CUIDADO, ALERTA DE SPOILER. En el séptimo episodio de la cuarta temporada de “The Good Doctor”, la Dra. Morgan Reznick descubre que la riqueza y la obsesión de su paciente por extender su vida es una combinación peligrosa que podría terminar costando más de lo que puede pagar. En tanto, Shaun tiene algunas dudas sobre su relación con Lea tras descubrir un secreto.
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‘The Uncertainty Principle’ (4x07) empieza con Lea proponiéndole a Shaun tener sexo en la ducha, algo con lo que el médico no está de acuerdo. Entonces, Murphy realiza una encuesta a sus compañeros de trabajo para saber que opinan al respecto.
Cuando Shaun vuelve a casa encuentra a su novia armando una máquina de ejercicios que quiere vender en línea, ella explica que fue un regalo de su exesposo, con quien se casó apenas terminó la secundaria y no mencionó el tema porque no había pensado en él en años.
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Esta última afirmación de Lea provoca que Shaun se cuestione sobre el futuro de su relación, pero al final Murphy comprende que ambos deben cambiar en la misma dirección para continuar con su romance, y para asegurarse de eso compra un cencerro en caso de emergencia.
LAS MENTIRAS DE LIM
Tras su accidente automovilístico, Audrey Lim intenta seguir con su vida ignorando sus traumas, por eso dice que vendió su motocicleta para comprarse un auto y que el bulto que tiene en la cabeza fue producto de una golpe con el armario de cocina.
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Sin embargo, Claire descubre su mentira cuando luego de su fallida cita con Ricky llega a casa de Lim para cenar y ve la Ducati destrozada detrás del carro de Audrey.
Por otro lado, los médicos y residentes de “The Good Doctor” se enfrentaron a dos casos en los que las parejas de los pacientes tuvieron que tomar una decisión: abandonar o seguir con sus compañeros de vida.
El primer paciente modificó su código genético para prolongar su vida, lo que le ocasiona un gran daño a su salud. A pesar de que su esposa aceptó acompañarlo en su loco sueño, lo abandona cuando el hombre decide no someterse a un tratamiento para revertir el daño por su obsesión con la inmortalidad.
En tanto, una paciente con el síndrome de Li-Fraumeni (o LFS) y que ya había superado el cáncer de piel y el de mama, regresa al hospital por un hematoma y descubre que ahora tiene cáncer de tiroides. Aunque su esposo no se siente capaz de pasar por eso una vez más, al final decide luchar junto a su esposa.
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