El horno microondas es tal vez el electrodoméstico más subestimado del hogar, ya que suele verse como un artefacto utilizado por los más inexpertos con la cocina. No obstante, las funciones de este artefacto van más allá de solo poner un plato de comida dentro y apretar el botón de inicio para calentarlo. Es el artefacto que te puede salvar estos días de confinamiento por coronavirus que se están viviendo en países como Estados Unidos y México.
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Los microondas tienen ciertas reglas: no se pueden usar al azar, para cualquier función. De esta manera, es muy posible que echemos a perder los alimentos o incluso el propio electrodoméstico, por no saber usarlo. Estos son algunos de los errores más comunes a la hora de emplear este aparato de la cocina:
1. Descongelar la carne cruda
Puede llegar a parecer una buena idea porque hace más rápida la descongelación, pero como no se calentará de manera uniforme, un trozo estará medio caliente y el otro medio congelado. Además, descongelar de manera desigual hace que el trozo sea susceptible de contaminación bacteriana.
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Para descongelar la carne de manera segura, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda descongelar los alimentos en la nevera o en agua fría, pero la carne no debe entrar en contacto con el líquido.
2. No remover la comida
Uno de los problemas de calentar las sobras es que no tengan una temperatura uniforme. Para lograrlo, recomiendan configurar el temporizador para hacerlo con lapsos de aproximadamente un minuto. Entre estos lapsos, se debe sacar la comida del microondas y removerla. En el caso de la comida que no se puede revolver, como por ejemplo la carne, lo mejor es darle la vuelta.
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3. Usar tuppers cuadrados
Antes de todo, hay que recordar que no todos los tuppers son aptos para meterse en el microondas, debemos asegurarnos antes de usarlo. La mayoría de los envases son cuadrados o rectangulares, pero los más útiles son los redondos para que los alimentos se cocinen de manera uniforme.
Las esquinas se calientan más rápido que el resto, de manera que algunas partes de la comida se cocinan demasiado. Sin embargo, con los envases redondos, todas las áreas se calientan al mismo tiempo. En el caso de no tener tuppers redondos para el microondas, calienta la comida en un plato.
4. La sal antes de meter la comida en el microondas
No perjudica nuestro organismo, pero sí la calidad de los alimentos. Si se echa mucha sal en la comida antes de meterla a calentar en el microondas, la parte superior de la comida se secará. Lo mejor es salpimentar los alimentos después de calentarlos, ya que así tendrá el sabor deseado.
5. No limpiarlo lo suficiente
Limpiamos cuando nos acordamos o cuando hay ciertas manchas. Sin embargo, el microondas se debe limpiar al menos una vez al mes; los más exigentes apuntan a una vez por semana.
La mejor manera de limpiar el microondas es llenar un vaso (apto para microondas) con agua y agregar varias rodajas de limón o una cucharada de vinagre blanco. Después iniciamos el microondas a temperatura alta durante tres minutos hasta que la ventana del microondas comience a cocer al vapor. Posteriormente, con un paño húmedo o una toalla de papel, limpiamos el interior.
Historia del horno microondas
Como otros inventos, el horno de microondas es la aplicación secundaria de una tecnología destinada a otros fines. En 1945, durante una investigación relacionada con el radar, el doctor Percy Spencer, ingeniero de la Raytheon Corporation, estaba probando un tubo al vacío llamado magnetrón cuando descubrió que una chocolatina que tenía en su bolsillo se había derretido.
Sospechando que aquello había sido causado por las ondas emitidas por el magnetrón, el doctor Spencer colocó algunas semillas de maíz para hacer palomitas cerca del tubo a modo de experimento. El maíz se coció e hinchó. Spencer repitió el experimento usando un huevo de gallina. Debido al rápido incremento de la temperatura, la presión interna hizo que el huevo explotara. Esto le animó a seguir experimentando con otros alimentos.
El doctor Spencer diseñó una caja metálica con una abertura por la que podía entrar la radiación del magnetrón. Las paredes metálicas confinan la radiación de microondas, por lo que la energía del campo electromagnético no se difundía, sino que se concentraba dentro de dichas paredes. Cuando se introducía alimento su temperatura aumentaba.
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