Hace 5 años agarró una cámara de video, armó un estudio de grabación portátil y se lanzó a la carretera. Decidido a trascender geografías, idiomas y fronteras, empezó por documentar el gospel que suena en las calles de Harlem. A grabar el rythm and blues de Nueva Orleans, heredero de los insignes Louis Armstrong, Pete Fountain y Wynton Marsalis. Luego voló al Caribe: en San Juan de Puerto Rico investigó las estructuras poéticas y musicales de la bomba y la plena y en La Habana el fraseo de los cantos africanos en el Callejón de Hamel. Su frenesí de preguntas y respuestas. De solo y coro. Hasta que el año pasado desembarcó en Lima y continuó la jarana en Cañete y Chincha.
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Es Matt Geraghty (45), multiinstrumentista norteamericano que desde el 2013 recorre las ciudades con raíces musicales africanas para grabar una serie de clips documentales y discos conteniendo improvisaciones, tradiciones, historias y herencias culturales provenientes del continente negro. Su idea central es construir comunidades musicales bajo tres principios rectores: unidad global, libertad y creatividad.
“El año pasado llegamos a Perú y encendimos la cámara para ver qué historia se nos iba a revelar. Grabamos y entrevistamos a 20 músicos y surgieron temas comunes que incluyen los desafíos que las mujeres tienen en la sociedad. Les preguntamos cómo definiría la libertad y la creatividad. Y encontramos grandes respuestas en las poderosas mujeres de la escena musical afroperuana. Just Play funcionó como un espejo de vuestra sociedad”, dice el músico.
De rompe y rajaAsí, el primer documental más disco producido por Geraghty para Just Play Perú se llama “Las guerreras de la música afroperuana” y contiene las voces de Rosario Goyoneche, Rosa Guzmán, Victoria Villalobos, Catalina Robles, Gisella Giurfa, Julie Guillerot, Susana Matute, Sofía Buitrón, Araceli Poma, María Elena Pacheco y María del Carmen Padilla.
“Musicalmente estoy asombrado por estas mujeres. Tengo mucho respeto por su arte y me sentí honrado de poder juntarlas en estos dos formatos. Encontré en ellas un verdadero sentido de comunidad y unión, un deseo sincero de preservar la música afroperuana para las próximas generaciones y un verdadero impulso creativo para avanzar en el arte y denunciar el racismo, el sexismo y la falta de igualdad con las que ellas tienen que lidiar dentro y fuera del escenario”, agrega.
Todo lo cual, desde luego, constituye una excelente plataforma para visibilizar lo nuestro en el escenario internacional. “Estamos lanzando el álbum y más clips documentales este año, lo cual destacará a estas artistas en la prensa foránea. El disco, además, cuenta con invitados de clase mundial provenientes de Nueva York y Chicago, como el acordeonista Gil Goldstein, arreglista de Sting, Bobby McFerrin, Pat Metheny y ganador de un Grammy. También tenemos al multi-instrumentista Howard Levy, fundador de Béla Fleck and the Flecktones, ganador de dos Grammys y saxofonista de Paquito D'Rivera, Donald Fagen y Paul Simon. Y también contamos con el baterista Yayo Cerka, de Angelique Kidjo, que le inyecta el ritmo de África Occidental al álbum”.
¿Y cuál consideras que es el rasgo distintivo, esa marca irrepetible, de la música peruana? “Hombre, el ritmo. Todavía estoy aprendiendo a sentir esos ritmos peruanos y a tocar esos géneros en el bajo. Sé que todo comienza con el baile, como la marinera, en la que ahora estoy trabajando. Al igual que los artistas de Nueva York, Nueva Orleans, Cuba y Puerto Rico, en estos registros de Just Play las artistas peruanas integran un contingente de 275 músicos registrados hasta ahora. Escuchar lo afroperuano ha sido trascendental en nuestro viaje. Y estamos trabajando con nuestros diferentes socios y auspiciadores, con instituciones culturales dentro y fuera de Perú para reforzar nuestros contenidos y producir ”Las Guerreras de la música afroperuana“ en vivo en el Carnegie Hall de Nueva York”.
Mientras tanto, Just Play proyecta su mirada a Ecuador, Bolivia, Brasil y Colombia antes de cerrar el ciclo sumergiéndose en la música del África Occidental, que es donde todo empezó. Para tejer una red de mil artistas donde la poesía del canto negro peruano —su inigualable juego poético, rítmico y melódico— termine subyugando a la audiencia con su chispa y dinámica vital. Un destilado de palabras, imágenes y sonidos producidos en Lima por los cantantes criollos Araceli Poma y Javier Lazo bajo la batuta de Matt Geraghty, autoridad internacional del groove jazz también conocido como ‘el Antony Bourdain de la música’, nada menos.