Un niño y una anciana en Estados Unidos se convirtieron en grandes amigos al pasar sus días e interactuar a través de la cerca que separa sus casas. | Crédito: Sarah Olson / Chad Nelson / KARE
Un niño y una anciana en Estados Unidos se convirtieron en grandes amigos al pasar sus días e interactuar a través de la cerca que separa sus casas. | Crédito: Sarah Olson / Chad Nelson / KARE
Ronie Bautista

Benjamin Olson, un niño de 2 años, y Mary O’Neill, una anciana a punto de cumplir los 100, forjaron una bonita amistad a través de la cerca que divide sus casas en Mineápolis (en inglés ), la ciudad más poblada del estado de y la cuadragésimo octava ciudad más poblada de los . Por más de un año, se han ayudado mutuamente a sobrellevar la para no sentirse prisioneros en sus propias viviendas. Este es el de cómo se conocieron y se convirtieron en mejores amigos pese a la marcada barrera generacional entre ambos.

“Básicamente somos solo nosotros en esta casa. Él nunca ha tenido otros amigos”, señala Sarah Olson, madre de Benjamin, al periodista Boyd Huppert de , estación de televisión afiliada a NBC, para su segmento ‘Land of 10,000 stories‘. Mary, en tanto, pasa sus días en casa viendo programas concurso por TV y jugando Yahtzee en una consola portátil. “Juego contra mí misma”, precisó la nonagenaria; sin embargo, tanto su vida como la del infante cambió cuando se encontraron el uno al otro e interactuaron a través de la estructura que divide sus propiedades, llegando incluso a crear un juego para entretenerse.

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La dinámica consiste en batear con el bastón que la anciana usa para movilizarse un balón que el pequeño patea hacia donse ella se encuentra. La madre de Benjamin fue testigo desde el primer día de la amistad que comparte su hijo con su casi centenaria vecina, que no duda en consentirlo de todas las forma que tiene a su alcance como la vez que le obsequió una canasta llena de camiones de metal de la marca con los que su hijo ya fallecido jugaba cuando era niño y que estuvieron guardados en su sótano durante décadas. Mary también perdió a su esposo hace 37 años y tanto sus nietos como bisnietos viven en otro estado.

Si bien las fotos de sus familiares adornan las paredes del comedor de su vivienda, Mary O’Neill añadió recientemente a su colección los retratos de Benjamin y Noah, su hermano recién nacido. “Son lo más cercano a unos nietos que tengo aquí cerca”, dijo la anciana, que ya no se tiene que conformar con solo jugar con su amiguito a través de la cerca ya que, a medida que las restricciones sanitarias se flexibilizan en la mayoría del territorio estadounidense, ahora pueden visitarse el uno al otro y compartir un mismo lugar, sobre todo después de los días en que hacía mucho frío o llovía y ninguno de los dos podía salir a jugar.

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“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas”. Esta frase atribuida al filósofo griego resume a la perfección el nexo entre Benjamin y Mary, cuya es un claro ejemplo que cuando dos amigos se conocen, fuerzas más allá de nuestra comprensión se confabulan a su favor y son capaces de ayudarlos a superar cualquier obstáculo que se les presente, incluso el de una diferencia de edad de 98 años como en este caso. “Nunca había visto algo así. Me siento muy feliz que se tengan el uno al otro”, reflexiona Sarah Olson al ver a su hijo y a la anciana disfrutar al máximo de la vida.

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