Cuando el lujoso barco de pasajeros Titanic se hundió en el océano Atlántico, en abril de 1912, miles de personas terminaron en las heladas aguas del mar.
Solamente uno de los botes salvavidas que lograron escapar el naufragio regresó a buscar posibles sobrevivientes. En la oscuridad, encontraron a un joven chino aferrado a una puerta de madera, temblando de frío pero aún con vida.
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Ese hombre era Fang Lang, uno de seis sobrevivientes chinos del Titanic, y su rescate iría a inspirar una famosa escena (la de los enamorados Rose y Jack) en la taquillera película de Hollywood de 1997, Titanic.
Pero la milagrosa supervivencia de estos seis individuos chinos no marcó el fin de su calvario.
En menos de 24 horas después de su llegada a la estación de inspección migratoria en la isla de Ellis, Nueva York, fueron expulsados del país debido al Acta de Exclusión China, una polémica ley que prohibía la inmigración de ciudadanos chinos a Estados Unidos.
Los seis hombres desaparecieron de la historia -hasta ahora. Un nuevo documental que se acaba de estrenar en China, “Los seis”, arroja una luz sobre sus identidades y sus vidas, 109 años después del fatídico viaje.
Revela una historia más allá del Titanic, un relato forjado por la discriminación racial y la política antiinmigratoria que ha tomado una resonancia particular hoy en día tras los recientes actos de abuso contra asiáticos en EE.UU.
¿Quiénes eran los seis sobrevivientes chinos?
Los hombres fueron identificados como Lee Bing, Fang Lang, Chang Chip, Ah Lam, Chung Foo y Ling Hee. Se cree que eran marineros que se dirigían al Caribe para trabajar.
“Como un colectivo de personas, son singularmente desconocidas”, comentó a la BBC Arthur Jones, un cineasta británico y director de “Los seis”.
Los nombres de los sobrevivientes chinos estaban en la lista de pasajeros del barco, y los artículos que cubrieron el hundimiento del Titanic los mencionaron de pasada.
Sin embargo, contrario a los otros sobrevivientes del desastre que fueron elogiados en la prensa, los chinos rescatados fueron vilipendiados debido a la corriente contra China en Occidente a comienzos del siglo XX, según los historiadores e investigadores.
Por ejemplo, en un reportaje que se emitió unos días después del naufragio, el diario The Brooklyn Daily Eagle llamó a los sobrevivientes chinos “criaturas” que habían saltado a los botes salvavidas “ante la primera señal de peligro” y se había escondido bajo los asientos.
Pero la investigación del equipo de producción del documental demostró que esa afirmación era falsa.
Construyeron una réplica del bote salvavidas del Titanic y encontraron que hubiera sido imposible para los chinos esconderse sin ser vistos. “Pienso que eso es lo mismo que vemos ahora. Encontramos que los inmigrantes fueron usados como chivos expiatorios por la prensa”, declara Jones.
Otra cobertura de la prensa contemporánea acusó a los chinos de haberse disfrazado de mujeres para tener acceso prioritario a los botes salvavidas.
Tim Maltin, un historiador especializado en el Titanic, afirma que no hay prueba de que los sobrevivientes chinos fueran polizones o que se hubieran disfrazado de mujeres.
“Estos fueron cuentos inventados por la prensa y el público después del evento”, le dice a la BBC.
Los rumores pudieron haber surgido del estigma asociado a muchos de los hombres que sobrevivieron el hundimiento, pues en ese momento el público en general sentía que las mujeres y los niños debieron haber tenido prioridad en el rescate.
De acuerdo a Maltin, los chinos intentaron ayudar a otros sobrevivientes. Fang Lang, el hombre que se aferró a una puerta flotantes, luego remó en el bote que lo rescató y ayudó a poner a salvo a todos los que estaban a bordo.
¿Qué les sucedió después de la catástrofe?
Rechazados por Estados Unidos, los seis hombres fueron enviados a Cuba. Poco después se fueron a Reino Unido, donde había una escasez de marineros, pues mucho del personal naval británico estaba siendo reclutado en el ejército durante la Primera Guerra Mundial.
Chang Chip padeció constantes problemas de salud después de la fatídica noche, y finalmente murió de pulmonía en 1914. Fue sepultado en una tumba sin nombre en un cementerio de Londres.
El resto de ellos trabajó conjuntamente en Reino Unido hasta 1920, cuando el país sufrió una recesión de posguerra y los sentimientos antiinmigrantes se encendieron.
Algunos de estos hombres chinos se casaron con mujeres británicas en Reino Unido y tuvieron hijos. Pero una política antiinmigratoria los forzó a abandonar el país sin previo aviso, dejando atrás a sus seres queridos.
“No fue su culpa. Todas estas familias fueron separadas por política, algo sobre los cual ellos no tenían control alguno”, dice Jones.
Ah Lam fue deportado a Hong Kong, mientras que Ling Hee abordó un barco de vapor con destino Calcuta, India.
Lee Bing emigró a Canadá, mientras que Fang Lang, después de navegar entre Reino Unido y Hong Kong durante años, se volvió ciudadano del país que antes lo había rechazado, Estados Unidos.
Paralelos de la historia y la actualidad
Tom Fong, el hijo de Fang Lang, nació en Milwaukee, estado de Wisconsin casi medio siglo después del hundimiento del Titanic. El apellido de la familia se deletrea de diferentes formas en inglés.
Durante décadas, no supo absolutamente nada de la experiencia de su padre en el “insumergible”.
“Él (Fang Lang) nunca habló al respecto. Por lo menos no a mí ni a mi madre”, le cuenta Fong a la BBC.
Fang murió en 1985, a los 90 años. No fue sino hasta 20 años después de su muerte, que su hijo Fong escuchó por primera vez de un miembro de la familia que su padre había sobrevivido el épico naufragio.
Fong cree que su padre pudo haber mantenido su supervivencia en secreto por una mezcla de trauma y estigma.
“Hubo muchos informes de que ellos se habían escondido en el bote y que se habían disfrazado de mujeres...”, dice. “Ese tipo de historias circulaban en la época”.
Cuando el equipo de investigación de “Los seis” encontró a los descendientes de los sobrevivientes, muchos de ellos seguían reacios a compartir las historias de sus familias debido a la estigmatización sufrida por sus ancestros hace un siglo.
Durante su crianza en Wisconsin, Fong fue testigo de muchos incidentes en los que su padre tuvo que tomar acción contra el racismo, incluyendo golpear a un hombre que lo llamó en términos despectivos.
“Él (Fang Lang) era un caballero, hasta que sentía que lo estuvieran discriminando por su etnicidad”, dice Fong.
Más de 100 años después, la hostilidad que enfrentaron los seis sobrevivientes chinos tiene insólitos paralelos con el racismo antiasiático de hoy en día que es alimentado por la pandemia.
Tan sólo en EE.UU., ha habido miles de casos de abusos reportados en meses recientes, desde recibir escupitajos e insultos hasta ser violentamente asaltados.
Fong decidió compartir la historia de su familia con la esperanza que el público pudiera conocer la verdadera historia de los sobrevivientes chinos del Titanic y reflexionar sobre los eventos actuales.
“Porque si no conoces la historia, se repetirá”, afirma Fong.
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