Un diagnóstico erróneo acabó con la vida de Lizzy Evans a sus escasos 27 años. Los médicos le dijeron que el dolor muscular que sentía se debía a una menopausia precoz; sin embargo, poco tiempo después murió víctima de cáncer. ¿Qué fue lo que pasó? Esta es su conmovedora historia.
La joven, de Bagillt, Gales, fue diagnosticada de cáncer de cuello de útero hace un año, mientras estaba embarazada de su cuarto hijo. Tras dar a luz, inició un tratamiento contra el tumor y le dijeron que se había recuperado.
Un año después, en plena pandemia, la joven empezó a sentir dolores en la espalda, el hombre y el cuello. Los médicos le dijeron que sus síntomas eran el resultado de su tratamiento contra el cáncer, el cual le provocó menopausia precoz.
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No obstante, pruebas realizadas posteriormente comprobaron que la causa de su dolor era el cáncer que se había extendido a sus pulmones, cerebro y columna vertebral. Falleció en abril, dejando a cuatro niños de nueve, ocho, dos y un año.
Se supo que Lizzy debía seguir su tratamiento y hacerse un control regular, pero por la pandemia no lo hizo. Antes de su muerte, Lizzy habló sobre su complicada situación: “Fui a mi médico de cabecera con dolor de espalda, hombros, costillas y cuello, que se irradiaba por todo mi cuerpo, y el médico de cabecera lo atribuyó a dolor muscular debido a que estaba pasando por la menopausia por el tratamiento anterior que tenía. Me enviaron a casa con medicación para el dolor y me dijeron que regresara si no funcionaba”, dijo.
“Esperé los resultados y me llamaron el 20 de enero de 2021 para decirme que el cáncer de cuello uterino se había trasladado al pulmón, lo que aparentemente es muy raro”, agregó. “Se clasificó como etapa cuatro terminal y los síntomas solo son manejables, no curables”.
Tras la lamentable pérdida, un grupo local organizó una campaña de financiación para ayudar a la familia.