Nos hemos (mal)acostumbrado a las pantallas gigantes, a las plataformas giratorias, a los pirotécnicos y al pica pica que inunda los conciertos. También a las banderas peruanas, al cantante poniéndose la camiseta de la selección, al infaltable chullo. No es que de por sí sea incorrecto que un show cuente con toda esa parafernalia y performance, pero no son pocos los artistas que eligen apabullar a su público con sucesivos golpes de efecto para desviar la atención de lo que, en el fondo, es lo más importante del espectáculo: la música.
La respuesta de la audiencia, entonces, es lógica: una multitud de brazos en alto cargando teléfonos para grabar todos la misma imagen, para subir la misma historia al Instagram o hacer el mismo TikTok. De nuevo: no es que de por sí sea incorrecto que alguien quiera inmortalizar un instante en un concierto, pero el asunto ha alcanzado últimamente niveles preocupantes. La locura por los celulares incomoda al resto, disuelve la magia de disfrutar un show en vivo, y ni siquiera sirve para obtener un registro valioso para la posteridad. El 99% de los videos grabados son francamente horrendos.
Valga toda esta introducción y descarga de frustraciones para hablar de un show como el de Beach House del último martes, destacable por todas las razones opuestas. La banda de Baltimore ofreció el mejor concierto del año en el Perú sin necesidad de grandes aspavientos: solo tres figuras estáticas en escena –la vocalista y tecladista Victoria Legrand, el guitarrista Alex Scally y el baterista James Barone– a quienes apenas vemos silueteadas sobre un fondo en el que se proyectan elegantes juegos de luces, y humo, mucho humo.
Y del otro lado, en las graderías del Anfiteatro del Parque de la Exposición, un público en perfecta comunión con la banda. Entregados a las densas melodías del dream pop, hipnotizados por la voz dulce y rasposa de Legrand. ¿Celulares en alto grabando el ritual? Uno que otro por allí, pero solo excepciones. Porque el disfrute colectivo sin afanes individualistas y efímeros, aunque no lo crean, es posible. Y también es hermoso.
SONIDOS INOLVIDABLES
La noche comenzó con la actuación de Mario Silvania, emocionante sobre todo porque tuvo sabor a justicia con este persistente pionero del shoegaze, el pop y la electrónica en el Perú. Desde que en los años 90 conformara el dúo Silvania junto a Cocó Ciëlo –brutalmente asesinado en España, en el año 2008–, el músico mostró una sensibilidad especial, cambiante, reacia a los sonidos establecidos y repetitivos. “Esta presentación está dedicada a mi compañero de toda la vida, que fue Cocó”, dijo un conmovido Silvania, que recibió el cariño y la gratitud de un público consciente de su valía.
Tras un receso breve, Beach House apareció sobre el escenario a las nueve y media de la noche. Como en toda su gira, el arranque vino con “Once Twice Melody”, tema que también abre su más reciente álbum del mismo nombre. Un disco fascinante por sus dimensiones –casi 90 minutos de duración– y porque confirma que estamos ante un grupo en plenitud creativa.
De ese disco tocarían más adelante otras canciones notables como “Pink Funeral”, “Only You Know”, “Superstar”, “New Romance” y “Over and Over”. Pero tratándose del primer concierto que ofrecieron en el Perú, no podían faltar una seguidilla de temas clásicos: allí estuvo el onirismo de “Lazuli”, la trascendental “Levitation”, la fuerza ruidosa de “Dark Spring” y “Lemon Glow”. “PPP” fue un punto muy alto, y la infaltable “Space Song” [que se viralizó en TikTok por un meme] arrancó suspiros, como era de esperarse.
La interacción con el público por parte de Legrand y Scally fue estrictamente musical, una conexión sostenida en el encanto sónico de sus melodías. Retraídos y silenciosos, solo ofrecían algunas palabras de agradecimiento que, sin embargo, se percibían auténticas. El laconismo se interrumpió quizá en dos breves momentos: cuando Scally presentó un par de viejas canciones –”Take Care” y “Gila”– dedicándoselas a quienes los han seguido desde sus inicios. De lo mejor de la noche, sin duda.
¿Cuántas bandas de la actualidad podrán transmitir tanto con tan poco? Difícil saberlo. Puede que lo de Beach House no vaya a figurar en las grandes listas de fin de año; quizá pase desapercibido también entre los megaconciertos que se han celebrado en Lima este año (y los que faltan celebrarse aún). Pero todos esos devotos sin celulares que se congregaron la noche del último martes podrán confirmar, con la música aún sonándoles en la cabeza, que la experiencia ha dejado una huella indeleble y preciosa, bien grabada en nuestra memoria sentimental.
- Once Twice Melody
- Lazuli
- Dark Spring
- Levitation
- Silver Soul
- Pink Funeral
- PPP
- Only You Know
- Take Care
- Girl of the Year
- Superstar
- Gila
- Lemon Glow
- New Romance
- Space Song
- Over and Over
- Myth
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