Formado como fotógrafo en la década de 1970, Javier Silva Meinel ha construido una vasta obra en la que se funden lo subjetivo y lo documental; la figura humana y el paisaje; con lo cual crea una nueva realidad que sorprende y que invita no tanto a la contemplación de una imagen, sino sobre todo a la reflexión. En este objetivo cobra importancia su apuesta por el blanco y negro y su decisión de componer sus imágenes a partir de elementos mínimos, como telones o paneles. Su obra es, en ese sentido, heredera de esa fotografía ambulante, dispuesta a captar personajes y entornos.
Como él mismo dice, pertenece a una generación que “trató de hacer su propio camino y salir adelante” en un momento en que la fotografía casi no formaba parte del circuito del arte local. Por eso fue crucial en su carrera haber podido acceder a una beca Guggenheim, en 1990, lo cual le permitió abrir su trabajo al ámbito internacional, a través de diversos espacios, como la galería Throckmorton Fine Art, un reconocido centro de promoción de la fotografía de autor en Nueva York.
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“Mi trabajo siempre ha sido y es en blanco y negro, un trabajo que supongo heredé de esos grandes héroes que eran para mí Edward Weston, Ansel Adams y Minor White, los grandes fotógrafos norteamericanos que trabajaban formatos de gran tamaño y tenían unas técnicas maravillosas”.
Contra la naturaleza
El trabajo principal que Silva Meinel presenta al proyecto De Voz a Voz Perú no es nuevo, pero como él mismo expresa, le sirve para describir lo que venimos viviendo desde los primeros meses del 2020 a causa de la pandemia. “La escogí para este proyecto —afirma— porque viene a colación con la situación que estamos viviendo en estos momentos, el que conoce mi trabajo, sabe que yo utilizo telones, pueden ser blancos, negros, pintados, que me sirven para separar planos y enfatizar ciertos aspectos de la imagen que quiero hacer. En este caso, he colocado en primer plano un panel con una cantidad de fotografías de personas en tamaño carné que interrumpen un paisaje prístino, natural, hermoso. La imagen fue hecha en el Sequión, dentro de la reserva de Paracas”.
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“En esta larga guerra entre el hombre y la naturaleza —agrega— en que creíamos, pues, estar ganando, con este afán destructivo, acabando poco a poco con la vida marina, talando y quemando los bosques, contaminando los ríos, provocando el deshielo de nuestros glaciares, todo lo que tocamos, en todos los ámbitos, lo vamos destruyendo, entonces esta imagen me parece, al menos me encantaría, que sirva para hacer recapacitar a las personas sobre lo que estamos haciendo”.
Un tiempo de reflexión
Para el fotógrafo esta pandemia, sobre todo, debe ser vista como un tiempo de reflexión. “Nos hemos cobijado en nuestras casas, buscando un tiempo de reflexión que nos ha sido dado en medio de este temporal. La primera preocupación es la familia y luego hacer útil nuestro tiempo de confinamiento”. A respecto, cuenta que se ha dedicado a reestructurar su inmenso archivo, que reúne décadas de trabajo, algo que ha sido de suma importancia para él. “Nunca tuve la disposición, el tiempo y la entrega, sobre todo, para lograr una narrativa completa y cabal de mi producción, nunca pude ordenar mis negativos, como debe ser, hasta ahora. He avanzado gran parte, pero me falta mucho por hacer… El gran hallazgo de esta etapa durante la pandemia ha sido reencontrarme con imágenes y negativos que no es que había olvidado, sino que no estaban presentes. Realmente, ha sido una sorpresa volver a verlos y encontrarlos y seguramente me van a tener en adelante muy ocupado en mi laboratorio”, cuenta.
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Silva que ha recorrido gran parte del Perú, sobre todo los andes y la Amazonía, registrando fiestas tradicionales y gentes vive momentos de reposo. En el texto que acompaña su obra para el proyecto De Voz a Voz Perú escribe: “Hoy, en lo que se refiere a mis señas personales, tendría que agregar que ya no soy aquel viajero incansable al cual, ni los rigores del clima ni la falta de seguridad, le impedían capturar la imagen que deseaba. Sin embargo, pese a las actuales circunstancias, sigue prevaleciendo, al igual que antes, mi preocupación por el paisaje humano, por las gentes y costumbres que siempre me conmovieron, aunque indagando en pos de nuevas formas y rastreando entornos más cercanos. El ejercicio de búsqueda de otras vías expresivas no se agota y va de la mano con la praxis analógica, pero abierto a una diversidad de recursos que van desde el uso de la foto carnet que interrumpe el encuadre como un gesto simbólico hasta la abstracción del paisaje y el rasgado de la emulsión de la película, intervención que permite extender las resonancias significativas de mi concepción visual”.
De Colección
De Voz a Voz Perú es un proyecto desarrollado por el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) y El Comercio, con el auspicio de Telefónica. Durante 21 semanas diversos artistas presentarán una obra de colección.
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