Los ojos de Darrell Barba se llenaron de alegría al toparse con un tesoro escondido en una playa de Queensland (Australia). Aunque su ilusión se derrumbó tras revisarlo, el humilde pescador, a raíz de su hallazgo, descubrió una maravillosa historia que se viralizó en redes sociales.
No se convirtió en millonario
El pasado 19 de junio, Darrell se encontraba buscando almejas cuando, de repente, halló una botella transparente de whisky. A primera vista, el hombre observó un billete y creyó que el recipiente contenía “mucho dinero”. Sin embargo, Barba encontró algo más intrigante.
Después de agarrar el envase, revisó su interior y solo pudo ver, además de diez dólares australianos (cerca de siete dólares estadounidenses), una carta manuscrita.
“Me percaté de que también había una carta enrollada con un texto borroso. Intenté sacarla a través del cuello de la botella con unas pinzas, pero la iba a dañar. Así que no me quedó otra que directamente romper la botella”, explicó Darrell en conversación con el medio local 7News.
La historia detrás de la carta
Una vez que el leyó el mensaje en cuestión, el pescador se enteró que había sido escrita el “25 de diciembre de 2011″ en una embarcación turística que se desplazaba por el “mar de Tasmania central”. El remitente era una persona llamada John Reed, de Sídney.
Siguiendo esa línea, el documento señalaba: “Al que localice esta botella de whisky que contiene este mensaje, por favor, complete: ‘Encontrada en:...”. De inmediato, Barba miró la dirección que figuraba en la postal y logró contactarse con John.
Según informó el citado portal, Reed en realidad no fue quien redactó el texto, sino su difunto amigo Tony Potter. “Probablemente Tony pensó que se trataba de una buena idea en ese momento (hacerse pasar por su amigo John). Él era un personaje. Estas eran las cosas que hacía. Yo no habría nunca escrito el mensaje, esa justamente era la idea de su broma”, sostuvo John.
Asimismo, el ciudadano de Sídney lamentó no compartir su emoción por este descubrimiento con su buen compañero. “Me gustaría llamarlo y decirle que encontraron la botella y hablar con él. Pero falleció el año pasado, así que tendría que tener un cable telefónico muy largo. Él pensaría que fue genial que la botella apareciera”, confesó Reed.