Carlos Álvarez (Lima, 1964) domina el arte de hacer reír en serio y con seriedad. Se nutre del acontecer nacional, de las noticias, de los políticos y de su entorno para crear y recrear sus innumerables personajes. Cuatro décadas después de su primera aparición en televisión, en el histórico “Trampolín a la fama”, convertido en uno de los referentes más importantes de la comicidad peruana, el humorista nacional reflexiona sobre su vigorosa trayectoria artística, sus imitaciones, sus metas cumplidas y momentos de quiebre. Reconoce, además, haber cometido errores que pagó con creces. Estas son sus confesiones.
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A los 18 años, un año antes de llegar al programa del imponente Augusto Ferrando, Álvarez Loayza se unió al Servicio Militar Voluntario en la Marina de Guerra del Perú. En aquel lugar donde la disciplina y la obediencia priman, y las bromas están fuera de contexto, el comediante encontró mucho más que un espacio para expresar su humor.
“De las Fuerzas Armadas tengo los más grandes, hermosos y aleccionadores recuerdos patrióticos. Imitaba a casi todos mis comandantes, pero nunca se enteraron (ríe). De esa época tengo una anécdota. Cuando el Sargento Cabrera se dio cuenta que lo imitaba, dijo: ‘Parece que acá hay un remedón que quiere ser artista. Que ese gracioso, chistoso, que se burla de sus superiores, dé un paso al frente, sino pagará toda la compañía’. Cuando pasé al frente, me pidió que me pusiera en posición de 90 grados. Luego me dio la patadita de la buena suerte”, recuerda.
Su destino estaba escrito y su relación con el humor era inminente. Álvarez Loayza ha formado parte de más de 30 programas humorísticos, como “Risas y salsa”, “Las mil y una de Carlos Álvarez”, “Caiga quien caiga”, “El especial del humor”, entre otros. Actualmente conduce “La vacuna del humor” por Willax Televisión. También llegó a la pantalla grande. Actuó en las películas “El buen Pedro” y “Hasta que la suegra nos separe”. Y sus divertidas imitaciones han sido aplaudidas tanto en el Perú como en el extranjero. Pero también hubo algunas que le trajeron problemas.
─¿Hacer humor político es peligroso?
Es peligroso porque muchas veces es irreverente y contestatario. A mí me trajo problemas muy grandes y difíciles: muchísimas cartas notariales, estuve al borde de juicios. Me peleé con Paolo Guerrero por Paolín porque lo imitaba muy engreído, también con el general Donayre. Luego nos amistamos. Recuerdo que fue a “El especial del humor”, hicimos una parodia juntos.
─A la expresidenta de Chile Michelle Bachelet le molestó que la llamaras ‘Chanchelet’. En estos tiempos en que se lucha contra la normalización de la discriminación, ¿crees que se te pasó la mano?
Reconozco que cometí una gran equivocación. Le puse así por error y le ofrecí disculpas públicas. Cuando vino al Perú para una reunión de expresidentes en el Hotel Sheraton, fui a verla y volví a disculparme con ella. Se sorprendió cuando le dije quién era. Primero se puso seria, luego demostró tener mucha correa. Me recomendó imitarla con el cabello más corto. Ese día terminamos riéndonos. Otro recuerdo inolvidable fue conocer al gran Roberto Gómez Bolaños, a quien siempre admiré.
"Hacer humor político es peligroso porque muchas veces es irreverente y contestatario"
─¿Cómo fue ese encuentro?
Cuando vino al Perú a montar una obra teatral lo visité en su camerino para expresarle mi admiración y respeto. Tenía pensado decirle muchas cosas, pero como me puse nervioso cuando lo vi, no pude hablar. La cara me quemaba. Me felicitó por hacer humor político. Me dijo que era difícil porque es un humor elaborado e inteligente. Luego, cuando le dije que era un grande, me respondió riéndose: “¿Se está burlando de mí?”. Fue un encuentro muy divertido.
─¿Cuál fue tu primera imitación?
Empecé desde niño. Mis tíos fueron los primeros a los que imité, pero nunca se enteraron (ríe). Siempre fui respetuoso con eso.
─¿Qué personaje representó mayor desafío?
Me costó trabajo imitar a Fujimori y a Ollanta Humala porque son personajes que -se dice- no tienen biografía política. Ollanta es aburrido, es monótono cuando habla. Nadine Heredia es más entretenida.
─¿Quién se encarga de los guiones?
Raúl Dávila, que también es mi productor general, y nosotros le ponemos lo nuestro. Tengo un equipo talentoso. Siempre estamos creando personajes nuevos, como la imitación a Dina Boluarte.
"Me costó trabajo imitar a Fujimori y a Ollanta Humala porque son personajes que -se dice- no tienen biografía política"
─¿Qué opinas del regreso de los cómicos de la calle a la televisión a través “Jirón del humor”?
Lo veo bien porque tienen un trabajo y alegran a la gente. Este país necesita reír, divertirse, sacarse el estrés, la depresión y a esa clase política de porquería que tenemos.
─¿Fue cierto que te sacaron de Canal 2, de “El especial del humor”, por un sketch sobre Carlos Carlín?
