El director de cine Eduardo Guillot recuerda perfectamente bien cuándo se le ocurrió hacer una película sobre la vida de Javier Heraud. Fue en el 2004, cuando un libro titulado “Entre los ríos” llegó a sus manos. La autora era Cecilia Heraud, hermana del poeta, y contaba la vida de un joven que sorprendió a todos con una poesía lúcida y madura hasta que se convirtió en un guerrillero esperanzado con construir un país más justo. Hasta ese entonces, Guillot no había leído ningún poema del que luego se convertiría en el personaje de su primer proyecto de largometraje. “Acababa de ganar un premio por un documental y pensaba que ya era hora de pensar en mi primera película. Y tuve la oportunidad de conocer la historia de este chico, este joven poeta que murió a los 21 años luego de haber vivido intensamente”, recuerda Guillot.
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Por su parte, Stefano Tosso sí había leído algo de Heraud, pero había sido en el colegio, así que no le había prestado mucha atención. Fue recién con el papel asignado en la película que comenzó su investigación para construir el personaje. “Eduardo, el director, me contó todo lo que sabía de Javier. También leí con mayor detenimiento la poesía que había escrito y leí, además, el libro que su hermana Cecilia escribió. Con eso he podido construir la versión de Javier para la cinta”, afirma Tosso, quien recibe con este trabajo su primer protagónico en el cine peruano. Dice que se ha involucrado tanto con el personaje que ahora también escribe poesía. “Al principio escribí como ejercicio para hallar a Javier. Era una poesía muy rudimentaria, pero ahora me gusta lo que escribo y siento que he encontrado mi estilo”, afirma.
—La búsqueda de Javier— Encontrar a un actor que encarne a Javier Heraud no fue fácil. El cásting se demoró cerca de seis meses hasta encontrar al intérprete correcto. “A mí me mandaron un mensaje para decirme que había una película que se iba a hacer y que vaya al cásting”, recuerda Tosso. El actor llegó y se le acercó el director. “¿Tú vienes por el papel de Javier?”, preguntó Guillot. Stefano no tenía una respuesta. “Le dije que no sabía bien y me dijo que sí, que yo estaba bien para el papel y que regresara luego, ya listo, para hacer una escena de Javier Heraud”, explica Tosso.
La escena que actuó como prueba fue una en la que el escritor le dice a su padre que quiere dedicarse a la poesía. Luego de eso solo quedaba esperar la decisión. “Yo estaba a punto de hacer una obra de teatro, pero necesitaba saber si había sido elegido o no. Si no me elegían, hacía la obra. Así que llamé por teléfono y pedí, por favor, que me dijeran, porque no quería quedarme sin ninguna de las dos cosas. Felizmente me dijeron 'quedaste'. Y ya, estaba superfeliz”, comenta el actor, quien también tiene una escuela llamada Segundo Piso, donde enseña Introducción a la Actuación.
“Stefano es un actor con muchos recursos. Tiene un talento nato que le viene de los genes y ha sido una gran apuesta de mi parte elegirlo y creo que no me equivoqué. Estoy muy feliz, porque se comprometió con el personaje desde un principio, lo estudió y lo hizo suyo, y el trabajo que todos verán en pantalla solo confirmará mis palabras. Esta película es una gran oportunidad para Stefano”, subraya Guillot.
—El hombre de la poesía— Tanto director como actor coinciden en que si hay algo que define al Javier Heraud de la película es la dualidad intrínseca del poeta. “Era un chico muy maduro pero también muy inocente. Había vivido mucho, pero era muy joven. Era muy racional, pero cuando tomaba una decisión, la mantenía hasta el final”, señala Guillot. Por su parte, Tosso resalta las cualidades que para él le resultaron más difíciles de entender: “Yo soy más impulsivo. Javier tenía 21 años y tomaba en cuenta todos los factores antes de hacer algo. Él era más tranquilo, aunque era superjoven. Era muy calmado”, indica.
