Un algarrobo preside el escenario yermo. Sobre este, un cadáver destruido por los golpes. Cómo te dejaron, flaquito, dice el guardia civil que encontró el cuerpo, impactado por la barbarie. Lo que sigue es una investigación detrás del crimen, una trama policial atípica donde se explora, más que el misterio del asesinato, el contexto social de víctimas, victimarios y testigos. Eso es “¿Quién mató a Palomino Molero?”, puesta en escena basada en la novela homónima de Mario Vargas Llosa que llega al Teatro Marsano desde esta semana.
La obra empieza con el avionero Palomino Molero (Gabriel Gil) hallado muerto cerca de su base aérea; por obra de la ficción, él se convierte en una especie de “testigo” de su propio crimen. Investigan los hechos el teniente Silva (Oscar Carrillo) y su subordinado Lituma (Oscar Beltrán), quienes se enfrentan en el camino con el coronel de la Fuerza Aérea Mindreau (Gustavo Bueno), que sabe más de lo que aparenta. Completan el elenco los actores Ramón García, Haydeé Cáceres, Susan León, Claudio Calmet y Marialola Arispe.
Saba conoció a Mario Vargas Llosa a los 19 años, en la década de los 70. En esa época le presentó al escritor una adaptación teatral de “La ciudad y los perros”, novela que le impactó; la obra no se concretó en ese momento, pero la amistad quedó. Eventualmente la novela se llevó al teatro, y ya décadas después el dramaturgo leyó “Quién mató…”, lectura en la que surgió la idea de poner a la víctima como un personaje que habla, casi un fantasma. “Me has convertido en García Márquez”, le dijo el Nobel sobre el libreto, pues el recurso del muerto “vivo” es más afín a la literatura del colombiano.
La obra empieza con humor, luego se decanta por el melodrama e incluso la tragedia; es una obra versátil que muestra diversos aspectos de la experiencia humana. Tiene incluso comedia física. “Esta novela en realidad podría ser un guion de cine realista”, dice Saba, y resalta que esta versión tiene poética sin olvidar el espectáculo. “A veces uno piensa que el teatro es aburrido. Yo también”, dijo, para resaltar que esta obra sabe captar la atención.
Adaptar implica hacer cambios, es traicionar un poco a la obra original. Y cuando hay que enfrentarse a un texto de Vargas Llosa, con su calidad usual, uno se plantea el problema de qué mantener y qué sacrificar. Edgar Saba cuenta que en ese sentido el ganador del Nobel fue generoso por confiar en él, considerando su experiencia. Saba hizo varias versiones del texto, quitó personajes, pero sabe que cortar es parte de la “artesanía artística”. No se hace problemas.
Destaca en el elenco Gustavo Bueno, quien ya ha trabajado con material de Mario Vargas Llosa. Allí está su papel como Gamboa en la película de “La ciudad y los perros” (1985), el cual repitió en la obra del mismo nombre y donde dijo “¿Quiere que le regale una fotografía mía calato?”, que ya es parte de la historia del cine peruano. El trabajo de Bueno tiene credibilidad, menciona Saba, quien destaca el papel que este tuvo en la película “Ojos que no ven” (2003), donde interpreta a una persona inquietante, no del todo distinto al coronel Mindreau de “Quién mató…”.
¿Ya vio el Nobel la obra? Revisó la adaptación, pero todavía no se acerca al teatro. Se espera su presencia en lo que resta de la temporada. Mientras tanto, Saba espera nervioso. Y cómo no estarlo.
Libreto y dirección: Edgar Saba
Lugar: Teatro Marsano (Gral. Suárez 409, Miraflores, Lima)
Cuándo: De miércoles a domingo hasta el 14 de agosto.
Entradas: Teleticket
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