Aunque oficialmente la primera caja con un muñeco Transformer dentro se vendió en 1984, lo cierto es que el punto de partida de su historia data de 1974, cuando la juguetera japonesa Takara sacó a la venta una línea de robots transformables llamada Diaclone. Estos seres cibernéticos no tenían historia, pero si capacidad de convertirse en autos, aviones, armas o dinosaurios fascinó a los niños de entonces. Su éxito llegó a oídos de los empresarios jugueteros estadounidenses, siendo la firma Hasbro la que adquirió los derechos para producirlos en Occidente una década después. Por entonces, el nombre de Optimus Prime era Battle Convoy, y su diseño era idéntico a como lo conocemos actualmente. Sin embargo, la diferencia es que operaba con un conductor humano en su cabeza.
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En los ochenta, la industria de juguetes era mucho más poderosa de lo que es hoy día, vencida ya por la cultura de los videojuegos. Pero entonces, un lanzamiento de Hasbro no solo tenía repercusión en las tiendas: comprados los derechos de Diaclone, la empresa firmó un trato comercial con Marvel para que la editorial les inventara en cómics una historia lo suficientemente atractiva como para asegurar el éxito de sus productos transformables. Así, fue la casa donde nació el Hombre Araña la que inventó el nombre “Transformers”, y el mito de dos razas mecánicas extraterrestres eternamente enfrentadas: los heroicos Autobots, liderados por Optimus Prime, y los malvados Decepticons, guiados por Megatron. Todo inicia en Cybertron, el planeta de los Transformers; una especie extraterrestre de robots que pueden asumir apariencia de maquinaria común. Por cierto, en los cómics llegaron a aparecer personajes icónicos como Nick Fury y su grupo SHIELD, así como el mismo Hombre Araña, estrella invitada en un número completo.
Al ser un trabajo por encargo, los derechos de propiedad no pertenecían a la editora sino a Hasbro, y con este acuerdo el cómic apareció en abril de 1984. Por otro lado, Sunbow, el equipo de animadores de Marvel, fueron los encargados de producir, pequeños cortos animados de 30 segundos para promocionar en televisión las figuras plásticas. Resultaron tan exitosos, que la productora propuso a Hasbro convertirlos en una serie animada de 30 minutos, lo que se convertiría en el estándar de la industria de la época. Series como G.I.Joe’, ‘He-Man’, ‘She-ra’ o los ‘Thundercats’ nacerían con el mismo propósito comercial: dibujos animados que vendían juguetes. La serie animada de los “Transformers” debutó poco después, en septiembre de 1984. La historia resultaba muy distinta y mucho más infantil que en los cómics. Optimus Prime, el líder del bando amable, se transformaba en un camión tráiler, y Megatron, el comandante de los malvados Decepticons, en una pistola con silenciador.
Toda esta historia se cuenta en la primera temporada de la serie documental “The Toys That Made Us” (2018), actualmente en la plataforma de Netflix, la cual que entrevista a las mentes detrás de las más icónicas franquicias de juguetes y abunda en el auge y la caída de sus millonarias creaciones. Nosotros añadiremos un dato curioso: La película animada “Transformers” (1986), donde muere Optimus Prime y cede su liderazgo Autobot a Rodimus Prime y Ultra Magnus, fue el último trabajo en cine del legendario Orson Welles, quien puso su voz y prestancia a Unicron, el súper malvado en la cinta.
Juguetes en la pantalla
“Transformers” (2007)
La idea de convertir “Transformers” en una película con actores e “imagen real” fue barajada por una ya golpeada Hasbro en 2002, como una forma de reforzar su presencia en el mercado ante el impacto de los juegos de video. Se pensó en Steven Spielberg como director, pero el realizador de “Indiana Jones” se comprometió solo a producir las dos primeras cintas. Como director se eligió a Michael Bay, responsable de algunos éxitos en taquilla como “La Roca”, “Armageddon” y “La Isla”, conocido por sus estrechas relaciones con el ejército estadounidense (Ello permitió incluso que la Fuerza Aérea facilitara su nuevo avión F-22 Raptor para el rol de Starscream, personaje que en los dibujos animados era un ya anacrónico F-15). “Transformers” (2007) nos habla de “La Chispa suprema”, objeto ancestral y poderoso capaz de reconstruir Cybertron, el desolado planeta de los Transformers, pero perdida en el espacio por millones de años a causa de la guerra. Casualmente la chispa cae en La Tierra, y Autobots y Decepticons arriban a nuestro planeta en su búsqueda, retomando aquí sus diferencias. Mientras que los Autobots solo quieren revivir la gloria de su devastado mundo, los Decepticons proyectan utilizarla para crear un ejército y conquistar el Universo.
