A simple vista los trabajos de Iván Sikic podrían provocar confusión. ¿Qué conexión tienen entre sí bolsas de basura pintadas de color dorado, danzantes en medio del arenal o excavaciones al otro lado del mundo? Para el artista peruano, que radica en Nueva York, el lazo que las une se resume en dos grandes conceptos: opresión y avaricia. “Todo vuelve” es un recorrido visual por las performances e intervenciones artísticas que Sikic ha realizado en la última década. Es, además, la primera vez que presenta una exposición individual en el Perú. La muestra de arte puede verse en el Icpna de Miraflores y consta de seis proyectos de 16 iniciados a partir del 2011. Fueron seleccionados por Elena Ketelsen, curadora del Museo de Arte Moderno (Moma PS1) de Nueva York.
El camino que Sikic ha elegido para crear no es sencillo. Además de los dos temas principales que atan sus piezas, la migración y sus aristas son recurrentes en su obra. “Veo el cuerpo migrante como un territorio que se enfrenta a las problemáticas que se derivan del poder y lo exploro a través de distintas prácticas que pueden ser la fotografía, acciones donde estoy involucrado con comunidades, instalaciones o la creación de objetos”, señala. Fue precisamente la manera de abordar estas ideas lo que interesó a Ketelsen y la hizo aceptar estar a cargo de la curaduría de la exhibición. “La tendencia a romantizar la identidad se rompe con Iván. Él maneja el tema de la migración mirándolo no de una perspectiva nacionalista sino más como un proceso natural vinculado al cuerpo. Identifiqué también otros temas como el extractivismo sobre la tierra y sobre quienes la trabajan. Allí apareció el legado del colonialismo y su relación con el capitalismo que ha hecho que la migración sea necesaria”. No es casualidad, entonces, que el piso de la galería esté cubierto con tres toneladas de sal de Maras de uso industrial. Es, dice el propio Sikic, una manera de recordarle al público que el arte no solo debe existir en un cubo blanco de exhibición. “Mis trabajos hablan mucho de extracción y la sal fue una de las primeros productos minados. Nosotros estamos presentes dentro de un proceso de extracción mucho mayor”. Los proyectos “Brecha” y “Saqueo” son un reflejo de esta particular mirada.
El eje temático de la exposición también recuerda historias ignoradas como la de los migrantes en Nueva York o la de los feminicidios en Perú. En “Olvido consciente” Sikic se adentra en el cementerio de Brooklyn y da con una serie de tumbas que pertenecen a personas enterradas entre 1800 y 1900. Estos hombres y mujeres llegaron a Estados Unidos desde Cuba, Venezuela, China o Siria. “Lo que trato de decir con esta intervención es que la migración existe desde siempre, pero se le ha puesto un valor político. Durante cuatro horas limpié las lápidas de personas olvidadas y dije en voz alta sus nombres acompañado de un trompetista”. El caso de “Amor humano” también tiene como escenario un camposanto, pero esta vez ubicado en Nueva Esperanza, en el distrito limeño de Villa María del Triunfo. Acompañado de músicos y danzantes de tunantada se realizó una procesión que recordaba a las víctimas de la violencia. Al respecto, Sikic precisa que “el título del proyecto se deriva de la frase ‘amor serrano’ y habla de la perpetuación de la violencia contra la mujer. Al cambiar la palabra serrano por humano tratamos de expandir el diálogo y decir que la problemática no solo es local sino global”.
Más información: Espacio Venancio Shinki del ICPNA de Miraflores (Av. Angamos Oeste 120, Miraflores). De martes y miércoles de 10 a. m. a 6 p. m., y de jueves a sábado de 10 a.m. a 8 p.m., previa inscripción en el enlace cultural.icpna.edu.pe/visita-espacios-exposicion
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