La década de 1970 fue la plataforma de lanzamiento para un grupo de narradores que empezó a plantear nuevas texturas luego de la hegemonía del neorrealismo urbano de 1950. No se trataba de que asumieran un compromiso explícito frente al contexto peruano –como sí había ocurrido en el período anterior–, sino que estaban interesados en escrituras más atentas a lo introspectivo, a la individualidad o al arte de contar una historia sin fisuras y contundente desde el punto de vista expresivo.
“Cuentos” de Fernando Ampuero (Lima, 1949) hace posible rastrear el proceso aludido. En el amplio volumen –que reúne los ocho libros publicados en el género por el autor–, queda claramente graficado –desde “Paren el mundo que aquí me bajo” (1972)–, que Ampuero quiere afincarse en una tradición, pero ensayando una huella distinta. Tanto Ribeyro, Vargas Llosa y Bryce son sus modelos; también acusa recibo de los grandes cuentistas norteamericanos y franceses.
Una de sus constantes implica la representación de un sujeto juvenil mesocrático. Este busca una identidad al interior de un tejido castrante como el limeño, al que se zahiere con disimulo vía la descripción de su ciega burguesía. Ello ocurre en “Papá ha sido pescado”, del libro “Deliremos juntos” (1975). Asumiendo la mirada de una niña de siete años, inocente y sensible, se desentraña la madeja de un estrato mediocre e ignaro que rechaza a un escritor en potencia (el padre de la chica), exigiéndole comportamientos acordes con la 'decencia'.
Hacia 1980, la escritura de Ampuero deriva hacia otros contextos, como la diversidad de tipos humanos que medran en una urbe asfixiante y sombría como Lima. Es el mejor momento de su producción, con dos libros que han pasado a constituir referencias contemporáneas: “Malos modales” (1994) y “Bicho raro” (1996). En ambos, se entremezclan las exploraciones del mundo adolescente y sus ritos de iniciación –sexuales y morales–; la fascinación por lo sórdido y ambivalente de la psicología humana o una inclinación devota hacia los tópicos del policial negro. Ampuero supera aquí los comprensibles titubeos de la etapa anterior y construye un lenguaje directo que se amolda al tema con vigor en los diálogos. “Taxi Driver sin Robert de Niro” y “Criaturas musicales” testimonian el ascenso del mundo propio.
La tercera fase comprende los libros “Mujeres difíciles, hombres benditos” (2005), “Pequeños abismos” (2010) y “Cuentos huérfanos” (2013). Suponen un retorno a ciertos temas habituales en su obra –jóvenes que anhelan algo aún inasible–, pero teñido de un humor velado y cáustico. Hay un lugar de tributo a los seres entrañables y admirados, a la manera de “Largos de piscina con Julio Ramón”, donde Ampuero despliega una vena sentimental sin excesos.
AL DETALLECalificación: 4 estrellas de 5Autor: Fernando Ampuero.Género: Cuento. País y año: Perú, 2016. Editorial: Planeta.Páginas: 457.