Elisabeth Linde, una residente de Long Island, nunca tuvo en mente que su boda sería como el de la mayoría de parejas. Para ella, el gran vestido blanco de novia y el coche de caballos siempre estuvieron en un segundo plano. Lo que siempre había visualizado era a su padre, Stuart, a su lado en ese día especial. Es por ello que, cuando un terrible diagnóstico de mesotelioma lo dejó postrado en cama pocos días antes del matrimonio, la mujer hizo de todo para que su único deseo se hiciera realidad.
“Cancelé mi boda y me casé en la habitación de mi padre en el hospital el 3 de junio”, dijo Linde, de 31 años, en conversación con el New York Post. “Mi papá fue uno de mis mayores apoyos. Tenía que estar allí”.
Stuart, un hombre de familia y ejecutivo de Wall Street, falleció a los 56 años, solo dos días después de la boda de su hija.
A pesar de la dolorosa pérdida, Elisabeth compartió videos del emotivo día, incluyendo los momentos en los que camina por el pasillo del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Manhattan en dirección a la habitación de su padre.
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Aunque las imágenes de la ceremonia se volvieron virales en las redes sociales, para Elisabeth fue una forma de honrar la memoria de su padre.
“Fue surrealista. Mi papá y yo nos tomamos de la mano”, recordó la estadounidense. “Le dije cuánto lo amaba y le agradecí por todo lo que había hecho por mí y por mi esposo”.
Sus padres le salvaron la vida
Elisabeth cuenta que tanto su padre como Eileen, su madre, le salvaron la vida a él y a su pareja. “Mi esposo y yo éramos drogadictos”, reveló. “Mi papá nos ayudó a mantenernos limpios”.
“Él y mi madre nos acogieron y me motivó a volver a la escuela de enfermería y obtener mi certificación de enfermera practicante”, añadió Linde. “Él siempre se aseguró de que mi hijo, que lo llamaba Deeda, tuviera una buena vida”.
Un día antes de que Stuart falleciera, los recién casados tuvieron un gran gesto que conmovió a todos sus seres queridos: “Mi papá tiene tres hijas, pero siempre quiso tener un hijo que llevara nuestro apellido. Entonces, el 4 de junio, le pedimos permiso para tomar el apellido ‘Linde’ para que nuestro hijo pueda ser la persona que pueda hacerlo”.
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Aunque el entorno del hospital no era el escenario soñado para una boda, Elisabeth no se arrepiente de nada.
“Fue realmente una manera especial y hermosa de honrar a mi papá”, aseguró, añadiendo que en el futuro piensa organizar su matrmonio en un lugar diferente.
“Acabamos de adquirir este gran recuerdo familiar”, concluyó.
