Una mujer que reside en Washington D.C. (Estados Unidos) compró en noviembre de 2017, en una conocida tienda de comida rápida, dos hamburguesas con queso y papas fritas. Comió una, pero la otra la olvidó en el asiento trasero de su vehículo. Luego de varios días, la encontró y notó que no presentaba ningún signo de putrefacción. Fue así que decidió realizar un experimento para ver cuánto tiempo podía durar.
Megan Condrey, la protagonista de esta historia, apuntó la fecha en que compró ambas hamburguesas y guardó la que quedó en un armario. Pasaron varios años y se acordó de la hamburguesa hace un mes, cuando se la encontró de casualidad cuando ordenaba las decoraciones navideñas.
Al abrir el paquete notó que, tras todo el tiempo que pasó oculta, la hamburguesa se había puesto dura como una piedra pero, extrañamente, se veía igual al día que la compró y lo más inusual de todo es que no presentaba señales de putrefacción.
El pan, la carne, supuestamente de vacuno, y el queso estaban intactos y sin signos de moho. El establecimiento dónde Megan Condrey compró las hamburguesas afirma que solo utiliza carne de res 100% sin conservantes. Tras su experimento, la mujer prometió que no volvería a comer en McDonald’s y además decidió dejarla comida chatarra por completo.
¿Cuáles son los alimentos chatarra?
La comida chatarra se refiere a comestibles pobres en nutrientes, con un alto contenido de azúcar, grasa y sodio. Un ejemplo de ello son las papas fritas, los refrescos, golosinas, pasteles, helados, bizcochos, algunas comidas rápidas, como hamburguesas, pizzas, hot dogs, etc.
¿Qué es la comida chatarra y cómo afecta a la salud?
De acuerdo a la sección Cuidate Plus de marca.com, una ingesta reiterada de comida rápida “provoca obesidad y todas las patologías consecuentes a ésta, como diabetes, hipertensión arterial, aterosclerosis, enfermedades cerebrovasculares, patologías renales, hígado graso, e incluso cáncer”, resume la experta.