Rudy Jordán @jordanrudy
Periodista
Charly Hedbo debe su nombre al famoso personaje de historietas Charlie Brown, la entrañable tira cómica estadounidense protagonizada por Carlitos y Snoopy. La historia de este semanario –imprescindible en el humor gráfico europeo y mundial– ha estado siempre marcada por una tensa disputa entre la libertad y la censura.
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NACE HARA-KIRI
Atizados por la revolución de Mayo del 68, Georges Bernier y François Cavanna forman en 1969 el mensuario humorístico Hara-kiri. Georges Wolinski –uno de los cuatro humoristas asesinados– participó en dicha revolución aportando con sus mordaces gráficos donde postulaba una clara postura de izquierda que rozaba la anarquía.
“Eran cachacientos, provocadores, no creían en nadie. Precisamente el humor no puede creer en nadie sino pierde su sentido“, señala el caricaturista peruano Juan Acevedo, autor de El Cuy.
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(Video: YouTube Diario El Comercio Videos)
En sus primeros años, uno de los blancos preferidos de los artistas fue el presidente francés Charles de Gaulle. En 1970 la muerte del mandatario coincidió, diez días después, con un incendio dentro de una discoteca que tuvo 146 víctimas. La revista no incluyó dibujos en aquel número y publicó lo siguiente: “Baile trágico en Colombey- un muerto”. El escueto mensaje desató la ira del ministro del Interior Raymond Marcellin, quien censuró la revista.
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Lejos de amedrentarse, los humoristas cambiaron de título a Charlie “Hebdo” (que en francés significa semanal) y continuaron criticando la religión, los políticos, las relaciones humanas y cualquier tema que se les pusiera en frente. “Siempre ha sido un semanario que critica a todo el mundo. No deja títere con cabeza”, señala el caricaturista peruano Mario Molina.
En las elecciones presidenciales francesas de 1974 la revista llamó a la abstención. Pese a su popularidad, la caída de los lectores y la falta de sponsors, en 1981 el semanario fue suspendido por falta de presupuesto.
LAS CARICATURAS DE MAHOMA
El renacimiento de Charlie Hebdo vino de la mano de los humoristas Philippe Val y Cabu, quienes renunciaron a La Grosse Bertha y convocaron a las estrellas fundadoras de Charlie Hebdo: Cavanna, Delfeil de Ton, Siné, Gébé, Willem, Wolinski, Cabu volvieron a casa.
Durante una reunión, en la búsqueda de un título, fue el propio Wolinski quien apuntó que el nombre de antaño, Charlie Hebdo, aún estaba libre. Lo propuso y la aceptación fue inmediata, al igual que al recepción del público.
El 8 de febrero de 2006 el semanario publica las Caricaturas de Mahoma, aparecidas en el diario noruego Jyllands-Posten. Charlie Hebdo añade nuevas ilustraciones sobre el tema. En una de sus portadas aparece una caricatura de Mahoma llevándose las manos a la cabeza y diciendo “Es duro ser amado por tontos”. El semanario triplicó su tirada habitual. Hablar del Islam resultaba provocador y rentable.
“Era una revista fundamentalmente política, lo que pasa es que sus portadas sobre los musulmanes eran las que más llamaban la atención en Occidente. El mensaje que querían dar era que se puede creer en Dios, o en lo que uno quiera, pero no por eso se tiene que matar”, asegura el caricaturista peruano Omar Zevallos.
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NADIE SE SALVA
La noche del 1 de noviembre de 2011, Charlie Hebdo fue atacado por presuntos islamistas radicales con bombas Molotov. Una semana más tarde, los humoristas contragolpearon con una portada en la que un musulmán y un dibujante del semanario se besaban en la boca. La leyenda era provocación: «El amor es más fuerte que el odio».
Pese a la amenaza, las publicaciones sobre el Islam y la religión continuaron. Sin embargo, no parecía ser un ensañamiento pues aparecen provocadoras portadas sobre de la Virgen María, Jesús, el Papa Francisco.
“Hay que considerar que los franceses saben separar perfectamente la religión y la política por eso pueden tomar distancia y tratar con esa mordacidad el tema; en cambio en el Islam política y religión vienen de la mano”, asegura Mario Molina.
Con el asesinato de sus principales humoristas es difícil calcular qué pasará con Charly Hebdo. Para Molina, “por más duros o hirientes que hayan sido los dibujos, nada justifica un atentado así. Autocensurarse por miedo sería legitimar la barbarie”. “Por su parte, Acevedo cree que “los caricaturistas deben seguir haciendo humor gráfico: es la mejor manera de hacerles un homenaje a ellos y a la libertad de expresión”, concluye.