“Desarruga esa frente colérica y amenazadora, y quita de tus ojos esas aceradas miradas de desdén que hieren a tu señor, a tu rey, a tu amo...”. Así empieza uno de los monólogos que hoy más se le critican al bardo de Avon, pura misoginia en versos puestos en boca de Catalina, quien declara sumisión a Petruchio, su abusivo esposo, en la comedia “La Fierecilla domada”.
En 2001, la actriz Norma Martínez interpretó al personaje en una versión dirigida entonces por el holandés Donald Van Der Matten, con el entrañable Aristóteles Picho como Petruchio, en el Teatro Británico. Y si bien ella recuerda aquél montaje como una experiencia maravillosa, nunca se quedó conforme con las justificaciones que el director le ofreciera para interpretar aquel monólogo.
Han pasado 20 años, y muchos peruanos y peruanas hemos debatido sobre machismo y violencia de género. Hoy, como señala Martínez, está claro que la obra de don William Shakespeare ha perdido gracia: “Si bien Shakespeare siempre ha sido un revolucionario en su aproximación del problema de las mujeres, en “La fierecilla domada”, leído desde la cultura actual, es muy difícil redimir ese monólogo, pensar que el personaje de Catalina no es una mujer sometida. Lo que hay es un hombre que maltrata sistemáticamente a una mujer, a la que conquista para ganar una apuesta. Petruchio le prohíbe comer, la deja sin dormir, la contradice todo el tiempo”, explica.
Pensando en todo esto es que nace “Fieras”, montaje que ella lleva al mismo escenario del Británico con un texto de Mateo Chiarella, en el que, con juvenil irreverencia, Cindy Díaz, Stephany Orúe, Fiorella Pennano y Alicia Mercado se preguntan cuán relevante resulta montar hoy este clásico isabelino, encarnando a sus protagonistas nacidas en Padua, las hermanas Catalina y Blanca: ¿Tiene sentido en nuestro tiempo una obra que celebra la violencia machista? ¿Quizás “La fierecilla” es una obra obsoleta, que ya no da risa?
“Esta es una aventura que hemos emprendido Mateo y yo. Creo que nunca he participado antes de un proceso tan colaborativo. Es lo más cercano a una creación con autor. Ha sido bastante novedoso y estimulante la manera en que hemos ido creando el espectáculo. Soy una convencida de que la irreverencia nos ayuda a abordar los temas más difíciles, sin restarle su importancia”, señala la directora.
“Acabo de leer que 12 mujeres han muerto en el Perú por feminicidio en el último mes. ¿Cómo salvar entonces ese monólogo y la conducta de Petruchio sabiendo todo lo que sabemos? Es terrible lo que puede ser la cultura machista, y esta es una obra que alaba sus conductas”. No se trata de cancelar ni de censurar, ciertamente. Como alerta Martínez, de lo que se trata es generar un cambio cultural que incluya a los hombres para buscar la igualdad y el equilibrio, construyendo nuevas formas de entender los géneros.
Así, “Fieras” se permite cuestionarlo todo, incluyendo el mismo rol del público. Los personajes shakespereanos de Blanca Y Catalina, interpretados a su manera por las parejas formadas por Cindy Díaz y Stephany Orúe, así como Fiorella Pennano y Alicia Mercado. Las primeras piensan hacer estallar el teatro y cancelar a los personajes, mientras que las segundas aparecen para defender una representación de la obra respetando los textos del autor al pie de la letra.
“Ciertamente nos da miedo decir que Shakespeare es obsoleto. Por más vanguardista que sea, Shakespeare era un hombre de su tiempo. Y en su época uno se podía reír al ver personajes maltratados. Quizás, en un futuro, podamos volver a esta obra desde una nueva perspectiva. Quizás podamos volver a reír pensándolo sus referentes como algo lejano, superado. Pero hoy, con tantas heridas abiertas, no hay distancia para reírse. Hoy “La fierecilla domada” no tiene gracia, explica la directora.