“Era un chico que tenía un profundo conocimiento de la realidad peruana y era muy sensible a la injusticia y a las diferencias sociales”, apunta el director. “Uno a veces se cuestiona por qué tomó ese camino, por qué se fue a la selva como guerrillero. Pero lo hizo y asumió las consecuencias de sus acciones”, agrega.
Si los poetas son soñadores, las revoluciones son la promesa de convertir los sueños en realidad. En ese sentido, Heraud era un soñador que quería un Perú mejor. “Es muy valorable el amor que tenía Heraud por el Perú. Eran momentos, además, de muchos cambios”, añade Guillot.
Efectivamente, la revolución cubana había triunfado, jóvenes de América Latina veían como un camino a seguir lo que había sucedido allá. Desde lejos llegaban las noticias de una guerra en Vietnam y el movimiento hippie tomaba más fuerza que nunca. “Hasta en Europa se veía con expectativa lo que podía suceder en Cuba”, advierte el cineasta.
—Una vida de retos— Ya sea desde las aulas de una universidad limeña, en las calles húmedas de París o en medio de una selva inhóspita, la vida de Javier Heraud parecía estar marcada por una apasionante aventura. Y tal vez por eso la película de Eduardo Guillot se enfoca en la pasión como el motor de la historia. Heraud era un apasionado, apasionado de las letras, de la poesía, de los amigos y del amor, de la libertad y del futuro. “Javier se expresaba a través de la poesía. Cuando algo no podía ser expresado con la palabra hablada, recurría a la palabra escrita, más pensada, más inteligente”, dice Tosso.
La filmación de la película también fue una aventura. El primer año se grabó en Lima. Luego, el segundo año, se trasladaron a París. Y el tercer año se finalizó en la selva peruana. “Ha sido extraño, pero hemos podido grabar casi de manera cronológica, lo que se convirtió en una ventaja porque incluso se ve el cambio físico en Stefano durante los tres años de filmación, lo que da como resultado una evolución física real del personaje en pantalla”, asegura Guillot. “Grabar en París fue increíble. Para empezar, era mi primera vez en Europa. ¡Y viajaba para hacer una película!”, cuenta emocionado Stefano, quien recuerda que cada rincón de la capital francesa parecía propicio para improvisar una escena. “Es una ciudad tan linda que en todos lados podíamos encontrar un lugar para una escena. De pronto, nos dábamos cuenta de que podíamos aprovechar tal pared, tal parque y lo hacíamos. Ha sido una de las experiencia más lindas como actor. Y estoy seguro de que es una película que va a permitir conocer más de cerca a un gran peruano que quiso hacer mucho por el Perú”, finaliza Tosso.
“Esta es mi visión de Javier Heraud”, advierte Eduardo Guillot, quien demoró años en definir y entender el tipo de perfil que decidiría contar del poeta. “Lo que hago en la película es contar desde el momento en que Javier entra a la Universidad Católica, luego su paso por San Marcos, su viaje por Europa, su viaje a La Habana y, finalmente, su etapa como guerrillero en la selva”, agrega el director. De esta manera, la película, si bien no es un documental, sí se basa en hechos reales y comprobables de la vida de Javier Heraud.
“Hay escenas que recreamos, como la entrevista que le hace Mario Vargas Llosa a Javier en Francia”, señala el director. “Creo que es una de las escenas más logradas, porque es un momento fundamental en la carrera de Heraud. Vargas Llosa lo entrevista en el programa de radio que tenía en París y su familia escucha esa entrevista como un momento culminante en su oficio como poeta”, explica Guillot, quien pudo conseguir la cinta de ese encuentro. En el filme, Vargas Llosa es interpretado por Sebastián Monteghirfo.
También están las escenas de cuando se convierte en uno de los profesores más jóvenes del Perú y las que transcurren en la selva peruana, cuando se unió al Ejército de Liberación Nacional con el seudónimo ‘Rodrigo Machado’.