Un detalle de los royals que no pasa desapercibido y debes conocerlo. La reina Isabel II del Reino Unido tiene 95 años y su larga vida está llena de particularidades. No solo elige cuidadosamente su atuendo con tonalidades coloridas o nunca deja que alguien toque su cartera, sino que también presta bastante atención a su alimentación y tiene un profundo amor por los animales, incluidas sus 165 vacas lecheras. Es aquí donde los perros de raza corgi ocupan un lugar muy especial en su corazón, sobre todo la primera perrita que tuvo llamada Susan y cuya historia es digna de la realeza.
TRIVIA | ¿Qué tanto sabes sobre la reina Isabel II del Reino Unido?
Desde antes de convertirse en soberana hasta la actualidad ha tenido 30 canes de esta raza y todos estaban emparentados con la mascota inicial, la ‘matriarca’ de una saga que perduró catorce generaciones.
Los conocedores de la vida de Isabel II afirman que cuando tenía 7 años ya jugaba con un corgi, una raza de perro pequeño nativo de Gran Bretaña. Este se llamaba Dookie y era parte de la familia real británica porque su padre Jorge VI lo rescató de una perrera y lo llevó a su hogar.
La feliz llegada de Susan
Cuando Elizabeth cumplió 18 años, recibió a su primera corgi propia. Se trataba de Susan y de ella nació la gran familia de corgis que acompañaron a la reina durante 70 años.
El amor que sentía por su mascota era tal, que incluso la llevó como compañía durante su luna de miel con Felipe de Edimburgo, según reportan desde ‘La Vanguardia’.
En la residencia de Sandringham, su casa real de recreo, se encuentra la lápida conmemorativa de Susan, para la que la reina elaboró un boceto, junto con una inscripción: “La fiel compañera de la reina durante 15 años”.
El adiós a Willow
Los corgis han estado presentes en toda la vida de la abuela de Enrique de Sussex y Guillermo de Cambridge; sin embargo, el 21 de abril de 2018 le tocó despedir a Willow, el último de los descendientes de Susan y de la decimocuarta generación, un perrito que murió a poco de cumplir 15 años tras padecer de cáncer.
Dos años antes también falleció Holly, hermano de Willow y ambos la acompañaron en el retrato que se tomó en el castillo de Windsor para celebrar sus 90 años.
“La reina ha llorado la muerte de cada uno de sus corgis a lo largo de los años, pero la de Willow le ha afectado más que ninguna otra, probablemente porque era el último vínculo que le quedaba con sus padres y su infancia. Es el final de una era”, explicó en ese momento una fuente anónima del palacio de Buckingham al Daily Mail.
El amor que sentía Isabel II por los corgis también fue reflejado en el libro ‘Mascotas por designación real’, del cronista de la realeza Brian Hoey, donde se afirmaba que eran alimentados en Buckingham a base de solomillo de ternera y pechuga de pollo cocinados por un chef y servidos por un camarero real. Además, ellos no comían hasta que la reina les añadía salsa a su comida. “Entonces ella, y solamente ella, daba la orden para que empezasen a comer. Es tan preciso como eso”, explicó el especialista.
Los perros no solo han sido su gran compañía en palacio, pues podían ingresar a cualquier estancia real, sino también participaron en el sketch de James Bond que grabó para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres, en 2012, en el que apareció con tres de sus perros.