Grace Torres es una joven estadounidense de 23 años cuyo proyecto fotográfico terminó convirtiéndose en su trabajo, el cual le ha otorgado independencia financiera, al punto de generar cientos de miles de dólares al año.
Cuando era una adolescente, Torres tomaba fotos en fiestas de 16 años en Nueva Jersey por pagos irrisorios. Además, trabajaba en un restaurante para costear un cámara de 500 dólares, señala el medio CNBC.
Mientras asistía a la Universidad Southeastern en Lakeland, Florida, conoció a algunos clientes, pero no estaba segura de que su pasión por la fotografía fuera suficiente para pagar las cuentas.
Posteriormente, supo de fotógrafos independientes exitosos que a menudo comienzan sus carreras invirtiendo en equipos de alta calidad. Entonces, tras graduarse, decidió comprar nuevas cámaras y lentes. Gradualmente, se dedicó por completo a tomar fotos.
En total, la joven asegura haber gastado unos 45 mil dólares para que su negocio despegue y ahora está viendo los frutos: en 2021, generó 177 mil dólares en ingresos. Al mes, está ganando más de 10 mil.
“Siempre estuve en varios trabajos durante la universidad, por lo que poder tener un solo trabajo que es mi propio entorno, mi propio horario, hacer mi propio horario ha sido una gran bendición para mí”, dijo Torres al medio citado. “Me despierto todas las mañanas tan emocionada de laborar con los clientes con los que trabajo y de hacer lo que amo”.
De esta forma, Torres convirtió su pasatiempo en un negocio de tiempo completo que le genera grandes ganancias.
Cómo convirtió su pasatiempo en su carrera
En 2012, compró su primera cámara, una Canon Rebel T3. Fue durante un viaje de Nueva Jersey a Colorado que se enamoró de la fotografía al capturar la naturaleza con su lente.
“Incluso cuando tenía 13 años, lo veía como una inversión”, recuerda. “Lo compré con el dinero que había ahorrado de cumpleaños y Navidades”.
En un inicio, pensaba dedicarse a la ciencia, aunque terminó tomando otro camino. En la etapa escolar, solía tomar fotos en fiestas de cumpleaños, en donde ganaba 100 dólares.
Poco a poco, su negocio fue creciendo. En la universidad, cobraba 2 mil dólares por tomar fotos y hacer diseño gráfico.
Las cosas no fueron sencillas ya que durante la universidad Torres tuvo varios trabajos para costear sus equipos. Su percepción cambió cuando vio que algunos fotógrafos equilibraban costos. Entonces, vio la oportunidad de ganarse la vida a tiempo completo.
Aumentó su disponibilidad y comenzó a reservar conciertos cada dos semanas. Un año después, se graduó y realizó una pasantía de medio tiempo para obtener el dinero suficiente para comprar sus equipos.
Torres pasó unos meses investigando sobre prácticas comerciales sostenibles y trabajando su marca mediante las redes sociales. En mayo de 2021, empezó a dedicarse por completo a la fotografía.
La mayoría de los días, dice, siente que está viviendo un sueño. Otros días, sin embargo, le recuerdan los desafíos de ser una joven emprendedora.
El año pasado, por ejemplo, fue un año excepcional por las restricciones del covid. Aunque sintió el golpe, Torres trabajó en 46 matrimonios y 10 de ellos fueron en un mismo mes.
Para combatir el agotamiento, ha aprendido a programar menos bodas, aunque eso signifique menos ingresos. Para este año, tiene programadas 34.
Tras el éxito que ha tenido, empezó a contratar algunos servicios desde su oficina de Florida pagando editores y contadores.
“Quiero seguir construyendo mi empresa y creciendo y escalando, para tener más oportunidades de trabajar con más parejas con las que realmente me conecte y viajar a lugares a los que siempre quise ir”, concluye.