Una enfermera de Arkansas, Estados Unidos, se ha negado rotundamente a recibir la vacuna contra el covid-19, a pesar de perder a sus padres. Los progenitores de Shanda Parish, Robert y Vi Herring, murieron a finales de julio tras contraer la enfermedad, y tampoco llegaron a recibir la dosis contra la enfermedad.
Pese a perder a sus padres con días de diferencia y luchar contra el cáncer, Parish ha decidido no vacunarse afirmando que no confía en una vacuna “recién producida”. Agregó que no se arrepiente de la decisión que tomaron sus padres en vida.
“No los matamos, pero algunas personas quieren hacernos sentir como si hubiera sido nuestra culpa que ellos se hayan ido”, dijo la mujer en conversación con The Wall Street Journal. “Nadie debería intentar hacerte sentir culpable porque alguien murió”.
Parish no pudo despedirse de sus padres porque tuvo que ponerse en cuarentena para prepararse para su tratamiento del cáncer. Aunque ella se niega a ceder, su hermano, David Herring, ha decidido convencer a sus familiares para que reciban la vacuna y disuadirlos de las teorías de la conspiración.
“Estoy absolutamente enojado y frustrado”, dijo el hombre, que reside cerca de Washington DC. “Su edad y condiciones de salud; deberían haberse vacunado con anticipación... Y luego tratar de hablar con amigos suyos y escuchar estas cosas ridículas sobre la despoblación y chips de computadora”.
A medida que la variante Delta se extiende sobre los Estados Unidos, los expertos en salud han advertido que las áreas con bajas tasas de vacunación tendrán un número de muertes similar al de las oleadas anteriores de covid-19.
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