Sao Paulo (Agencias)
Todos temían que las protestas antimundialistas empañarían la inauguración de la principal fiesta deportiva del mundo. Pero el triunfo de Brasil frente a Croacia volvió a hacer delirar a millones de brasileños. La fiesta se apoderó de nuevo del país de la samba.
Horas antes de la inauguración del Mundial Brasil 2014, unos 300 manifestantes cerraron calles en Sao Paulo pero la policía reprimió las protestas lanzando bombas lacrimógenas y bombas de estruendo. Mientras los fanáticos de la 'verdeamarelha' caminaban por la calle para ir al estadio, la tensión fue amainando.
Hubo varios detenidos y heridos, entre ellos cinco periodistas, dos de ellos de la cadena estadounidense CNN que recibieron el impacto de una bomba de gas.
“Nuestra estrategia nunca fue acabar con la Copa. Lo que indigna son los gastos que el país hizo para la Copa”, dice Luiz Gustavo, de 19 años, que protestó en Sao Paulo y forma parte del colectivo Black Bloc, que ha organizado varias manifestaciones desde el año pasado.
En Rio de Janeiro hubo protestas en distintas zonas. Una manifestación de unas 600 personas en el centro fue dispersada con gas pimienta y bombas de ruido. “Estamos en contra de la dictadura del gobierno y la FIFA. La Copa no es del pueblo”, dijo a la AFP uno de los manifestantes, Luis Claudio Morales.
Por la tarde, los manifestantes llegaron hasta la famosa playa de Copacabana, donde miles de brasileños y turistas participaron en el 'Fan Fest', al frente de una pantalla gigante y disfrutando el partido. La protesta fue pacífica y no alteró la fiesta de los 'torcedores'.
Pifias a Dilma
Durante la ceremonia inaugural, la presidenta Dilma Rousseff fue abucheada por los más de 60 mil espectadores en el estadio, y muchos de ellos corearon lemas agresivos contra la mandataria.
Rousseff no declaró inaugurada la Copa y ni siquiera se anunció su nombre en el estadio. Así y todo no pudo escapar de la furia de los hinchas.