En el 2019, los cineastas brasileños Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles estrenaron en el Festival de Cannes su largometraje “Bacurau”, con el cual ganaron el Premio del Jurado. Unos meses después, la película obtendría el premio principal del Festival de Cine de Lima y varios otros galardones. Todos merecidos, por cierto. Porque “Bacurau” era una obra sólida y cautivante, pese al alto riesgo de su propuesta: un delirante cruce entre el western y la ciencia ficción, entre el drama y la fantasía. Como si Tarantino filmara bajo los efectos de alguna planta alucinógena.
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Cinco años después, la película es adaptada por primera vez a las tablas, mediante una puesta en escena llevada a cabo por alumnos de la Especialidad de Teatro de la Universidad Católica, y dirigida por la brasileña Ana Julia Marko. “En realidad es una adaptación del guion original, que es muy diferente a lo que Kleber y Juliano editaron para la película –explica a El Comercio la directora–. Por eso mucho de lo que hay en esta obra no está en la cinta. A ello le hemos sumado un texto de Arguedas, otro escrito por los propios estudiantes, y cosas mías”.
Esta no es la primera vez que Marko adapta una película al teatro (ya lo había hecho, por ejemplo, con la cinta argentina “Relatos salvajes”) y para ello sigue un proceso especial. “Lo que intento es extraer la esencia de la película, lo básico. Y en esa línea trato de ‘olvidar’ e filme, la imagen. Todo se transforma en una dramaturgia”, detalla.
¿Cuál es esa esencia de “Bacurau”? La historia de resistencia de un pueblo –llamado Bacurau, de allí el nombre de la película– que puede considerarse fantasmal. Temporalmente, los hechos ocurren en un momento algo indefinido; geográficamente, su localidad no aparece ni en los mapas. Pero su gente, siempre festiva y guerrera, se une frente al asedio de violentos militares de impronta nazi y de políticos sin escrúpulos y muchas malas intenciones.
Una historia en común
En ese sentido, “Bacurau” no solo retrata una historia específica ocurrida en Brasil, sino que sintetiza mucho del espíritu de Latinoamérica. “Yo busco mirar cómo es que nuestra región no solo usa el dolor para frenar acciones, sino que ve en la alegría y en la fiesta algo importante para que los pueblos puedan salir adelante. Eso en Brasil se manifiesta muchísimo, pero también en México o en el Perú”, afirma Marko.
Ese rasgo en común de tantas comunidades en América Latina se traduce en esta puesta en escena a través de fragmentos musicales con canciones del origen más diverso. Por eso también es clave el sentido de comunidad, de un pueblo que se organiza para evitar se aniquilado. La violencia en “Bacurau” es chocante, inesperada, pero terriblemente cercana y familiar.
Por todo lo dicho, la adaptación empata perfectamente con la entrega y la fuerza coral del colectivo de actores y sobre todo de actrices (porque es un elenco sobre todo femenino), que ejecutan las acciones con el frenesí que demanda la historia.
“Bacurau” se presentará del 10 al 16 de febrero en el teatro del Centro Cultural PUCP (Av. Camino Real 1075, San Isidro). Las entradas están disponibles en Joinnus.
El elenco está conformado por Ariana Mendoza, Claudia Mostorino, Claudia Tuesta, Dayana García, Fiorella Bastidas, Gianella Soto, Gianfranco Leguía, Grisel Cherres, Jair Zea, Karen Iberico, Leonardo Sifuentes, Melissa Valverde, Nicole Llave, Nicole Owen, Silvana Oblitas, Silvana Ventura, Simón Vásquez de Velasco y Sofía Núñez.
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