El ascensor es un tipo de transporte en donde las personas están de paso. Sin embargo, durante una semana, el elevador de un edificio de Palermo, en Argentina, se convirtió en un intercambio de notas y fotografías, a raíz de los maullidos de una gata, hasta ese momento extraña. Esta historia, llamada por el autor de la publicación, “La saga de Marta”, no tardó en hacerse viral.
El último miércoles, el usuario @santiidelson compartió la curiosa historia a través de su cuenta de Twitter y la tituló “La saga de Marta”, en honor a la gata que protagonizó una serie de eventos en un edificio de Palermo, en Argentina.
“Les voy a contar algo que pasó esta semana en el ascensor de donde vivo, un edificio de 100 años en Palermo. Una serie de acontecimientos con mensajes, intriga y michis. La llamaré La saga de Marta”, empezó escribiendo el usuario.
A continuación, mostró el cartel que encontró adherido hace unos días en el referido ascensor, en el que uno de sus vecinos advertía que sobre la presencia de un gato. No se quejaba de sus maullidos, sino todo lo contrario: pensaba que se encontraba abandonado.
“Hay un gatito que llora por las tardes y noches. No me molesta, pero me da lástima. Denle mucho amor, es un micho (va con toda la buena onda)”, se lee en la nota.
Un día después, @santiidelson notó que alguien colocó una respuesta al lado del cartel. No solo descubrió que se trataba de una gata llamada Marta, sino que sus dueños habían estado de vacaciones.
“Al día siguiente apareció la respuesta, anónima. Otra nota que hablaba de Marta, una gata que nunca vi, con un muy buen nombre. No conozco tanto a mis vecinos (son 10 en total) pero estas notas estaban escritas por gente claramente gatera”, precisó el usuario, quien es director audiovisual.
Tal como explica TN, en la nota los dueños mencionaron que una persona la estaba viendo prácticamente todos los días para que Marta tenga compañía.
Pidieron la foto de Marta
Es en ese momento donde el propio @santiidelson decidió intervenir con una tercera nota en la que “pedía ver una foto de Marta”. “Era una nota que escribí yo. ¿Qué era ese chat? ¿Quiénes escribían en esta red social artesanal de ascensor? Luego de mi nota se detuvieron los mensajes”, tuiteó el argentino.
Dos días después, sin embargo, la foto de la gata apareció adherida a la pared del ascensor, para beneplácito del vecino de Palermo. La mascota se encontraba sentada en una silla ergonómica y sus dueños revelaban otros datos, como su edad (6 años) y sus gustos.
“Al rato llegó una respuesta: furor por Marta y por esta nueva red social en la que el feed está quieto y scrollea el ascensor. Salí de casa contento por este intercambio improductivo y poético en un momento del mundo tan funcional. ¿Habría otro mensaje cuando volviera a la noche?”, continuó con su narración el usuario.
Un “antigato” retiró los papeles
Esa misma noche, @santiidelson recibió malas noticias: uno de sus vecinos había retirado todos los carteles. “Había un antigato entre nosotros”, calificó.
A modo de reclamo, un cartel apareció en el que pedían “socializar con las mascotas en el ascensor”.
“A la mañana siguiente ya no había carteles, alguien había arrasado con este canal de comunicación atípico tan diferente a las reuniones de consorcio. Alguien con oscuridad”, aseguró el tuitero.
Tuvo la sospechas de dos vecinas suyas o “alguien random que simplemente quiere ver el mundo arder”.
Reconstruyó el chat
Sin respuestas de lo ocurrido, @santiidelson decidió reconstruir el peculiar chat con las fotografías que había alcanzado a tomar en el ascensor y carteles nuevos.
“Me levanté con garra, imprimí la foto que había sacado con el teléfono al cartel de Marta para ponerla en lugar de la original”, adelantó.
Sumó en la pared del ascensor a su propia gata Romina y, horas después, sus vecinos incluyeron a sus otros dos gatos. “A las pocas horas alguien sumó a dos nuevos gatos (Noir y Micho) al feed ascensorístico. Guardo backup digital de todos los carteles. Por ahora la red está a salvo”, refirió el hombre.
Síguenos en nuestras redes sociales: