de la obra cultural más grande realizada en país. Con una inversión de 500 millones de soles, la construcción del MUNA, una de las obras emblemáticas dentro de las conmemoraciones del Bicentenario de nuestra Independencia, permite soñar el futuro. El Ministerio de Cultura permitió la visita de un pequeño grupo de prensa a recorrer la obra civil ya concluida y, acompañados del ministro del sector, Alejandro Neyra, de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Leslie Urteaga y del Director General de Museos, Carlos Del Águila, compartir la información de su inminente apertura, la noche del 24 de julio.
“Este museo será la cabeza del Sistema Nacional de Museos. Será el museo más grande en América Latina, y buscará fortalecer vínculos con museos de todas partes del mundo”, señaló Neyra.
Por cierto, el ministro y los funcionarios del Mincul destacan que, terminadas las obras, aún falta mucho esfuerzo para que el museo opere con todo el potencial que exigen sus 60 mil metros cuadrados de construcción. Previamente a la mudanzas de todas las colecciones del antiguo Museo de la Nación de San Borja, y la implementación de toda la infraestructura mueble del edificio, se ha decidido abrir el museo en una lógica de “marcha blanca” a fin de año, programando exposiciones y actividades culturales de ingreso libre para que el publico empiece a conocer y hacer suyo el extraordinario espacio.
Como reconoció el ministro de Cultura, más allá de implementar su área expositiva, el mayor trabajo será demandado por la adecuación de los depósitos especializados y las diversas áreas de investigación. “Y eso va a implicar tres años de implementación antes de su inauguración final en 2024″, señaló.
Las partes del MUNA
Diseñado a manera de caja cuadrada de espacios concéntricos, el edificio del Muna está compuesto por cinco niveles (tres de ellos construidos bajo tierra) y una terraza con una privilegiada vista del santuario de Pachacamac.
Traspasada sus puertas de acceso, nos recibe un impresionante hall principal. Sobre nuestras cabezas, destaca el lucernario, mecanismo que permite la entrada de la luz natural, y cuya luz baña la serie de rampas que llevan de las zonas de uso público, en el primer y segundo nivel, a las colecciones permanentes, en los niveles inferiores. En los niveles de servicios públicos se encontrarán, además de exposiciones temporales, el Centro de Documentación, enriquecido notablemente por las donaciones de las bibliotecas de los doctores Luis Guillermo Lumbreras y John Rick. “Con estas dos colecciones bibliográficas tenemos ya el centro de documentación más importante del país”, señala Del Águila.
También en el primer nivel encontramos un auditorio de dos niveles, con un aforo de 360 personas, reducido en 120 para enfrentar los tiempos de pandemia. Una cafetería al lado de la tienda complementará los servicios para los usuarios del museo.
En el segundo nivel se encuentra la zona de usos múltiples, diseñado tanto para exposiciones, como espacios para talleres, o actividades corporativas.
Dos niveles inferiores del edificio están adecuados para los espacios de investigación (provistos con laboratorios de alta tecnología, Rayos X, ADN mitocondrial, etc.) y las áreas de depósitos de colecciones, lo que, a decir por el Director General de Museos, incrementan exponencialmente las posibilidades de custodia del patrimonio cultural mueble en el país.
Finalmente, el tercer sótano, corresponde a la sala de máquinas, “el inframundo”, como lo llama Del Águila. Se trata de los equipos de aclimatación automatizada de todo el edificio. Una obra de ingeniería que monitorea la humedad y temperatura del edificio de forma automática, regulable automáticamente dependiendo de los materiales en cada depósito, sean textiles, ceramios, material orgánico, restos óseos, etc. Además estos equipos controlan los sistemas de agua y desagüe, aclimatamiento y nivel de CO2. “Es una infraestructura digna de nuestro patrimonio cultural”, señala el arqueólogo.
