Blanca Gómez Calvo, oriunda de España, es una mujer de 45 años cuya vida se ha vuelto un verdadero suplicio tras un evento que muchos considerarían como insignificante: la picadura de una garrapata. Todo indica que el ataque del pequeño bicho desencadenó que la diseñadora gráfica desarrolle la enfermedad de Lyme que, en los casos más severos, puede afectar las articulaciones, el sistema nervioso y el corazón.
El caso de Blanca Gómez
Así comentó Gómez a El Confidencial: “He vivido en Costa Rica y en Panamá, país este último al que volví de viaje con mi perra. Y en ambos países me picaron garrapatas. Pero fue en este último desplazamiento, cuando a la vuelta a España, mi perra se puso enferma. No fue mi caso. A mí me sucedió en Murcia, donde resido. Creo que este último ataque del parásito desencadenó en la enfermedad de Lyme que padezco”.
La mujer confesó que el regresó a su ciudad natal significó que dejase de trabajar luego de tres semanas: “No podía mover las manos, estaba agotada, con fiebre. Soy autónoma y me dejé más de mil euros al mes en tratamientos de todo tipo porque nadie cree que tenga la enfermedad de forma crónica, que como tal no está reconocida. Me he arruinado y cuando no puedo llegar al final de mes, me ayudan mis padres, cosa que no debería ser así. Las pruebas me dieron negativo, pero me hice dos test en Alemania que sí reconocían mi dolencia”.
Pero, no solo esto, inclusive, ha revelado que su doctor de cabecera no le cree respecto a su padecimiento, lo que le ha producido incontables incomodidades: “Desde mayo hasta ahora me ha derivado a 9 especialistas, reumatólogos e internistas (…) Lyme, en su estado crónico, es una enfermedad casi invisible en nuestro entorno, sus síntomas afectan el aparato locomotor, al sistema neurológico y se asocia a otras patologías como la fatiga crónica, la fibromialgia, esclerosis múltiple, alzhéimer, etc”.
Blanca considera que, en muchos aspectos, esta es una enfermedad “silenciosa”, agregando que las pruebas diagnósticas lanzan falsos negativos en casi un 70 por ciento, por lo que las personas que lo padecen no llegan a contar en un tratamiento adecuado al no contar con un diagnóstico correcto.
Por este y otros motivos, la diseñadora gráfica se ha unido a la Asociación de Lyme Crónico de España (ALCE), la cual fue fundada en 2015 y cuenta, hasta la fecha, con un promedio de 628 socios, entre los que se encuentran enfermos y sus familiares.
Lyme: ¿Cómo se transmite a los humanos?
El investigador de Sanidad y Biotecnología del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) de la Universidad de Castilla-La Mancha, Christian Gortázar, aseveró que este mal es una enfermedad zoonótica (de origen animal) que se transmite por medio de las garrapatas, además de confirmar que está experimentando una preocupante expansión geográfica, lo que produce incremento de casos.
El especialista expuso cómo se lleva a cabo el contagio de esta patología, el cual inicia cuando las garrapatas están infectadas con la bacteria Borrelia burgdorferi, y cuyos receptáculos son pequeños mamíferos, aves y reptiles. En el caso específico de los humanos, se infectan con la picadura de estos bichos quienes, previamente, se alimentaron de un animal infectado.
Lyme: los síntomas
De acuerdo a lo detallado por la portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER), Cristina Macía, identifica tres fases de manifestaciones clínicas consecutivas.
Localizada temprana, que se entiende por eritema migratorio en la piel; diseminada temprana, que hace alusión a síntomas sistémicos; y la enfermedad tardía, siendo la artritis (inflamación articular) como la más común de esta etapa, llegando al 60 por ciento de casos, centrándose, casi exclusivamente, en las rodillas, el mismo que se presenta de forma brusca.
Por el contrario, en las dos primeras fases los síntomas más comunes son los dolores articulares (artralgias) y dolores musculares (mialgias).
Lyme: tratamientos
Lo importante de la enfermedad de Lyme, primero que todo, es hacer el correcto diagnóstico de la misma. Hecho esto, lo que sigue es el óptimo tratamiento el cual se sabe, casi exclusivamente, se realiza con antibióticos.
Sin embargo, todos los expertos en este tema coinciden que el mejor tratamiento es hacerlo de forma temprana, pues en fases más avanzadas se han presentado casos en los que la artritis, por ejemplo, persiste en pacientes con cierto tipo de predisposición genética, inclusive cuando la infección ha sido eliminada.
En la gran mayoría de los enfermos en fases avanzadas, los antibióticos son más que suficientes para matar la bacteria y aplacar las dolencias producto de la artritis.
Vestigios del Lyme
La efectividad para transmitirse a las personas, sumado a su expansión en los últimos años, ha llevado a no pocos especialistas a catalogar al Lyme como la epidemia que marcará el actual siglo XXI.
Lo cierto es que Lyme no es nuevo, pues lleva siglos acompañando a la humanidad; de hecho, hasta ahora, el resto más antiguo de esta enfermedad fue encontrado en la momia de Otzi, de 5 mil 300 años atrás, encontrada en los Alpes italianos; pero, recientemente, la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA), indicó que en los últimos 20 años aumentaron en 300 por ciento las enfermedades transmitidas por las garrapatas, solamente en Europa.
Lyme y el calentamiento global
Estas alarmantes cifras también estarían relacionadas con el incremento del calentamiento global, lo que incidiría en el actuar mucho más agresivo de estos bichos, tal como lo asegura el investigador del Laboratorio de Patógenos Especiales del Centro de Investigación Biomédica (CIBIR), José Antonio Oteo.
“El calentamiento global que estamos padeciendo puede hacer que (las garrpatas) se vuelvan más agresivas (…) El número y tipo varía en función de la zona geográfica y de los parásitos de este tipo que circulen en dicha zona. En España, las más importantes para la salud humana son, principalmente, bacterianas, como la enfermedad de Lyme, la fiebre botonosa, la anaplasmosis, la tularemia y las babesiosis. También existen otras no puramente infecciosas, como la parálisis neurotóxica”, expresó a El Confidencial.
No hay cifras oficiales
Oteo también cuenta que lo difícil que es detectar y diagnosticar Lyme hace que las cifras reales sobre los enfermos no sean concluyentes.
“No es fácil darse cuenta que te han picado. Es por ello que no hay cifras oficiales. Es más, el problema es que muchos afectados presentan sintomatología tardía, incluso años después, y difusa, y nos encontramos con el hándicap de la inespecificidad de las pruebas que dan muchos falsos positivos y falso negativos”.
Sin embargo, las estimaciones más conservadoras datan de 40 mil y 50 mil casos al año: “Cada vez vemos más en consulta, también porque tenemos más conocimientos sobre ella y de las manifestaciones clínicas que causa. Pero también es cierto que hay afectados que pueden experimentar los síntomas a posteriori, como ya hemos comentado, lo que dificulta un verdadero censo de la enfermedad”, sentenció.