El pasado 29 de marzo se celebró en la abadía de Westminster un memorial por la vida del príncipe Felipe de Edimburgo, fallecido el año pasado. Después de casi un año de su muerte, la realeza británica y europea, las centenares de asociaciones que presidió, sus amigos y autoridades inglesas celebraron la vida y obra de un personaje destacado en la vida británica de los últimos 70 años.
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En la prensa mundial se ha destacado la participación de la reina Isabel II del Reino Unido, que presidió la ceremonia a sus 95 años; también la polémica entorno a Andrés de York, así como la razón por la que varios invitados vistieron de verde y la forma en la que Camila de Cornualles honró a su suegro.
Pero algo que ha pasado desapercibido en los medios de comunicación, pero no tanto en los foros de especialistas en realeza y en las redes sociales, han sido los enormes errores de protocolo con respecto a los invitados extranjeros que cometió la habitualmente puntillosa Corte de San Jaime.
Algunos defensores de la misma han llegado a escribir que se trataba de una ceremonia familiar y no de Estado, y no hacía falta considerar el rango de varios jefes de Estado asistentes, olvidando que se dio carácter de ceremonia de Estado (que no funeral de Estado) a la misma, y que la mayoría de príncipes europeos asistentes son miembros de la familia extensa de la reina y el duque de Edimburgo.
Los errores de protocolo en el memorial del príncipe Felipe
Los reyes de España, Dinamarca, Suecia, Bélgica, Holanda, Mónaco, la duquesa de Luxemburgo, la reina de Grecia, los príncipes de Jordania, Baréin, Serbia, Rumanía, Bulgaria y Grecia fueron ubicados en la séptima fila del segundo sector de la abadía. Por delante de la realeza extranjera se situaron Andrés de York, Eduardo y Sofía de Wessex y sus hijos y los hijos y nietos de las princesas Ana y Margarita.
En el primer sector de honor de la abadía de Westminster se situaba la reina Isabel II, Carlos de Gales, Camila de Cornualles, Guillermo y Catalina de Cambridge, Eugenia y Beatriz de York con sus esposos y otros miembros de la familia real británica. En frente de ese sector, la familia inmediata de Felipe de Edimburgo: los príncipes de Baden, Hohenlohe-Langenburg, Hesse y los Mountbatten.
Los expertos en realeza criticaron la colocación inadecuada de siete jefes de Estado y sus acompañantes en la séptima fila, así como la entrada y salida desordenada de los mismos. Además, descendieron del bus que les transportaba de manera desordenada. La salida fue peor aún ya que tuvieron que esperar en la puerta del templo a que salieran todos los miembros de la familia real.
Algunos especialistas en protocolo citados por Vanitatis criticaron duramente la manera en que royals europeos como la reina Margarita de Dinamarca y la princesa Beatriz de Holanda, de más de 80 años, se vieron obligadas a esperar durante más de 15 minutos, apoyadas en las puertas de la abadía.