Un museo que resuelve un problema
“Este museo es un proyecto que se ha venido buscando desde casi 200 años”, comenta el arqueólogo Carlos del Águila. En efecto, el 2 de abril de 1822, por un Decreto Supremo firmado por Bernardo Monteagudo y por el Marqués de Torre Tagle, se estableció un fondo destinado a la construcción de un Museo Nacional, que permitiera consolidar simbólicamente el proceso independentista, protegiendo y resguardando la memoria colectiva de la naciente República. “¿Que estuvo haciendo el Perú desde entonces? pues muchos experimentos e intentos”, explica Del Águila, quien considera al MUNA el espacio físico que mejor se acerca a ese ideal soñado por los fundadores.
Como explica el arqueólogo Carlos Del Águila, todos los museos del país, sean grandes o pequeños, tienen problemas al la hora de custodiar sus colecciones a causa de un enorme déficit de infraestructura de resguardo. Especialmente en los últimos 40 años, cuando la cantidad de investigaciones arqueológicas ha terminado desbordando la capacidad de almacenamiento de los museos. El MUNA, precisó, resolverá esa brecha hasta en un 40%.
Por cierto, el especialista precisó que un edificio ideal que pudiera custodiar todo nuestro patrimonio material mueble sería prácticamente imposible. “Es más -explica- se calculó cuánto debería medir un espacio que resolviera totalmente el problema, y el resultado arrojó 90 mil metros cuadrados de área construida”.
Por su parte, para Leslie Urteaga, Viceministra de Patrimonio e Industrias Culturales, si bien el MUNA resolverá la grave problemática del los depósito y custodias en los museos del país, además de albergar nuestro patrimonio cultural tangible el museo busca ser la casa de todos, el espacio donde el Perú se muestre. “No solo por su inmenso patrimonio cultural mueble, sino también por el patrimonio intangible. Así, el museo será el gran espacio para los investigadores del país”.
¿Por qué esperar hasta el 2024?
¿Por qué demorará tres años la inauguración oficial del MUNA? Como explica Del Águila, al terminar la construcción, lo que sigue es un largo proceso. “No se trata de una simple mudanza en camión. Hay todo un trabajo de monitoreo del estado de cada pieza”, advierte. En efecto, solo la colección del antiguo Museo de la Nación, compuesta por 35 mil piezas museables, demandará un trabajo de 9 meses, calcula el arqueólogo. A ello se suman cajas de otras nuevas colecciones arqueológicas que esperan la evaluación de su custodia, la preparación de su traslado, embalaje y posterior almacenaje. Los presupuestos para todo este proceso está ya asegurado.
Además de la colección del desaparecido Museo de la Nación, el MUNA conservará todo el material de recuperaciones y repatriaciones, cerca de 6 mil objetos culturales de altísimo nivel, así como las colecciones arqueológicas que siguen generándose a partir de las actuales investigaciones arqueológicas (se calcula que de 3 a 5 millones de objetos quedan por recuperarse). “Museos como el de Pueblo Libre, con más de un millón de objetos museables, ya han colapsado. Hay muchísimo material por procesar, pero las investigaciones continúan. Y todo ello lo custodiará este museo”, añade el arqueólogo.
Por otro lado, como señala el ministro Neyra, las piezas que se alojarán en el MUNA no provienen de otros museos ya consolidados. “Por mucho tiempo, una de las noticias falsas que circularon es que con este museo íbamos a cerrar el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia de Pueblo Libre. Si bien el MUNA es de una monumentalidad absoluta, no habrá necesidad de desmantelar ninguno de los museos que tenemos, y menos el de un espacio histórico.” Por el contrario, el representante del MINCUL adelantó que en un par de semanas se realizará la reapertura de la Sala Independencia en el MNAAH.
Lo que encontraremos en la visita
Así, a partir del 24 de julio, noche de apertura simbólica, el público podrá visitar el museo de forma gratuita hasta el mes de diciembre. Como oferta cultural, se ha preparado cuatro exposiciones temporales: La primera, una exposición de arte contemporáneo que reúne la mirada de una cincuentena de artistas sobre el Perú.
