Cinco años tuvieron que pasar para que Katerina D’Onofrio volviese a sentirse segura en las tablas de un teatro. La protagonista de “La última tarde” hoy se encuentra enfrentando los espectros de la pandemia que le dejaron huellas de ansiedad y ataques de pánico. Sin embargo, con el reestreno presencial de “Ausente”, obra digital que estrenó durante el confinamiento, finalmente da un paso crucial para reconectarse con la pasión de su vida: la dramaturgia.
“Anteriormente la puesta se realizó en mi departamento y fue compartida por streaming. Fue muy emocional, porque había una connotación de soledad y representaba la incapacidad de abandonar tu hogar”, dice la actriz en entrevista con Diario El Comercio. Para capturar esas emociones, esta versión actualizada incorpora grabaciones previas en la puesta en escena para crear una dinámica temporal en la narrativa.
El monólogo se centra en la vida de una mujer que hallaba confort en su soledad hasta que, durante la cuarentena, una melodiosa voz emerge del piso inferior. Un vínculo se forma entre ella y este enigmático cantar. A partir de entonces, la aparente tranquilidad se trasmuta en soledad y ansias por el contacto humano.
“El personaje no ha salido de su situación, y eso nos ayuda a preguntarnos, ¿qué sucede ahora con las personas que vivieron experiencias muy duras durante la cuarentena?”, agrega. E indirectamente es una pregunta que le permite también hacer introspección y narrar su experiencia durante el encierro, su catarsis actoral con la presente obra, la superación del terror a los escenarios y más.
—¿Cómo aún se mantiene vigente el tema de la pandemia para ti?
Creo que recién estamos saliendo [de este periodo], y hay secuelas complicadas. No solo pérdidas, sino también cuestiones muy personales que surgieron después de esa soledad. Para mí, es una herida que recién está cicatrizando. Pensé que lo había pasado “bien”, ya que tengo suerte en muchas cosas, pero también han surgido muchos miedos, incluso el de si debería regresar al teatro o no. Al principio, pensé: “No lo haré. Si la pandemia significa que tengo que quedarme dictando, escondiéndome detrás de una cámara, así será”. Me dolía porque el teatro te mantiene vivo con la presencia y energía de las personas, pero el terror a la exposición me impedía considerar la idea de volver al teatro. Si lo estoy haciendo ahora es gracias a Ernesto [Barraza], quien me ha convencido a punta de frases hermosas.
—Claro. Porque mientras leía sobre ti, notaba que antes del periodo de encierro estabas atiborrada de proyectos , pero luego hubo una larga pausa. Me preguntaba qué te llevó a no embarcarte en una nueva obra de teatro.
Sí lo hice, pero tuve que dejarlo porque no me parecía justo involucrar a otras personas en estos miedos tan personales. De hecho, cuando Ernesto me presentó esta propuesta, inicialmente dije que sí, luego una semana después dije “ya no”, y luego volví a cambiar de opinión. Ya no sé si él es director o psicólogo, pero gracias a los años que hemos trabajado juntos, me ha brindado la confianza suficiente. Si no hubiera sido por él y el hecho de que la historia de la obra sea tan personal para mí, no habría tenido la iniciativa de presentarme en otro tipo de proyecto [teatral].
—¿Eran ataques de pánico?
Sí, creo que los tenía [desde antes], pero no era consciente de ello. Durante la pandemia, se intensificaron en un grado extremo. Estando confinada no me daba cuenta, hasta que salí y sentía la necesidad de regresar inmediatamente a casa. No tenía deseos de volver a ser social, todo lo contrario. Empecé a sentir angustia, ya no repasaba el texto [del proyecto renunciado], sino que sentía miedo. Y pensé: “No me voy a arriesgar”. ¿Qué tal si me da un ataque ahí frente a todo el público? Así que decidí cuidarme, abordarlo y trabajarlo.
"No me gusta cubrirme detrás de los personajes, al contrario, me desnudo con ellos".
—Lo cuentas en pasado. ¿Cómo te encuentras ahora?
Ahora estoy en un estado de aceptación. Siempre habrá miedo, pero creo que he superado en parte esa etapa. Siento algunos nervios, pero no como antes. Este proyecto solo depende de mí, ya que es un monólogo. Si no me presento, por último me j*** yo sola. Pero qué importante fue hacer un escaneo por lo que había pasado. No sabía que ser ermitaña había resonado tanto en mí, porque antes había elegido la soledad como refugio en ciertos momentos, pero cuando me la impusieron, ahí fue donde empezó todo. Ahora, ¿qué más bonito que mi trabajo actoral y presencial para contar abiertamente lo que me sucedió? No me gusta cubrirme detrás de los personajes, al contrario, me desnudo con ellos. Lo cuento con total sinceridad porque probablemente si no soy yo quien está pasando por eso, alguien más lo está experimentando.
—La pandemia también es un tema fantasma que muchos prefieren evitar o de plano no lo recuerdan. ¿Te ha sucedido también?
Siento que, por momentos, he borrado ciertas cosas muy dolorosas y ¡tac!, hice pausas. Quizá es una defensa del cerebro, que sabe lo que ha ocurrido pero no quiere registrarlas. Por eso, con esta obra, también abrimos otro tiempo para armar un rompecabezas en el que tratamos de reconstruir la historia, aunque al personaje no le sea posible.
—¿Crees que el público también tendrá dificultades para presenciar esta obra por los temas de muerte y soledad que abarca?
No creo que sea tan complicado, porque a pesar del dolor, la esperanza, el amor y todos esos temas, el formato de 15 minutos ayuda un montón. Si yo me quedase haciendo la obra por 40 minutos, salgo y me mato. Por eso también ajustamos “Ausente”, ya que el monólogo original que grababa duraba cerca de 25 minutos. Aun así, terminaba exhausta. Me hubiese gustado que se pudiese escuchar los aplausos del público.