El resultado del primer filme de la saga resultó aceptable para los entontes treintones fans de las series animadas y una buena parte de la crítica le dio su aprobación como decente producto de entretenimiento con inéditos efectos especiales, máquinas brillantes, un nervioso adolescente como Shia LaBeouf y su sensualísima vecina de al lado: Megan Fox. Sin embargo, para buena parte de la crítica, la tendencia de la calidad de la serie fílmica a partir de entonces fue descendente. Veámoslo película a película:
“Transformers 2: la venganza de los caídos” (2009)
En 2009 se estrenó la segunda parte de la saga, cuyas ambiciones efectistas crecieron desproporcionadamente, olvidándose de la necesidad de redactar un buen guion. Destruida la Chispa, se esperaba que los Autobots vivieran en paz con los humanos, pero Fallen, un malvado Decepticon, despierta en el planeta Némesis tras sentir el asesinato de Optimus Prime en la Tierra y busca aprovechar la ventaja utilizando un arma oculta en las Pirámides de Egipto (Al, parecer, los Transformer han estado entre los humanos desde hace mucho tiempo). Los humanos, manipulando la peligrosa tecnología de los Transformers, han revivido a Optimus, pero no pueden evitar que Fallen active el arma siniestra. El sacrificio de Jetfire evita la destrucción de nuestro sol. Si en “Transformers” la atención se enfocaba en los humanos comunes y corrientes, la segunda seguiría atenta a la pareja LaBeouf/Fox hasta extremos insoportables. Quizás la carrera de un actor como John Turturro encontró su lápida en este filme de actuaciones huecas y robots de farsa.
De hecho, la cinta fue tan mala que el propio actor protagonista la criticó: “Hay mucha gente a la que le gustó la segunda película, pero yo la odié. Simplemente no la disfruté. Pienso que fallamos”, declaró LaBeouf a “The Sidney Morning Herald”. Incluso Michael Bay admitiría un par de años después su fracaso, pero corrió la responsabilidad a la huelga de guionistas ocurrida ese año: “El verdadero fallo (con Transformers 2) es que nos metimos en un mundo místico. Cuando miro hacia atrás, aquello fue una mierda. La huelga de guionistas se vino rápido y duro. Fue simplemente terrible hacer una película donde debes tener una historia en tres semanas”, admitió.
“Transformers 3: el lado oscuro de la luna” (2011)
Los primeros astronautas que llegaron a la luna no solo encontraron piedras. Hallaron la nave del ex líder de los Autobots, Sentinel Prime, junto con su tecnología de transportación espacial. Ello explica la aceleración en la carrera espacial estadounidense contra los soviéticos a fines de los años sesenta; no sólo para llegar primero, sino para extraer toda la tecnología Transformer de la nave. La cinta supone un intento por reparar los daños a la franquicia, pero las limitaciones de Michael Bay volvieron a notarse. Personajes estereotipados, un LaBeouf sin ganas, una coprotagonista femenina sin química y muchos militares disparando. Y los Transformers como los grandes ignorados. Pero el público mantuvo la fe y la taquilla mantuvo a la saga con vida y propósito.
“Transformers 4: la era de la extinción” (2014)
Lockdown, un cazador de caballeros, ronda el universo bajo las órdenes de los Creadores de los Transformers, dueños del secreto de las semillas que pueden convertir la masa orgánica en Transformio, el elemento que creó a Dinobots, y otros legendarios personajes. Los humanos, al descubrir las cualidades de este elemento, hacen un trato con él sin tener en cuenta la atroz manera de conseguirlo. La cuarta secuela arrasó en su fin de semana de estreno en Estados Unidos, alcanzando una recaudación de 100 millones de dólares en lo que fue el inicio de una nueva trilogía para celebrar los 30 años de la serie. En ella debutaron los Dinobots y Optimus Prime asumió un look más clásico y cercano a la serie animada. A pesar de las abundantes críticas recibidas, la cinta retomó algunos elementos positivos de la primera entrega, como dar más tiempo e importancia a los transformers liderados por Optimus Prime en lugar de centrarse en los militares y en LaBeouf (que, por fin, se retiró de la saga).
“Transformers 5: el último caballero” (2017)
Tras años de espera, los Autobots sobrevivientes tratan de resistir a la persecución de los humanos. Una nueva villana, Quintessa, trata de regresar a Cybertron a la vida, pero no puede lograrlo porque para ello necesita su Cetro de Poder, robado por sus 12 Caballeros y perdido en nuestro planeta. Aquí la historia entronca con el mito medieval del Mago Merlín, quien adquirió sus poderes gracias a la tecnología Transformer. Sus descendientes serían los encargados de proteger sus secretos. Michael Bay reedita en este filme “sus grandes éxitos” y repite todo aquello que se le criticó duramente desde “La Venganza de los Caídos”. Humor barato, obsceno patriotismo estadounidense y una historia que no tiene nada que ver y que incluso contradice los supuestos de las entregas anteriores. Con este filme, la sumatoria de la saga alcanzó una recaudación superior a los 4.300 millones de dólares, pero ‘El último caballero’, fue la cinta más cara y la que menos ingresó en su paso por cines, indicando que el público empezaba a cansarse de la fórmula.
“Bumblebee” (2018)
Hacía falta alguien con mucho más talento como narrador que Michael Bay para hacerles justicia a los transformers en el cine. Así, el cineasta Travis Knight le dio un muy necesario cambio de timón a la franquicia, consiguiendo la que se considera la mejor película hasta ahora de la saga. Su ‘espinof se enfoca más en la aventura familiar, con una fuerte nostalgia ochentera, mientras Bumblebee y la joven mecánica interpretada por Hailee Steinfeld van construyendo su entrañable relación.
Por cierto, los fanáticos más veteranos de la serie animada recordarán que el Transformer más popular de la saga originalmente se transformaba en un Volkswagen amarillo. Sin embargo, ya en la primera entrega de la saga en el 2007, la marca alemana se negó a asociar su nuevo “Beetle” a una historia asociada con armas y guerras intergalácticas. Fue entonces que apareció la General Motors, que feliz entregó los planos para promocionar su nuevo Chevrolet Camaro.
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