En 2015, Brian Peterson y su esposa, Vanessa, acababan de mudarse a la ciudad de Santa Ana, California (Estados Unidos). Afuera del apartamento de la pareja, una persona sin techo a menudo gritaba en la esquina, a veces interrumpiendo su tranquilidad. Brian, de 28 años, se cruzaría con el chico camino a su trabajo como diseñador de autos, pero nunca hablaron. El destino les aguardaba una gran historia viral a ambos.
Un día, Peterson estaba descansando en su sala de estar, leyendo el libro Love Does, sobre el poder del amor en acción, cuando la persona en situación de calle perturbó su tranquilidad. Inspirado por el mensaje compasivo del libro, Brian tomó una decisión inesperada: iba a salir, presentarse y hablar un rato.
En esa primera conversación, Brian se enteró de que el nombre del hombre era Matt Faris. Se había mudado al sur de California desde Kentucky para seguir una carrera en la música, pero pronto atravesó tiempos difíciles y terminó viviendo en la calle durante más de una década.
“Fue lo más extraño para mí”, recordó Brian en el podcast Top Artist. “Vi belleza en el rostro de un hombre que probablemente no se había afeitado en un año, tenía las uñas demasiado grandes, probablemente no se había duchado en casi un año. Pero su historia, la vida dentro de él, me inspiró”, dijo a Reader’s Digest. Y aunque Peterson, un graduado del Instituto de Arte de Cleveland, no había tomado un pincel en unos ocho años, se preguntó si podía pintar el retrato de Matt. Él dijo que sí.
Pintar para ayudar
La conexión de Brian con Matt lo llevó a formar Faces of Santa Ana, una ONG enfocada en pintar retratos de miembros de la comunidad que no tienen vivienda. A partir de una foto en blanco y negro del sujeto tomada con su teléfono, Peterson elige colores inspirados en la personalidad y la historia de vida del sujeto, creando un retrato conmovedor. Mostró a un hombre ganando su batalla contra el alcoholismo, por ejemplo, al cambiar los colores de un azul sombrío a un escarlata brillante.
Brian vende el vibrante lienzo de 30 por 40 pulgadas, firmado tanto por el sujeto como por el artista, por unos miles de dólares, divide las ganancias y pone la mitad en lo que él llama una “cuenta de amor” para su modelo. Luego ayuda a las personas a usar el dinero para recuperarse.
Muchos de los nuevos amigos de Brian usan las donaciones para cubrir necesidades inmediatas: atención médica, habitaciones de hotel, comida. Pero Brian ha aprendido a no hacer suposiciones sobre lo que más necesita una persona. “Cometí tantos errores pensando que sabía lo que la gente quería”, dice. “Entonces me di cuenta: ¿Por qué no les preguntamos?”.
Matt usó los fondos de su retrato para grabar un álbum, cumpliendo sus sueños musicales. Otra sin techo, Kimberly Sondoval, nunca había podido mantener económicamente a su hija. Ella preguntó: “¿Puedo usar el dinero para pagar el alquiler de mi hija?”. Cuando se entregó el cheque, “ambos lloraron en mis brazos”, recuerda Peterson.
En los ocho años desde que se estableció Faces of Santa Ana, Brian, que ahora vive en Miami con su esposa e hijos, formó una nueva organización sin fines de lucro llamada Faces of Mankind, un colectivo de artistas que están creando retratos de personas sin hogar en todo Estados Unidos.
Brian ha pintado él mismo 41 de estos retratos. Pero hay más en los productos terminados que el dinero que aportan a alguien que está decaído. Descubrió que los compradores tienden a conectarse con la historia de la persona en la pintura, encontrando similitudes y, a menudo, amistad con alguien que de otro modo podrían haber pasado por alto o estereotipado.
“La gente a menudo me dice: ‘Yo era el que cruzaba la calle. Pero ahora veo a las personas sin hogar de manera diferente’”, dice Brian. “No sabía que eso sucedería”.