¿Has pensado alguna vez que existen ciertas acciones en la cocina que no son adecuadas? Por ejemplo, si las zanahorias o el apio se mantienen fuera del refrigerador suelen perder su frescura, o si colocas las manzanas cerca de otras verduras o frutas, el etileno que libera provocará un rápido madurar. En este contexto, hoy voy a exponerte por qué es un grave error lavar el pollo antes de cocinarlo y, con la ayuda de una experta en bioingeniería, te explico cómo hacer su cocción adecuada para reducir el peligro de infecciones alimentarias.
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Las autoridades sanitarias del mundo han explicado en más de una ocasión que no es recomendable enjuagar este alimento en el fregadero porque el chorro de agua no le quita las bacterias, sino que las esparce en todas partes.
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Al lavar el pollo ya sea en el caño o en un recipiente, las bacterias como Campylobacter (presente en el intestino y que contamina la carne), pueden diseminarse a través de las salpicaduras, llegando a superficies, utensilios y otros alimentos cercanos, algo que se conoce como contaminación cruzada. Esto no es todo, pues un estudio publicado en 2018 también reveló que pueden tener patógenos como Salmonella, Listeria monocytogenes y Staphylococcus aureus. Además, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) citó una investigación donde también se descubrió que “de los participantes que lavaron carne cruda de aves, el 60% tenía bacterias en el fregadero después de enjuagarlo, incluso tras limpiar la tarja, los gérmenes persistían en el 14% de los casos”.
¿Qué hacer para eliminar las bacterias del pollo?
El riesgo de infecciones alimentarias podrían evitarse simplemente cocinando el pollo a la temperatura adecuada, que elimina estos microorganismos, según explica Alejandra Ratti, docente de Bioingeniería de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC). Entonces, ¿qué hacer en lugar de lavar el pollo?
- Usa superficies separadas para cortar pollo crudo, de modo que no entren en contacto con otros alimentos.
- Lávate bien las manos y desinfecta los utensilios que se usen para su preparación.
- Evita el almacenamiento inadecuado, ya que el pollo crudo debe ser refrigerado inmediatamente y colocado en la parte más baja del refrigerador para minimizar el riesgo de proliferación bacteriana por goteo de líquidos.
- Cocina el pollo hasta que alcance los 75°C o 165 °F en su interior, ya que los patógenos mueren con las altas temperaturas. Si deseas una mayor seguridad, es útil emplear un termómetro de cocina para verificar la temperatura antes de servir.
- Una buena práctica es utilizar papel absorbente para secar el pollo y eliminar la humedad visible sin recurrir al agua, así como restos de sangre o fluidos sin esparcir bacterias en el entorno.
Según el portal CDC, el pollo crudo está listo para cocinar y no necesita ser lavado antes. Sabiendo esto, solo necesitas comerlo bien cocido porque el chorro de agua no elimina las bacterias. Si es así, ya no existe un riesgo en su consumo mientras se sigan las medidas de higiene correctas durante su preparación.
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