Asimismo, la segunda muestra presenta la historia del proceso de los museos nacionales en el Perú, mientras que la tercera está asociada a las recuperaciones de patrimonio del exterior realizadas en los últimos años. En ella, por ejemplo, destacan la valiosa colección Karell de textiles Paracas, exportados irregularmente del Perú a Suecia en 1935, y luego entregadas en calidad de donación anónima al Departamento de Etnología del entonces Museo de Gotemburgo. Estas piezas fueron gradualmente recuperadas a partir de 2014 hasta su repatriación total este año.
Finalmente, la última de las ofertas culturales del MUNA será la muestra “No hay país más diverso”, un trabajo audiovisual que permitirá al público sumergirse en la música interpretada por distintas lenguas originarias, (cuatro versiones del quechua, además del aymara, ayajun, shipibo conibo, cocama cocamilla y argot afrodescendiente) en 12 temas seleccionados por el MINCUL que dan cuenta de nuestra megadiversidad cultural.
Además de las exposiciones, en el espacio dedicado a la tienda del museo se realizará una edición especial de Rurak Maqui, plataforma de venta de arte popular que reúne a artesanos de diversas regiones del Perú. Asimismo, la Dirección General de Museos del Ministerio de Cultura ya ha preparado un programa de actividades virtuales además de foros de discusión.
Esta marcha blanca se realizará en tres horarios de visita: de 10 am. a 12 m. Del mediodía a 2 pm. y de 2 pm. a 4 de la tarde. Las reservas para alguno de estos horarios se debe realizar vía la plataforma web del MINCUL. Como parte de las medidas sanitarias, cada horario ha sido diseñado para recibir 90 personas, que puede movilizarse por transporte privado o a través de los buses dispuestos por el Ministerio de Cultura de manera gratuita.
Para estas visitas el público podrá contar con la asistencia de doce mediadores para guiarlos a través de estas cuatro muestras, generando espacios de diálogo, cumpliendo las normas de bio seguridad. Mientras dure el estado de emergencia, la capacidad máxima del MUNA será de 300 personas. Cuando la pandemia remita y volvamos a los aforos prepandemia, el museo está preparado para recibir a 2500 personas diariamente.
Si bien Del Águila espera que, a falta de una exposición permanente, la marcha blanca se aplique también en el 2022, se espera que la entrada cuando el Museo inaugure oficialmente cueste lo mismo que el Museo de Sitio de Pachacamac: 15 soles. Sin embargo, los tarifarios aun no se han determinado.
Solo un problema: el tráfico
Y volvamos al mirador del MUNA, donde iniciamos este artículo. En el paisaje ya descrito, se suma un personaje indeseable para todos: el caótico tráfico de la Antigua Panamericana. Carlos Del Águila admite que ese es un problema pendiente. “A medida que vayamos resolviendo los temas de la pandemia y se tenga más presencialidad, contaremos con nuevos problemas, sobre todo de aglomeración, tráfico y comercios informales. Es uno de los retos que plantea una infraestructura como esta”, confiesa. “El ingreso por la Antigua Panamericana sigue siendo un problema. Esperamos que la carretera crezca un poco más, aunque sea un carril. Pero el problema central es el Puente Lurín. Allí es donde se genera el cuello de botella. Y ese es un proyecto mucho más amplio”, admite.
¿Cómo resolver el cuello de botella que enfrentará el MUNA? Como señala Leslie Urteaga, el ministerio acaba de recibir la respuesta positiva de la ATU (Autoridad de Transporte Urbano), para desarrollar un plan que facilite el acceso al museo.
Asimismo, se tiene programado actualizar paraderos y ubicar semáforos peatonales para la gente que circulará del MUNA al Museo de Sitio de Pachacamac, así como la construcción de una vía peatonal a ambos lados de la pista. Sin embargo, la gran transformación para la circulación peatonal llegará con la construcción del Parque Lineal, una solución arquitectónica de áreas verdes que bordeará el santuario, constituyéndose como una zona de amortiguamiento natural entre la ciudad y este santuario histórico. Pero como dijimos, habrá que esperar aún hasta el 2024, el fin de nuestro Bicentenario.
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