“Cada vez que entro a los ensayos me convenzo de que haber escogido a estas cuatro actrices, ha sido la mejor decisión a la hora de tomar este toro por las astas. Son muy inteligentes, muy analíticas y tienen una edad que les permite estar sintonizadas con la discusión contemporánea en torno a la mujer. Ellas han crecido con otra forma de entender lo que es ser mujer”, explica Norma Martínez.
“Nuestra propuesta no busca cancelar, limitar, ni interpretar. Solo intenta exponer para que sea el público quien tome una decisión. Finalmente es el público quien decide si esta obra todavía tiene sentido montarse. Es también su responsabilidad”, señala.
¿Shakespeare puede dormir tranquilo después de una obra como esta? Martínez quiere pensar que sí. “Al ser un hombre sabio y siempre de vanguardia, quizás Shakespeare podría ser el primero proponerle a su editor retirar esta obra de su catálogo”, añade.
EL MONÓLOGO COMPLETO DE CATALINA
“Desarruga esa frente colérica y amenazadora, y quita de tus ojos esas aceradas miradas de desdén que hieren a tu señor, a tu rey, a tu amo. Ese aire díscolo empaña tu hermosura al igual que las heladas marchitan los jardines. Quebrantan asimismo tu buen renombre como las borrascas arrancan los brotes primaverales ya en flor; lo que no es en ninguna forma ni adecuado ni amable. Una mujer colérica es como un manatial removido, cenagoso, feo, turbio, desprovisto de toda belleza. Y mientras está de tal manera, nadie hay, por sediento que se halle, por deseoso de beber que se encuentre, que quiera remojar en él sus labios ni beber una sola gota. Tu marido es tu señor, tu vida, tu guardián, tu jefe, tu soberano. El que cuida de ti y quien, para que nada te falte, somete su cuerpo a penosos trabajos en tierra o mar; vigilando de noche mientras sopla la tempestad; de día, bajo el frío; mientras que tú, en el hogar, duermes a su calor tranquila y segura. Por todo eso, cuanto te pide como tributo de amor es una cara alegre y sincera obediencia. Lo que es pagar levemente deuda tan grande. El homenaje que el súbdito debe a su príncipe es la sumisión que la mujer debe a su marido. Y cuando es rebelde, malhumorada, terca, áspera; cuando no obedece a cuanto de honrado la manda, ¿qué es sino una mujer mala y rebelde, culpable de indigna traición hacia su abnegado señor? Vergüenza me da pensar que haya mujeres tan necias como para declarar la guerra a aquellos a los que deberían pedir la paz de rodillas. Vergüenza de que reclamen el gobierno, el poder, la supremacia, cuando su deber es servir, amar y obedecer. ¿Por qué, si no, tenemos el cuerpo delicado, frágil, tierno, impropio para la fatiga y trabajos de este mundo, si no es para que nuestro corazón y nuestras amables cualidades estén en armonía con nuestra naturaleza material? ¡Vamos, vamos, gusanillos de tierra insolentes y débiles! Yo tenía también, como ustedes, el carácter altanero, el corazón orgulloso, el ánimo áspero y dispuesto a devolver regaño por regaño, amenaza por amenaza. Sin embargo, bien veo ahora que nuestras lanzas son cañas y nuestras fuerzas briznas de paja. Y que no hay debilidad semejante a la de buscar antes que nada lo que menos nos conviene. Abatan, pues, su altanería, que para nada sirve, y pongan sus manos, como señal de obediencia, a los pies de sus maridos. Si mi marido lo quiere, las mías están a su disposición para rendirle este homenaje...”
Sepa más
Lugar: Teatro Británico, Bellavista 527, Miraflores.
Temporada: Del 6 de noviembre al 19 de diciembre. Viernes 8:30 p.m. (presencial) Sábados 8:30 p.m. (presencial y virtual),
Domingos 7:00 p.m. (solo presencial) Entradas: 45 soles (presencial), 35 soles (virtual).
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