Historias | Era el año 2012 cuando Izzy Harris decidió tomar unas cortas vacaciones al lado de su familia. Ante la imposibilidad de dejar a su amado gato, llamado Mo, con algún familiar o amigo cercano, ella acudió a un criadero para que esté los días que iban a encontrarse fuera.
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Así, la joven hizo maletas y se marchó con los suyos a pasar unos alegres momentos alejados de la bulliciosa Gales, Reino Unido.
DESAPARICIÓN
Tras retornar de su viaje, Izzy fue al lugar donde dejó a Mo. Al llegar, recibió con una noticia devastadora: su gato había escapado de lugar.
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La chica salió del establecimiento con el alma hecha añicos. Con las horas, ella y su familia prepararon carteles y afiches pidiendo ayuda para encontrar a Mo, al cual le habían insertado un chip con sus datos.
“Queríamos creer que alguien amable lo había acogido, pero asumimos que lo habían atropellado”, ha comentado Harris a Metro.
Con mucha pena y desazón, la joven tuvo que continuar su vida sin saber qué le ocurrió a su minino.
LLAMADA
Hace unos pocos días, Izzy recibió la llamada de una organización animalista. La persona al otro lado de la línea le dijo que su amado Mo había aparecido. Sí, pasaron 8 largos años.
Emocionada con la noticia, Harris acudió al lugar al que la citaron para recoger al animalito. Allí, ella se enteró de todo lo que vivió su compañero durante el tiempo que estuvo extraviado.
ADOPCIÓN
Tras escapar del albergue, Mo vagó por las calles. Fue así que una mujer lo encontró y, al verlo tan lindo, decidió adoptarlo. Ambos pasaron momentos inolvidables hasta hace algunos días.
Esto porque la buena samaritana dejó de existir. Tras ello, su familia acudió a la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales para que se hagan cargo del felino.
Los encargados de recibir a las mascotas notaron que el gato tenía un chip y decidieron chequear qué información almacenaba. Así, ellos llegaron a Harris. “Honestamente, nunca pensamos que lo volveríamos a ver. ¡Los milagros suceden!”, comentó.