“Espíritu Travieso”: La comedia que muestra la vida después de la muerte con humor

La inspiración, esquiva para muchos, se convierte en el horizonte lejano de innumerables artistas que, en su búsqueda, son capaces de superar toda expectativa. Víctor Hugo la buscaba desnudo, para no distraerse con la tentación de salir de su encierro. Truman Capote nunca comenzó o terminó un escrito suyo un viernes. Y Dan Brown colgaba boca abajo para despejar su mente y dejar fluir las ideas.

No es descabellado pensar que, en algún rincón del mundo, algún escritor se aventurara al mundo esotérico para invitar a la musa que bañe su pluma con creatividad. En el caso del ficticio novelista Carlos Condomine, protagonista de la obra “Espíritu Travieso”, a quien consigue llamar en una sesión espiritista es a su difunta exmujer.

En ese contexto se desarrolla esta comedia, donde la excéntrica médium Madame Arcati (Celeste Viale), la actual pareja del escritor, Ruth (Wendy Vásquez), el fantasma de su exesposa fallecida hace 7 años, Alice (Andrea Luna), y el literato (David Villanueva) se verán envueltos en una serie de enredos y malentendidos.

“Esta obra te pone en la fantasía que hay dentro del universo de los médiums, pero también explora otros hechos no palpables como la política y la institución familiar. No aborda estos temas con seriedad, sino a través de la comedia es que encuentra ese gran impulso”, nos cuenta Mateo Chiarella en entrevista con El Comercio.

Más que bromas, la comedia en el teatro se trata de situaciones. Momentos divertidos, pero lejanos, tal y como advierte una cita atribuida a Charles Chaplin: “La vida es una tragedia cuando se ve de cerca, pero una comedia en perspectiva”. En el caso de “Espíritu travieso” se aprecian ambas caras de la misma moneda. En mayor o menor medida, la crítica social se encuentra envuelta en una capa de ocurrencias.

“La comedia ayuda a sobrellevar la realidad, que muchas veces puede ser muy cruenta. A veces se piensa que en momentos como estos solo se debe hablar en teatro sobre la misma realidad, pero la comedia ayuda a sobrellevar estas situaciones, algo que es bueno para la salud mental”, explica Chiarella.

Para llegar a conseguir el tono correcto que hará que funcione el gag - chiste visual breve para provocar risa - y no se sienta obvio, se deben equilibrar varias características como el timing preciso, la naturalidad en la ejecución y la integración fluida en la narrativa.

“A veces veo en los ensayos que los actores se inclinan mucho al drama, algo natural al involucrarse con la postura de su personaje, pero debemos utilizar la ironía, el sarcasmo y el cinismo como características ineludibles para interpretar estas comedias”, comenta Chiarella. “Esto es un trabajo parecido al de un artesano, hay que ir puliendo varias cosas e ir dando seguimiento al tono de la comedia para que no se convierta en algo burdo”, agrega.

Esta farsa fue escrita en 1941, durante un periodo de gran agitación y cambio; sin embargo, aún guarda vigencia. Noël Coward, el autor, utilizó el humor como una herramienta para enfrentar las dificultades de la época. Es sin duda la forma que tenía de sobrellevar sus conflictos y, a la vez, de hacer que el público londinense encontrara en ellas un refugio por la crisis que ocasionó la Segunda Guerra Mundial. La comedia ofrecía una válvula de escape, permitiendo a los espectadores reírse de sus propias desgracias y encontrar un alivio temporal en medio del caos y la incertidumbre.