La partida del cineasta franco-suizo Jean-Luc Godard, el último martes, a los 91 años, no ha dejado indiferente a nadie que haya visto por lo menos alguna de sus audaces y revolucionarias películas. La revista francesa “Cahiers du cinéma”, donde Godard comenzó haciendo crítica en los años 50, publicó un editorial en el que señalaba que el director de “Pierrot, el loco” “nos ayudó a pensar y ver el cine a través de la historia y la historia a través del cine, y debemos conservar este legado como un tesoro infinitamente preciado”.
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El texto también destacaba el hábil manejo de Godard de la vanguardia y la tradición: “Su inventiva y su insolencia nunca respondieron a un simple deseo de sacudir, de provocar, y menos de corresponder al espíritu de los tiempos o las modas; por el contrario, como todos los grandes modernos (Picasso, Matisse, Joyce...), su arte estaba enraizado en un gran conocimiento de los clásicos”.
Varios cineastas de renombre también se pronunciaron luego de conocida su partida. “Su película ‘Sin aliento’ me movió el mundo. Godard hacía cosas que yo nunca había visto antes”, escribió el estadounidense Spike Lee en redes sociales. “Aprendí mucho de mi copia en VHS de ‘Sin aliento’… gracias maestro”, resaltó su compatriota Darren Aronofsky. Por su parte, el británico Edgar Wright dijo: “Quizá ningún otro cineasta haya inspirado a tanta gente a simplemente coger una cámara y empezar a grabar”.
HUELLA LOCAL
Diversos creadores peruanos también lamentaron el fallecimiento del cineasta. El crítico Sebastián Pimentel, quien fuera uno de los directores y fundadores de la revista de cine “Godard!”, recordó las razones para bautizar la publicación con el apellido del director, en el año 2001: “Quisimos el nombre de un director como nombre de la revista. Y que sonara como grito de guerra. Y que sonara como el amor al cine. Todo eso era Godard. Y lo seguirá siendo. Siempre”.
Grecia Cáceres, escritora peruana afincada en Francia, evocó la “múltiples vidas” del cineasta. “Estudiante de etnología en la Sorbona, frecuentó los cineclubs donde conocería a los otros directores de la futura Nouvelle Vague. El cine fue uno de sus territorios de experimentación, pero hubo otros. Le apasionaban la lingüística y las artes. Ese tipo de genio múltiple es el que puede inspirar generaciones, y sigue extendiendo su influencia a pesar de su retiro casi monacal de la vida pública”, señaló la autora.
Por su parte, el cineasta Mauricio Franco Tosso hizo hincapié en el punto de quiebre que significa la partida de Godard para el mundo del cine. “Con su muerte se cierra un capítulo del cine clásico, moderno, posmoderno y experimental del siglo XX y del XXI. A partir de acá ya todo se ha hecho, no hay nada por inventar. A partir de acá hay una hoja en blanco por filmar”, resaltó el director de “Samichay”.
Y el poeta Roger Santiváñez lo recordó con personal emoción: “En 1975, en el cineclub de la Alianza Francesa del Centro de Lima, pude ver las películas de Godard, principalmente ‘Vivir su vida’ con Anna Karina, que me impactó muchísimo y que me demostró que era posible un cine distinto al que estaba acostumbrado. Cuando me tocó ver ‘Sin aliento’, me pasé de vueltas por ese canto inmarcesible a la libertad, y lo mismo con ‘Pierrot, el loco’. Estos filmes forman parte de mi visión del mundo hasta la actualidad: una perspectiva revolucionaria y anarquista frente a la vida, donde reina y debe reinar exclusivamente el amor”.