Marvel Studios realizó un trabajo colosal por llevar al cine a sus personajes más famosos de los cómics de la compañía. Luego de más de 10 años de producción en la pantalla grande, todo llegó a su final de la misma manera que comenzó: de la mano de Iron Man. Tony Stark hizo el último gran sacrificio en “Avengers: Endgame” y su muerte cerró un ciclo que Marvel había estado trabajando durante tantos años.
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Y es que no es raro que la compañía haya querido que este fuera su cierre definitivo. Robert Downey Jr. ha acompañado las películas de Marvel desde su debut como Iron Man en la película homónima del 2008. Su aparición consternó al mundo de Hollywood ya que hace algunos años el actor había tenido muchos problemas con la ley y su carrera estaba pendiendo de un hilo.
Pero fuera de causar problemas, la cinta se convirtió en todo un éxito y muchos consideran hoy que si no hubiera sido por este personaje, el Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) nunca hubiera existido. Sin embargo, lo que inicialmente era un personaje humano con defectos y virtudes, terminó convirtiéndose en un héroe total eliminando cualquier problema sin explicación alguna.
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De hecho, uno de sus principales problemas que lo acompañó durante la primera y segunda entrega de Iron Man desapareció sin explicación alguna cuando se consideraba parte del arco de desarrollo del personaje. ¿Qué pasó exactamente con esto y por qué Marvel Studios lo decidió así? Aquí te contamos la respuesta.
LA ENFERMEDAD DE IRON MAN QUE EL MCU NUNCA RESOLVIÓ
La adaptación cinematográfica de Tony Stark de parte de Robert Downey Jr. fue muy acertada en todo sentido, al menos durante las primeras películas. La clave de ello fue mostrar al personaje como era en sus orígenes: playboy, despreocupado, millonario, egoísta, mujeriego y por sobretodo alcohólico, un aspecto primordial de su evolución en los cómics.
Al parecer, el MCU iba a ir por el camino de exploración de este problema en futuras entregas, ya que en “Iron Man” 2 Tony Stark se encuentra realmente borracho en su fiesta de cumpleaños, deja todo de lado e incluso ocasiona algunos incidentes. Esto hizo pensar a la audiencia que Marvel quería explorar a su personaje en el cine bajo la historia de “Demon in a Bottle” de los cómics.
Este arco tuvo 9 entregas (de la 120 a la 128) en 1979 y muestra el alcoholismo en el que Tony Stark estaba inmerso cuando se convirtió en Iron Man. La historia obtuvo muchos reconocimientos en la época y sirvió como inspiración para miles de historias a lo largo de todo el mundo, por lo que su no adaptación al cine decepcionó a todos. ¿Por qué no lo hicieron?
Resulta que para entonces Marvel Studios se mantenía como una productora independiente y Paramount Pictures tenía los derechos de distribución de sus películas. A partir del 2009, The Walt Disney Company anunció su acuerdo con Marvel Entertainment y todo cambió para la compañía, ya que fue Disney quien pidió a la productora cambiar la dirección del personaje para la tercera película de la franquicia.
En “Iron Man” 3 ya no había rastro del enorme problema de bebida que tenía Tony Stark y se reemplazó por otros problemas que se solucionaron con el tiempo. De hecho, el personaje de Robert Downey Jr. se convirtió en una especie de “Tío Ben” para Spider-Man y el hecho de ser padre en “Avengers: Endgame” hizo un peso mayor su sacrificio por el universo en la película del 2019.
Fue así como el MCU nunca resolvió la enfermedad de Tony Stark y optó por irse por otro camino para representar el héroe que es hoy. El alcoholismo reflejado en la segunda película de Iron Man más se ve ahora como una crisis de la mediana edad más allá de un problema severo como se mostró en los cómics.
De cualquier manera, ahora que Tony Stark ha muerto definitivamente en la pantalla grande, Marvel Studios puede que nunca llegue a explorar este arco de la historia del alcoholismo de Tony Stark, o incluso que lo haga en un futuro a modo de spin-off con el siguiente Iron Man, pero mientras esté bajo la tutela de Disney, esto será más que improbable.
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