Por momentos le duelen los dedos de la mano izquierda; por momentos, la muñeca derecha. Son las partes del cuerpo que Andrés ‘Chimango’ Lares (Ayacucho, 1957) ejercita con más ahínco cuando empieza a hacer vibrar las cuatro cuerdas de su violín. Toca con gesto adusto: le corresponde al instrumento transmitir su amplia gama de emociones, no a él.
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A un paso de cumplir 50 años de carrera artística, Lares dice que alivia sus dolores con medicina natural. Así como natural es su inspiración. “Yo compongo de oído –nos dice desde el centro cultural que lleva su nombre, en Chorrillos–. Compongo desde la vivencia misma. A mí me motiva el sonido del viento, el canto de los pájaros. Eso me inspira”, cuenta el músico que trabajó en la banda sonora de “Willaq Pirqa”.
Hoy, el apelativo de ‘Chimango’ –que proviene de postre ayacuchano que de niño comía con peculiar deleite– está inseparablemente ligado al violín. Eso a pesar de que durante un tiempo estudió Lingüística en San Marcos. Hasta que se dio cuenta de que las palabras sobraban para todo lo que buscaba expresar con la música.
“Me gustaba también el arpa, pero es un instrumento de mucho volumen y el afinamiento es un poquito complicado. ¡Son 36 cuerdas! Del violín me gusta su cercanía a la voz humana. Es un instrumento que va más con mi personalidad. Si estoy triste, salen melodías tristes; si estoy alegre, saldrán melodías que contagian”, explica el maestro nacido en Cabana, provincia de Lucanas.
MANTENER EL LEGADO
Además de violinista, ‘Chimango’ es uno de los mayores difusores de la danza de tijeras. Y en sus espectáculos ha sumado a dos pequeños bailarines, Andrés y Valentina, nieto y nieta. Es una forma de que el legado cultural parta desde lo familiar. Y una razón de orgullo personal y artística para el músico de 66 años.
Junto a ellos es que, a fines del año pasado, estuvo de gira por Europa. En sus viajes para difundir la cultura musical peruana, Lares comparte con muchos otros artistas de comunidades nativas del mundo. Son muy diferentes todas entre sí, pero a la vez tienen mucho en común: las ganas de preservar su identidad, su respeto por las raíces –en especial la tierra–, y la música los ayuda a superar cualquier barrera idiomática.
“Con que afines a 440, como decimos, es suficiente para que te pueda seguir un músico ruso, un tailandés o un africano. Eso es universal”, afirma ‘Chimango’ sobre su constante intercambio con representantes de la música del mundo.
Mientras alista su libro de memorias, que espera publicar el próximo año, cuando celebre medio siglo de trayectoria, ‘Chimango’ dice que por ahora ningún dolor lo detiene. “Si pudiera llegar a los 60 años de carrera, sería maravilloso. Pero eso solo el Divino lo sabe –afirma–. Mientras tanto, como dice la película, kachkaniraqmi. Sigo siendo”.
‘Chimango’ presentará el espectáculo “La leyenda del Niño Danzaq – Origen de la danza de tijeras”, puesta en escena con 50 artistas y músicos invitados.
Esto tendrá lugar en el Gran Teatro Nacional, en San Borja, el viernes 10 y sábado 11 de mayo. Las entradas están a la venta en Teleticket.
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