La película comienza con una serie de escenas explícitas: un video sexual en el que se ve a una mujer con antifaz y su pareja. Lo que hacen y dicen es de un contenido que los susceptibles preferirán evitar. En la siguiente secuencia, nos enteramos que la protagonista del video es una profesora rumana, quien debe lidiar con la difusión no consentida de la grabación por Internet, el escarnio público, y los cuestionamientos de los padres de familia de la escuela en la que ella enseña.
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Ese es el argumento de “Bad Luck Banging or Loony Porn”, cinta que a inicios de este año ganó el Oso de Oro del Festival de Berlín. La historia de la profesora y su ‘sex tape’ es narrada en el tono de una extraña sátira, cargada de humor negro, ambientada en plena pandemia del coronavirus (lo que la dota de una extraña contundencia), y con la inclusión de algunos elementos documentales que abordan pasajes de la historia rumana y reflexiones intelectuales bien pensadas. La cinta pasó por el Festival Al Este y El Comercio pudo conversar con su director, Radu Jude (Bucarest, 1977).
¿Cambió mucho la idea original de la película con la pandemia? ¿Fue complicado rodar con distancia social, actores con mascarillas y esas cosas?
Es interesante porque se les sueles preguntar a los cineastas si los rodajes fueron difíciles o no. Pero nadie le pregunta lo mismo a un trabajador de la construcción o al empleado de un supermercado. Nadie les consulta si su trabajo es difícil o no. Yo realmente creo que nuestro trabajo como cineastas no es difícil; al contrario, es un trabajo privilegiado, uno bastante fácil comparado con el trabajo duro y real. Es cierto que la pandemia lo hizo un poco más complicado, pero creo que sería un sacrilegio decir “oh, fue tan difícil”. Pero usualmente a los cineastas les gusta decir lo difícil que fue hacer sus películas. Porque han creado para ellos mismos y para los otros la idea de que lo que hicieron fue algo duro, difícil, importante; que no todo el mundo puede ser tan fuerte como ellos, que se enferman cuando hacen una película. ¡Pero no! Es un trabajo sencillo. A veces estresante y complicado, pero nada en comparación con el trabajo real.
En la primera sección de la película se observa a la protagonista caminando por la ciudad, rodeada por una gran tensión violenta. ¿Dirías que la crisis sanitaria ha empeorado esta situación?
Sí y no. En algunos niveles de la sociedad se ha creado más tensión y más violencia, porque la pandemia se ha convertido una razón más para que la gente se divida en grupos: allí está la gente que ni siquiera cree en el virus, los que no quieren usar mascarillas o los que cree en teorías de conspiración, como que el virus es un invento de Bill Gates. Por otra parte, si hablamos del tráfico en la ciudad, que es lo que vemos en la película, yo diría que, ahora que todo está abierto como al inicio, la situación se ha vuelto mucho más violento que cuando grabamos la película. El nivel de agresividad en la sociedad sí me parece mayor, para ser honesto.
La revelación del video sexual de la profesora protagonista desemboca en una discusión –terrible y divertida a la vez– en la que observamos varios activismos y contra-activismos: sobre el feminismo, la cuestión LGTB, el racismo, el comunismo y más. ¿Estas polarizaciones son un signo de nuestro tiempo? ¿O solo la repetición de viejos problemas?
A mí me parece que son un buen signo, porque demuestran que estos problemas existen. Si tomas el tema LGTB, por ejemplo, que no es el tema central de la película pero está mencionado, puedes constatar que estaba totalmente prohibido durante la dictadura comunista en Rumania. Podías a la cárcel por ser LGTB. Luego de la revolución, para que Rumania pudiera integrarse a la Unión Europea, tuvo que modificar su legislación y darle derechos a esta población. ¡Por lo menos no encarcelarlos! Y actualmente, por supuesto, hay una mayor preocupación en torno a esta cuestión, así que podemos decir que, en 30 años, ha habido un progreso. Pero como decía Wittgenstein en el epígrafe de uno de sus libros: “es la naturaleza del progreso parecer siempre más grande de lo que en realidad es”.
El debate por la exhibición del video sexual también implica a tu película en sí misma: ¿por qué decidiste mostrar las imágenes explícitas como introducción?
No era así en un inicio. En algún punto determinado la idea apareció y probé diferentes formas de editar esa secuencia. La parte más difícil de la película fue justamente decidir si mantenerla o quitarla. Al final opté por mantenerla, especialmente porque quería que los espectadores estuvieran en la posición de los padres de familia en el colegio, que en la tercera parte de la película discuten si la profesora debe ser destituida o no. Entonces tú como espectador ves el video, te formas una opinión sobre él, y puedes ser neutral, estar en contra o a favor. Con esa secuencia te formas una opinión también. Esa fue la razón para mostrar el video.
Mencionas también el mito de Medusa y cómo verla a través del espejo evita que te conviertas en piedra. ¿Crees que, de alguna manera, el cine y las imágenes funcionan como ese espejo que evita ver directamente el horror de la Historia?
La cita de Medusa le pertenece a Siegfried Kracauer [teórico del cine alemán]. Toda esa sección intermedia de la película está compuesta por citas. Y bueno, es complicado responder esa pregunta, aunque es una idea o metáfora hermosa. Lo que creo que Kracauer trataba de decir, antes que nada, es que el cine puede ser usado como una suerte de búsqueda de la realidad, como un instrumento que te puede hacer ver mejor las cosas. ¿También respecto a los horrores de la sociedad? Sí, es posible. Pero hay que tener en cuenta que Kracauer desarrolló su teoría antes de la aparición de la televisión. Y la televisión lo cambió todo. Todos los horrores televisados, y luego transmitidos por Internet, ya no significan nada. Entonces quizá es solo una esperanza de que podamos usar el cine para ver y entender mejor, y luchar contra los horrores de la vida. Es lo mismo con lo que Susan Sontag trató de lidiar sobre el dolor de los otros, sobre las fotografías de guerra, y no encontró una conclusión. Yo tampoco he podido encontrar una conclusión sobre el tema.
Sobre el Festival Al Este
- Son más de 70 los títulos reunidos en esta edición del Festival Al Este. Además, habrá una serie de actividades como clases maestras, conferencias, entre otras.
- Para poder disfrutar de su variada agenda, solo hay que realizar un pago único (S/49 el regular y S/29 para estudiantes), que abrirá el acceso para todas las películas. Otros detalles en la página www.elekran.com
- Va hasta el 18 de junio.
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