Lo que se dijo fue una máscara, un catalizador. Me botaron por un tema político, de políticos que se estaban reciclando y que querían volver al poder. Yo quería que vayan ciertos candidatos para que sea un programa plural, y algunos no estaban de acuerdo con eso. Algo similar ocurrió en Canal 9, cuando estaba en “El cartel del humor”. A Ollanta y Nadine no les gustaba las parodias que hacíamos. Sobre todo la de Los Humadams, que era la familia Humala como “Los locos Addams”. Ese sketch nunca salió.
─¿Volverás a hacer dupla con Jorge Benavides ya sea en la televisión o en las redes?
Para mí “El Especial” fue un regalo al público. Con Jorge, que es un gran profesional, decidimos revivir algunas parodias y funcionó muy bien. Entre nosotros no hay ninguna desavenencia. Siempre ha habido un gran respeto, pero todo matrimonio tiene un fin, se cumplió un ciclo.
Tiempos difíciles
Y se pone serio al recordar los duros momentos que experimentó en los años 90 cuando fue acusado de cobrar dinero del SIN para favorecer al gobierno del expresidente Alberto Fujimori. Aquella vez enfrentó un juicio del que fue absuelto después de ocho años.
“Fueron acusaciones falsas, calumnias. Se hizo una persecución política conmigo, muy cruel, en la que estuve a punto de ir a prisión”, señala. “Nunca recibí ni un centavo del SIN. Apoyé al gobierno de aquel entonces porque luchó contra el terrorismo, algo que viví en carne propia cuando volaron una tonelada de dinamita en la puerta de Canal 2 y murió gente a la que quise mucho. Nosotros habíamos salido 20 minutos antes de que eso pase sino también hubiésemos muerto. Cuando regresé, encontré el canal en escombros, olía a muerte, a pólvora. Había gente enterrada. Esa noche sentí mucho odio y dolor. Por eso apoyé a ese gobierno”, enfatiza.
─¿Fue un error?
Así es. Me equivoqué, cometí este error de buena voluntad y lo pagué con creces. Le pedí perdón al público y me costó años reconciliarme. Y haré una revelación. Durante el juicio, desaparecieron las facturas del pago que recibía de Canal 7. Faltaban la de los últimos siete meses, pero pude salir bien librado de ese tema porque tenía las copias. Con eso se cayó el juicio. ¿Quién las desapareció? ¿El gobierno de aquel entonces? Alejandro Toledo estaba como presidente y Fernando Olivera como Ministro de Justicia.
─Después de haber sido absuelto, grabaste con Fernando Olivera un sketch para “El estelar del humor”. ¿Aquella vez conversaron sobre este tema?
Primero conversé con Alejandro Toledo porque me invitó a su casa, en Camacho. Teníamos una relación cordial. Lo había ayudado en varias campañas, iba a mi cumpleaños, se divertía mucho conmigo. Cuando le pregunté por qué me persiguió de esa manera. Me dijo que Fernando Olivera le pidió que lo hiciera. Era un tema político y de mentiras. Y cuando me encontré con Fernando, le reclamé. Me dijo que fue Toledo quien ordenó que me persigan. Y esto lo digo ante Dios, ante el alma de mi madre y los huesos de mi padre. Decidí revelarlo porque mucha gente me tildó de montesinista y corrupto.
─¿Por qué no lo contaste en su momento?
Era muy difícil, sentía que todo estaba contra mí: el Poder Judicial, la fiscalía, la procuraduría, la prensa. Me sentía que estaba arando en el mar.
Amenazas de muerte
A mediados del 2022, el artista dijo haber recibido amenazas de muerte tras hacer una parodia de la ex primera dama Lilia Paredes. Y este miércoles, último, acudió a la Dirincri para denunciar que viene siendo víctima de extorsión por parte de un grupo de delincuentes extranjeros que dejaron una bala cerca a su domicilio.
“A través de perfiles falsos, me decían que me iban a matar en el camino. Pedí garantías para mi vida y tomé distintas medidas de protección. Y ahora que estoy levantando esta bandera contra la delincuencia extranjera, las amenazas se han incrementado. Es una bandera social que la estoy uniendo con mi trabajo de humor político. El Perú es nuestra casa, hay que respetarla y hacerla respetar. Amo a mi país, no quiero que lo dañen”, señala.
Finalmente evoca grandes recuerdos que abraza con nostalgia y gratitud, como el día que representó al Perú en el Festival Internacional de Colombia. Celebrará sus 40 años de trayectoria artística con “El Candidato”, un espectáculo en el que hará desfilar a sus más aclamados personajes políticos, los días 9, 10 y 11 de junio en el Centro de Convenciones Bianca.
“Como humorista soy un eterno luchador y seguiré en ese camino. Mientras Dios me dé salud y el pueblo me siga diciendo que sí, seguiré sin desmayo. Pienso retirarme en el mejor momento. De eso estoy seguro. ¿Cuándo? No lo sé. Lo dejo en manos de Dios y del destino”, subraya.
"El Candidato” se realizará los días 9, 10 y 11 de junio en el Centro de Convenciones Bianca.
Las entradas están a la venta en Teleticket.
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