Es verdad que después de ver “Te de tías” no se puede dejar de cantar. O tararear. O silbar. Así se puede explicar que la comedia musical escrita por Anahí de Cárdenas y dirigida por Atilio Quesada Oré, esté a punto de concluir su quinta temporada, esta vez en el teatro Ricardo Palma de Miraflores.
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La historia tiene a bien sucederse en un karaoke, excusa perfecta para escuchar “Cosas del amor” (Ana Gabriel y Vikki Carr) o “Electricidad” (Lucero), y recurso que da frutos. Desde el minuto 10, la audiencia está cautiva: es imposible no completar en la mente la letra de “A 1000 x hora” (Lynda) o reírse de elecciones como “Rebelde” de RBD. Al inicio incomodó la ecualización, pero se arregló o los oídos se acostumbraron.
En casi una hora y media, “Te de tías” muestra la reunión de cuatro amigas de colegio que bordean los 35 años. La escenografía -un par de sillones, una pequeña mesa central y un biombo detrás- es suficiente. La dramaturgia tampoco se complica y repite una fórmula exitosa: hacer coincidir a personalidades opuestas en un mismo espacio es el catalizador ideal para sacar a relucir sus diferencia. De Cárdenas se vale de ello para potenciar una comedia cuyo arco dramático cojea y cuyo desenlace necesita más trabajo. El final se siente apresurado, tanto que los cambios en los personajes se resuelven con una elipsis -se pelean, salen de escena y, cuando regresan, llegan velozmente a la solución del conflicto- que deja un mal sabor de boca. Es preciso trabajar más el proceso para llegar a la anagnórisis.
Vale la pena poner la lupa sobre los recursos cómicos. Los chistes se manejan en el código de la exageración y son los mismos de siempre, y, aun así, causan carcajadas. Lo vital de estos gags es el preludio. Y en esa lógica, lo que consigue el elenco es extraordinario. Gina Yangali es Victoria, quien constantemente juega con sus anillos y está lista para divertirse a pesar de que no siempre la pase bien; Laly Guimarey se transforma en Kiara, actriz talentosa, ególatra y con problemas de ira que a cada rato sacude su abanico; Natalia Salas es Alissa, cucufata enamorada de Dios y el papa Francisco que al mínimo atisbo de pecado, se baña en alcohol. El grupo lo completa Anahí de Cárdenas como Micaela, la más enigmática. Ella tiene la responsabilidad de llevar la acción dramática, pero puede que en su ensimismamiento se oculte la necesidad de mayor trabajo en el libreto: el texto no sustenta que le tome casi una hora contar que se muda a otro país. A pesar de eso, su interpretación encaja bien con las de Yangali, Guimarey y Salas. La química del elenco es notable, tan fuerte que, al sumárseles referencias de la coyuntura nacional, todos los inconvenientes -como que sus posiciones en el escenario no siempre coincidían con las zonas iluminadas- quedan de lado. La mejor prueba: cuando a una de ellas se le cayó el micrófono, otra salió en su rescate con un chiste aparentemente improvisado y el tropiezo se olvidó.
Que la puesta en escena se desarrolle como musical les permite sacar brillo a sus talentos. Su capacidad de sostener tantas canciones casi sin errores vocales y el trabajo corporal -sobre el que se desarrolla la comedia exagerada- hacen de “Te de tías” una obra potente y recomendable.
Más información:
- Dramaturgia: Anahí de Cárdenas
- Dirección: Atilio Quesada Oré
- Elenco: Gina Yangali, Anahí de Cárdenas, Laly Guimarey y Natalia Salas
- Últimas funciones: 12 y 13 de julio
- Lugar y hora: teatro Ricardo Palma (Av. Larco 770, Miraflores), 8 p.m.
- Entradas: Joinnus.com
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