Como siempre que estaba fuera de las pistas y buscaba un momento de relax junto a su familia, aquella mañana Michael Schumacher se abrigó bien, se ajustó con cuidado el casco, se puso los esquíes y sonrío al saber que pasaría un buen rato practicando uno de sus pasatiempos favoritos. Caminó sobre la nieve de la estación Méribel, el resort de esquí que solía visitar en Les Allues, Saboya, en Los Alpes franceses, con la misma imperturbabilidad con la que conducía sobre las pistas de los circuitos de carrera más exigentes del mundo. A pesar de que se había retirado definitivamente de la Fórmula 1 el año anterior, convertirse en parte del viento a través de su propia velocidad seguía dándole potencia y energía al bólido que siempre tuvo como alma.
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Eran solo las 11.07 de la mañana de aquel domingo 29 de diciembre del 2013 en el que esquiaba junto a su hijo Mick, que entonces tenía solo 14 años, cuando salió del circuito delimitado, perdió el control al bajar por una pendiente, tropezó con una piedra oculta por una fina capa de nieve y se estrelló de cabeza contra otra roca. Su casco se rompió y, aunque le evitó la muerte instantánea, el golpe fue de todos modos brutal. Durante cerca de 10 minutos y, ante la desesperación de Mick, el 7 veces campeón de Fórmula 1 quedó inmóvil sobre la nieve alpina. Un helicóptero tendría que evacuarlo de emergencia.
A partir de aquí las versiones empiezan a variar. El director de la estación Méribel aseguró que el ex piloto nunca perdió la conciencia y que “El accidente no es demasiado serio”. Otros dijeron que, si hubiera nevado más, Schumacher habría superado esa roca y seguido esquiando sin inconvenientes. Lo concreto es que tuvo un severo traumatismo craneoencefálico, con hematomas intracraneales y edema cerebral difuso. Sin embargo, desde que fuera evacuado e ingresado, primero, al Hospital de Moutiers y, luego, al Hospital Universitario Grenoble-Alpes, poco más se supo de su estado de salud en los casi 8 años que han pasado, por decisión de su esposa Corinna. Lo único que parece claro es que nunca más será el mismo. La bandera a cuadros se había agitado por última vez. La leyenda silenciosa había nacido.
El reposo del guerrero
Las muestras de cariño desde su país y el mundo entero se hicieron inmediatas. Los titulares de los diarios, sin embargo, dejaban a sus seguidores en suspenso. Por supuesto, esta no era la primera vez que Michael Schumacher estaba en un riesgo serio. Cuatro años antes, en el circuito de Cartagena, en Murcia, España, el ex piloto de Fórmula 1 perdió el control de su moto cuando manejaba a unos 200 kilómetros por hora y sufrió golpes serios en el cuello, el tórax, un codo y una de sus muñecas. Johannes Peil, un médico que lo atendió en ese momento, aseguró que ya desde aquel 13 de febrero del 2009 el cerebro de Schumacher había quedado dañado. De hecho, eso pudo influir en la caída en esquí y sus secuelas.
Habían pasado ya 5 años de su último título de Fórmula 1 y el nacido en Hermülheim -entonces Alemania Occidental- el 3 de enero de 1969, ansiaba nuevos retos que superar. Ese mismo año, sin embargo, tras el grave accidente que sufriera el piloto brasileño Felipe Massa el 29 de julio en Hungría, Schumacher fue elegido para sustituirlo hasta que se restableciera. Finalmente, el 11 de agosto anunció que no lo haría a causa de unos dolores de cuello que no le permitirían manejar con comodidad. A pesar de que en diciembre de ese año sí concretaría su vuelta a las pistas, fichado con la escudería Mercedes, quizás ese malestar fue ya una primera señal de lo que vendría.
Tras un comienzo flojo para sus pergaminos, y resultados decepcionantes en 2010 y 2011, ‘Schumi’ fue mejorando su performance hasta alcanzar el podio por primera vez desde su regreso en el Gran Premio de Europa, realizado en Valencia, España, la tarde del 24 de junio del 2012, por detrás de Kimi Räikkönen y Fernando Alonso. Lo lograba tras casi 6 años, pues el 1° de octubre del 2006 -99 carreras antes- había ganado el Gran Premio de China. “Es una sensación maravillosa estar de vuelta después de tanto tiempo”, dijo bajo el sol valenciano el piloto, contento por su tercer lugar, a pesar de haber obtenido 91 victorias antes de aquel día.
Nada hacía prever, sin embargo, que sería la última vez que subiría a un podio en su carrera.
