A Sonaly Tuesta, viajera de vocación, la pandemia le ha impedido continuar con los periplos que desde hace 20 años comparte con los peruanos a través de su programa “Costumbres”, vía TV Perú. “Cuando recuerdo algunos de esos lugares en los que estuve, me digo por qué no me quedé allá. No hubiese habido mucha diferencia”, se lamenta con resignación, pero también con una sonrisa. Sabe que ya habrá chance de volver.
► “Costumbres” y “Reportaje al Perú” cumplen 20 años en TV Perú
Mientras tanto, ha tenido tiempo para escribir. Y el resultado es un libro que lleva el mismo nombre que su creación emblema, “Costumbres” (Artífice, 2020). Conjunto de diez crónicas que se mueven por las más disímiles regiones: de Cajamarca a Puno, de Áncash a Ucayali, pero siempre tras la búsqueda de historias valiosas, que merecen contarse. Solo que aquí no se muestran, sino que se leen.
¿Cómo ha sido pasar del formato audiovisual a la escritura? Según Tuesta, no ha sido una transición complicada. Dice que le escuchó a la argentina Leila Guerriero afirmar que la crónica es el equivalente al documental. Tan divorciados no pueden estar los géneros, entonces. “Por supuesto que en la TV está la imagen y muchas veces no necesitas describir lo que se ve. En el libro, en cambio, incido en las descripciones y evocaciones de lo que recuerdo, y eso ya lo hace todo más subjetivo”, asegura.
Más allá de las diferencias entre un formato y otro, la soltura en la prosa de Tuesta es bastante disfrutable. No le teme al refinamiento de los sentidos cuando es necesario, pero tampoco se acompleja por los coloquialismos naturales de algunas situaciones cotidianas. Los textos de “Costumbres” son honestos, entrañables y, con el complemento de tener guías útiles sobre cómo llegar a los destinos, despiertan rápidamente las ganas de coger la mochila y empezar a viajar. Por ahora hay que ser pacientes.
LA GENTE IMPORTA
Otro aspecto importante del libro es su énfasis en pueblos poco conocidos del Perú. No espere el lector encontrar Machu Picchu, Kuélap u otros clásicos paisajes de la postal turística nacional. Aquí ha primado el descubrimiento, la apuesta por nuestra diversidad. “El problema es que no tenemos una cultura de viajes –sostiene la autora–. Entonces, más allá de las grandes imágenes que nos suelen vender, no reconocemos la presencia de la gente. Y el Perú es un país de gentes, de rostros, de personas. Urge viajar hacia los pueblos”.
En esa línea, Tuesta recuerda con especial cariño, por ejemplo, a Francisca Orosco y sus trabajos hechos en chambira, en la comunidad nativa Amazonas-Río Marañón. “Una mujer extraordinaria, que tiene todas las condiciones para inspirar a más mujeres”, asegura emocionada. O el valor de las máscaras que le regaló Martín Granados en Túcume, Lambayeque. “Él me dio su máscara al final de una fiesta, cuando era un diablico de fila –cuenta–. Diez años después, cuando volví a visitarlo, él ya se había convertido en caporal y era quien dirigía la danza, además de mascarero y un gran promotor cultural. Y me regaló su nueva máscara, una mucho más grande, impresionante. De alguna manera, su vida de danzante la tengo yo”.
Autodenominada como una obsesiva por la diversidad, Sonaly insiste en la importancia de reconocer a los peruanos por su singularidad, por la multiplicidad de manifestaciones y saberes que existen, a veces, alrededor de una misma cosa. ¿Cómo crear entonces una verdadera cultura de viaje en un país al que le sobran atractivos? “La clave es tener paciencia, escuchar y observar”, asegura. Las páginas de “Costumbres” son un interesante primer paso para aprender a hacerlo.
El libro
Título: “Costumbres”
Autora: Sonaly Tuesta
Páginas: 172
Editorial: Artífice
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