Convertirse en padres es el sueño de muchas parejas, pero a veces ese deseo se ve frustrado. Así de difíciles fueron los 13 años que Carissa y Dave Morris, un matrimonio de Australia que intentó por todos los medios agrandar su familia y poder traer a su primer hijo. Esta es su emotiva historia.
La pareja tuvo durante ese tiempo ocho abortos espontáneos, en los cuales el crecimiento del feto nunca pasó de las seis semanas, según informó el tabloide británico Daily Mail. A través de distintos exámenes, Carissa descubrió que tenía bloqueada una de sus trompas de falopio.
“Los líquidos regresaban a mi útero y era básicamente como un veneno para el bebé. Me quitaron ese tubo y descubrimos que también había problemas de fertilidad”, relató.
Problemas de fertilidad
Al parecer, debido al duro trabajo en las calderas de Dave, la mayoría de sus espermatozoides sufrían desgaste por el calor. Eso hizo que tuviera problemas de fertilidad.
A pesar de esos problemas, la pareja nunca se dio por vencida y siguió intentando concebir un bebé. Y tal como si fuera el guión de alguna película navideña, finalmente se logró el milagro: justo antes de Navidad nació Oliver, su primer hijo.
Regalo de Navidad
Carissa contó que siguieron un nuevo tratamiento de fertilización in vitro en donde tuvieron éxito. “Dos semanas después descubrí que estaba embarazada (…) Fue la mejor sensación que había sentido en el mundo”, explicó.
Oliver presentó algunos problemas de salud al nacer, pero se estabilizó luego de unas semanas. Por ahora sigue internado en el hospital, pero la pareja espera pronto tener a su hijo en casa.
“Esperábamos que saliera del hospital antes de Navidad pero no fue así. Sabemos que está en el mejor lugar posible para recibir la atención que necesita. Él fue un milagro”, concluyó la entusiasmada madre.