Joseph Kennedy oró en la yarda 50 por 8 años ininterrumpidos. (Foto: New York Post)
Joseph Kennedy oró en la yarda 50 por 8 años ininterrumpidos. (Foto: New York Post)
Joel Dávila Quiñonez

Joseph Kennedy es un entrenador de fútbol americano de 53 años de los cuya ha conmocionado a todos en diversas porque fue despedido del colegio donde trabajaba por orar en la yarda 50 después de cada partido, tras lo cual decidió llevar su caso a la Corte Suprema.

Un llamado de servicio

Kennedy es no solo un educador, también fue infante de marina, pero hasta hace poco se desempeñaba entrenando al equipo de una escuela en Bremerton, Washington, cargo que realizó desde 2008 cuando un sujeto le preguntó si quería ser entrenador de fútbol, quien terminó siendo el director deportivo de una escuela secundaria de la zona.

Luego de ver el film “Facing the Giants” que muestra a un entrenador de secundaria que se arrodilla y ora a Dios, sintió que era un llamado divino, por lo que aceptó el trabajo remunerado de medio tiempo, primero, como asistente del equipo universitario, pero entrenador del cuadro junior.

La yarda 50

Pero, emulando lo que vio en el film adoptó como costumbre arrodillarse y agradecer en silencio a Dios tras cada partido. Al New York Post, comentó: “Como muchos equipos de fútbol, oramos en el vestidor antes de los juegos, pidiéndole a Dios que esté complacido con el desempeño del equipo y nos ayude a dar el 100 por ciento”.

Asimismo, adoptaron otra costumbre: alinearse en la yarda 50 junto a los jugadores dándose la mano, chocando los 5 mientras la banda toca una canción: “Fue entonces que me arrodillé y sostuve un casco hacia los cielos. Dije en silencio: ‘Dios, eso fue asombroso. Gracias por estos muchachos’”, oración que tan solo duró 10 segundos.

Meses después, revela, algunas personas se acercaron para preguntarle por lo que hacía en la yarda 50, él les explicó y le preguntaron si podían acompañarlo: “Es un país libre y pueden hacer lo que quieran. Tres niños se unieron a mí y añadí una oración. En el campo de batalla, el lugar de sangre, sudor y lágrimas di gracias a Dios por ayudar a estos jóvenes guerreros”.

Inclusive, hubo momento en que los capitanes del equipo rival se unieron y en determinado momento había alrededor de una docena de personas en la yarda 50 por 15 segundos. Esta tradición se extendió por un periodo de 8 años ininterrumpidos.

Los gerentes y directivos estaban contentos con Joseph, no solo por los buenos resultados, sino porque había encontrado una forma de unir al equipo e, inclusive, a los equipos rivales en tan solo unos breves segundos.

Al final de cada partido, Joseph iba a la yarda 50 acompañado de un número importante de jugadores para orar. (Foto: New York Post)
Al final de cada partido, Joseph iba a la yarda 50 acompañado de un número importante de jugadores para orar. (Foto: New York Post)

Intolerancia ante la oración

Sin embargo, de un día para otro las cosas comenzaron a cambiar, el ambiente se sentía tenso a su alrededor: “Simplemente, pregunté: ‘¿qué es lo peor que pueden hacerme?’, a lo que uno de los entrenadores respondió: ‘te pueden despedir’, claramente, no querían que orara y eso me enfureció. Como infante de marina luché por nuestras libertades, incluida la Primera Enmienda. Luché para que tuviéramos ese derecho”.

De hecho, en una ocasión un juego se extendió más de lo debido y, de inmediato, debía iniciar otro, por lo que el director atlético se le acercó para decirle: “Vaya, seguro que esquivamos una bala. No tendrás tiempo de decir tu oración”, sin embargo, pese a esto hicieron la oración, el sujeto antes mencionado se alejó furioso, mientras que el entrenador asistente movió la cabeza y le dijo: “Te van a despedir”.

