Historias | Bruce Roberts es un hombre que murió en su casa de Sídney, Australia, en 2017. Las investigaciones de los forenses que acudieron al predio determinaron que este había sufrido un paro cardiaco.
Al vivir solo y rodeado de montañas de basura, él no pudo recibir auxilio oportuno. Cuando el cadáver fue retirado, nadie advirtió que algo macabro se escondía entre los desperdicios.
Un año más tarde, un equipo de limpieza fue contratado para dejar óptima la inmensa vivienda, en aras de venderla posteriormente. De esa forma, los encargados dieron con otro cuerpo, el cual se encontraba sentado en un sofá.
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Este pertenecía a Shane Snellman, un adicto a las metanfetaminas de 39 años con historial delictivo que había sido reportado como desaparecido en el año 2002.
ROBO
Las pesquisas de la Policía local concluyeron que Snellman entró a la casa de Roberts para robarle durante una noche. Él no imaginó que el habitante poseía 19 armas de fuego.
Al verlo al interior, Roberts le disparó muy cerca de la clavícula. Ello ocasionó que el joven se desangrara rápidamente y muriera en el inmundo lugar.
El dueño del predio no tardó en acomodar el cadáver en un sofá y comprar más de 70 ambientadores para ocultar el hedor de la putrefacción. Esto último permitió que nadie se percatase de lo ocurrido.
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