El alemán volador
A Rolf Schumacher, mecánico de la pista de karts de Kerpen -en el estado de Renania del Norte-Westfalia- y amante de la velocidad, decidió adaptarle un motor a un kart a pedales, porque le pareció buena idea que su pequeño hijo de 4 años vaya familiarizándose con el manejo, las pistas y la competencia. Era 1973 y aquella fue la primera vez que Michael conduciría. A los 16 años llegó a ser subcampeón mundial junior de karting y, a los 18, campeón alemán y europeo. El sueño de su padre se había cumplido. Durante los siguientes años, el futuro campeón mundial fue progresando en Fórmula Konig, Fórmula Ford, Fórmula 3, el Campeonato Mundial de Marcas o las 24 horas de Le Mans. Por fin, tuvo la oportunidad de debutar en la Fórmula 1 como parte de Jordan, en 1991, pero tras un debut brillante –y un lío judicial de por medio- pasaría casi inmediatamente a Benetton. En 1992 obtuvo ocho podios y ganó el GP de Bélgica. En 1993 hizo lo mismo en el GP de Portugal. A pesar de que 1994 sería, en lo personal, el año de su gran consagración al obtener su primer título mundial, también vería de cerca la tragedia, mientras participaba en el GP de San Marino, en Imola. En un mismo fin de semana, Rubens Barrichello tuvo un grave accidente, mientras Roland Ratzenberger y Ayrton Senna perecieron en distintas carreras. Cuando Schumacher ganó, levantó el puño varias veces al cruzar la meta, en un gesto de celebración, además de sonreír al subir al podio, aparentemente ajeno a las recientes tragedias, lo que le hizo ganarse una gran cantidad de detractores. Posteriormente, esto motivó en Schumacher una reflexión que, dadas sus circunstancias actuales, suena cruelmente irónica: “Pasquale -Lattuneddu, mano derecha de Bernie Ecclestone y uno de los hombres fuertes de la Fórmula 1- nos había dicho que (Ayrton) estaba en coma. Pero en cuanto a lo que sé de “coma”, existen diferentes tipos (…) a veces es peor de lo que piensas y no quieres creer que algo malo sucedió ¡No quieres creerlo! Aproximadamente, 2 horas después de la carrera el señor (Tom) Walkinshaw –de Benetton- me dijo que la cosa iba muy mal. Le dije: “No. Está en coma. No necesariamente es algo malo, teniendo en cuenta que su golpe fue muy malo”. Algunas versiones, incluso, sostienen que Schumacher llegó a decir que el accidente era su culpa, pues él venía detrás de Senna en la pista. Se sabe que, las siguientes veces que Schumacher compitió en Brasil, visitó la tumba de Senna a manera de homenaje. En setiembre del 2000, tras superar las 41 victorias logradas por el brasilero, Schumacher lloró emocionado en plena conferencia de prensa frente a todos. Y pensar que aún le quedaban 50 victorias más por celebrar.
Lo cierto es que el también llamado “Káiser” se mostró muy afectado por la muerte del hoy legendario piloto brasilero, a pesar de la controversia que tuvieron durante el GP de Brasil, el año anterior, tras una disputada carrera. La admiración competitiva, sin embargo, se mantuvo. Eran los tiempos en que tanto Senna, como Schumacher, Damon Hill, Alain Prost, Mika Häkkinen o Gerhard Berger brillaban como pilotos y la pugna entre escuderías la protagonizaban Williams-Renault, Benetton-Ford o Ferrari. En 1995, Schumi repetiría título mundial con Benetton y, un poco más tarde –ya como parte de Ferrari- lo ganaría cinco veces seguidas: 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. Un record absoluto que solo pudo ser igualado por Lewis Hamilton el año pasado.
Aquella primera reacción a pesar de las muertes de Ratzenberger y Senna no sería, sin embargo, la última polémica de la que sería parte. En las pistas tuvo roces con Damon Hill, Jacques Villeneuve y hasta con su ex compañero Rubens Barrichello tras arriesgadas maniobras.
Schumacher hoy
“Él no quería ir a la nieve sino a Dubái. Me dijo que la nieve no era ideal, que podríamos volar a Dubái y hacer paracaidismo”, revela su esposa Corinna en el documental “Schumacher” -que puede verse desde hoy en Netflix-, sobre las sensaciones del ex piloto, previas al accidente que lo dejó postrado. Tras la caída en esquí, Schumacher fue operado dos veces y permaneció por varios meses en coma. Después de eso, fueron pocos los que pudieron visitarlo y poco también lo que se supo sobre su estado de salud o posibles progresos en sus funciones cognitivas o motrices. Se ha dicho que no puede caminar ni hablar, que no está intubado, que ya puede ver las carreras de autos y poco más. Su mansión a orillas del Lago Geneva, en Suiza, tuvo que ser adaptada para su nueva vida. Otra residencia en Mallorca, España, donde se rumorea que pasa algún tiempo junto a su familia y los médicos y fisioterapeutas que lo atienden, también fue modificada con el mismo fin.
“‘Lo privado es privado’, siempre decía él. Para mí es muy importante que pueda seguir disfrutando de su vida privada tanto como sea posible. Michael siempre nos protegió. Ahora estamos protegiendo a Michael”, dice también Corinna en el documental, en el que pueden verse imágenes inéditas de la vida y carrera de Schumacher, además de declaraciones de su hermano Ralf, pilotos como Sebastian Vettel, Mika Häkkinen o David Coulthard, de Bernie Ecclestone o de sus hijos Gina y Mick, el que estuvo con él aquel fatídico día y que hoy le ha tomado la posta como piloto exitoso, ganando el campeonato de Fórmula 2 el año pasado. Sus fanáticos esperan que el documental les brinde algunas respuestas sobre el estado actual de Schumacher.
Basta un vistazo a sus redes sociales para medir la magnitud de su vigencia. Son más de un millón 627 mil seguidores en Facebook, 206 mil en Twitter o 938 mil en Instagram que siguen pendientes de su salud, como si todos ellos estuvieran esperando que Schumi apareciera repentinamente allí para anunciar que ya estaba todo bien, como si nada, como si, inmediatamente después, fuera a subirse nuevamente a su coche para otra carrera en la que sea nuevamente el más veloz, el más resistente, el imbatible.
Schumacher
Año: 2021
Duración: 112 min.
País: Alemania
Dirección: Hans-Bruno Kammertöns, Vanessa Nöcker, Michael Wech
Guion: Hans-Bruno Kammertöns, Vanessa Nöcker, Michael Wech
Música: Peter Hinderthür, Christian Wilckens
Disponible en Netflix desde hoy
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