Una publicación explosiva

En los vestuarios la situación fue tensa, nadie le dirigió la palabra, por lo que recurrió a las redes sociales: “Casi en modo de pánico, entre en Facebook y escribí: ‘creo que me acaban de despedir por orar’, luego presioné el botón enviar y apagué mi teléfono. Solo tengo un puñado de amigos y no pensé que sería gran cosa”.

A la mañana siguiente todo explotó, al punto que su caso salió en televisión, pero un día después se reunió con el superintendente quien le dijo que la escuela tiene una regla en contra de alentar o desalentar la oración, tras lo cual el abogado de dicha institución donde se le informaba que no había problema con que orase, pero sin afectar sus funciones, además que no lo haga al lado de los estudiantes.

Por ello, comenzó a hacerlo solo, tal cual le ordenaron y cuando hubo un partido de local, se arrodilló, pero sintió que se acercaban gente hasta él, suplicó en su interior que no fuera se su propio equipo, pero al abrir los ojos se percató que eran jugadores rivales. Uno de sus amigos lo sacó del campo y con razón porque los directivos de la escuela enfurecieron con esto, tras lo cual le impusieron una licencia administrativa, además de forzarlo a orar en privado.

El caso en la Corte Suprema

En ese momento recibió el apoyo de abogados pro bono de la oficina de Dallas del First Liberty Institute, institución que defiende la libertad religiosa en los Estados Unidos, quienes comenzaron a tratar con los funcionarios de la escuela, hasta que en octubre de 2015 le permiten volver a entrenar, pero no para orar. Su abogado le dijo que no aceptara, razón por la cual fue suspendido.

Kennedy pensó que la suspensión sería temporal y que volvería a entrenar en 2016, pero en noviembre su esposa, que trabaja en el departamento de recursos humanos, llegó a casa con su evaluación las cuales eran “pésimas y marcaron la casilla de ‘no renovar’. En letras grandes y en negrita decía. ‘No recontratar’. Era una sentencia de muerte”, confesó.

Decidió tomar una ruta legal para recuperar su derecho a orar a la vez que su trabajo, por lo que en agosto de 2016 demandó al distrito escolar por “violar la Primera Enmienda y pisotear mis derechos civiles’”.

Joseph llevó su caso hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, asesorado por abogados que defienden los derechos religiosos. (Foto: New York Post)
Joseph llevó su caso hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, asesorado por abogados que defienden los derechos religiosos. (Foto: New York Post)

Los abogados del distrito escolar aseguraron que Joseph obligaba a los alumnos a orar, pero “no había evidencia de que los estudiantes fueron forzados a orar conmigo (…) no pudieron encontrar a nadie”.

Su camino en los tribunales se extendió por 6 años, tiempo en el cual trabajó a tiempo completo, mantuvo a su familia, obtuvo un MBA en defensa aeroespacial vía online en la Universidad de Tennessee entre 2015-2016.

El fallo de la Corte

Así es como llegó el 27 de junio de 2022, cuando la Corte Suprema dio su veredicto: “¡Falló a nuestro favor! Levanté los brazos en el aire, como si estuviera llamando a un touchdown. Después, hicimos entrevistas hasta la medianoche. No fue sino hasta unos días después que salí para una cena de celebración con mi familia”.

Ahora, Joseph Kennedy espera que el distrito escolar se comunique con él para ser reintegrado y volver a entrenar: “Esperando que la escuela me llame para volver a entrenar. Estoy ansioso por sentarme y hablar con los otros entrenadores sobre quién jugará en qué posiciones. Setiembre. Eso es lo único que quiero. Ni siquiera quiero el pago atrasado. Estoy feliz de tener mis derechos religiosos y no tener que dejarlos atrás cuando vaya al campo. No creo que nadie, independiente de su religión, deba temer orar en público. La Primera Enmienda aplica a todos los estadounidenses”, sentenció.


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