—¿Terminó ayudando? Como una especie de terapia.
(Risas) No lo considero así, porque las terapias me llegan al p*****. Lo asocio más con una catarsis.
—¿Por qué?
Porque lo asocio con [Sigmund] Freud o [Jacques] Lacan. Opto más por el enfoque holístico. Porque sí, aunque estoy haciendo una suerte de cambio de roles, para mí si hay un tipo de terapia es la de conectar y vincular con el público a través de una historia en común. No hay nada más humano que eso.
—Prefieres la meditación.
Exacto. Si no tuviese la meditación, uf. He tenido altibajos en ese camino también, porque ese camino es bien riguroso y la vida no siempre es igual, así que depende de la disciplina y la constancia. Pero si estás pasando por momentos emocionales intensos, ahí radica el desafío: ¿Cuánto permites que las emociones te consuman? La meditación estabiliza. Sin embargo a veces no quería hacerlo por flojera, y luego me sentía culpable. Entonces siempre he estado retomándolo. Me encantaría ser una persona menos emocional. Pero sí, la meditación y mis amigos me han ayudado a regresar al teatro.
"Siempre he tenido una gran admiración por el teatro porque implica poner el cuerpo y estar dispuesto, presente y claro durante mucho tiempo".
—Y apegándonos más a tu vida profesional, ¿Cuál ha sido tu refugio actoral en todo este tiempo?
Primero fue la cámara, y ahora, que es la primera vez que vuelvo al teatro. La última obra que hice fue “El sistema solar” en 2019 en Arequipa y Lima”, bajo la dirección de Mariana de Althaus, o sea que ya han pasado cinco años..
—¿Y la docencia? Enseñas actuación y teatro de forma virtual.
Sí, eso me salvó. Estoy detrás, dirigiendo las escenas, aunque no tengo el cuerpo ahí. Pero sí fui a ver teatro. Siempre he tenido una gran admiración por el teatro porque implica poner el cuerpo y estar dispuesto, presente y claro durante mucho tiempo. Para mí, los grandes actores y actrices tienen eso. Cómo perduran y cómo no les importa el resto del día. A veces las cosas me afectaban durante el día y ajustaba algunas cosas para la escena haciendo teatro. Hay personas que parecen estar hechas para el teatro.
—Hace nueve años dijiste que querías dirigir y escribir guiones. ¿”Ausente” fue un primer acercamiento?
Claro, dije: “Si no voy a dirigir a nadie, me voy a dirigir a mí misma” (risas). En esta experiencia siento que fue una cocreación y codirección. No sé si esto sería “autodirección”, porque siempre es importante que alguien te mire y te guíe. Aun así, sí, todavía quiero dirigir.
—Desde el cine, me enteré que tiene un nuevo proyecto con Amazon.
Me han prohibido hablar de ello, aunque no es un personaje protagónico. Pero me emocioné porque me encantó. Además, el director es alguien con quien trabajé en “La Gran Sangre”. También estoy en otra película, del cual no sé si debo hablar, pero empezaremos a rodar entre noviembre y febrero. Se verá más rápido que el anterior, y lo interesante es que se grabará en Lima y parte también en la selva. El director es un chico ecuatoriano. Aquí tampoco tengo un papel protagónico, pero la actriz que interpreta a mi hija en la ficción sí lo tiene. Es más acción, pero igual estoy entusiasmada porque me gusta mucho el cine y porque volveré a mi hermosa selva.
—Entonces, vuelves con fuerza nuevamente.
Sí. Después de la pandemia, lo primero que hice fue televisión, que si bien no es lo que más me encanta hacer, igual le agradezco un montón porque me ha ayudado a hacer oficio. Aunque este proyecto aún no se ha estrenado. Es una producción que saldrá el próximo año. Por eso dije que me sentí refugiada en las cámaras. Pero eso sí, no sé cuándo sale porque eso no es como el cine donde puedo preguntar: “¿en qué momento salgo?”, ya que la pantalla chica tiene muchos proyectos alrededor.
—¿Cuáles son los proyectos en los que te enrumbas ahora?
Ahora estoy enseñando en la escuela ECRAN (dictará el taller de “Actuación para cine” desde este 17 de julio), tengo esta película, y quiero estudiar curaduría para realizar una exposición experiencia junto a mi hermano [el artista Pedro D’Onofrio] . Quiero llevar a la gente a su taller y hacer algo con las instalaciones. Creo que somos una buena dupla y que podemos avanzar juntos. Estoy llena de energía.
"Ausente" es un monólogo en formato de teatro breve, escrito y dirigido por el dramaturgo y director Ernesto Barraza Eléspuru con la actuación de Katerina D’onofrio.La puesta se llevará a cabo en Selina (Calle Alcanfores 465, Miraflores) desde este miércoles 5 de julio a las 8:15 p.m. hasta el 23 de agosto.
Si necesitas más información sobre los ataques de pánico, lee: "Ataque de pánico: aprende a identificarlo y manejarlo".
TE PUEDE INTERESAR
- Tommy Párraga y Juan Pablo Lostannau, directores de “Nací para quererte”, anuncian nueva temporada del musical
- Para Alexia Barnechea, la TV solo fue el paso 1: su salto al teatro, el acoso digital y más en reveladora entrevista
- La Gran Carpa anuncia su temporada circense con grandes sorpresas
- La mujer más odiada de la Biblia: “Salomé” llega al teatro en Lima con estilo que recuerda a “Succession”
- Protagonistas de “La esquina de la cumbia” afirman que la música tiene bastante poder en el Perú
Contenido Sugerido
Contenido GEC