A raíz del episodio que protagoniza el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, tras la difusión de una fotografía del 2001 en la que aparece disfrazado de Aladino y la cara pintada de negro que él mismo ha calificado de “racista”, hacemos un breve repaso por otros cuatro líderes que han sido figuras centrales en escándalos de este tipo.
1. Donald Trump
“Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor, no envía gente como tú o como tú. Están enviando gente con montones de problemas. Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores y algunos, asumo, que son buenas personas”.
La frase corresponde a Donald Trump, la pronunció durante su campaña presidencial en junio del 2015 y fue tan solo un adelanto de una seguidilla de expresiones racistas y xenófobas hacia diferentes grupos sociales, principalmente musulmanes y latinos.
Acá otro ejemplo: “Creo que el Islam nos odia (...) Y no podemos permitir venir a este país a quien tiene este odio hacia Estados Unidos”, dijo en el 2016 al periodista Anderson Cooper de CNN.
Pero el historial de Trump es bastante amplio: desde tildar como gente que venía de “países de mierda” a los inmigrantes de África, Haití y El Salvador, según The Washington Post; hasta cuando pidió “el voto de cada negro que hay en este país”, porque “¿Qué pueden perder? Viven en la pobreza, sus colegios son malos, no tienen trabajo, el 58% de su juventud está desempleada… ¿qué demonios pueden perder?”.
Estas expresiones, además, han estado acompañadas de acciones políticas como intentar crear un muro en la frontera con México, emitir ordenes ejecutivas que impidan el ingreso al país de ciudadanos musulmanes o establecer feroces políticas fronterizas, entre otras.
Esta serie de factores han llevado a que el 51% de electores estadounidenses consideren al actual representante del Partido Republicano como racista, según un sondeo realizado por la Universidad Quinnipiac en julio de este año.
2. Jair Bolsonaro
“Yo fui a un quilombo (concentraciones políticamente organizadas de ex esclavos cimarrones) en El Dorado paulista, y el afrodescendiente más delgado de allí pesaba siete arrobas (unos 79 kilogramos). No hacen nada. Creo que ni para procrear sirven. Más de mil millones de dólares al año estamos gastando con ellos”.
Esa fue una de las frases más comentadas de Jair Bolsonaro durante la campaña que lo llevó a la presidencia de Brasil el año pasado. La declaración, además, valió para que agrupaciones afrobrasileñas denunciaran al exmilitar ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la misma que “expresó su preocupación” al respecto.
Además, fue condenado a pagar una multa de US$16 mil por la justicia brasileña.
Pero no fue el primer ni último caso de este líder cuyo discurso está basado en expresiones machistas, xenófobas y homófobas.
Por ejemplo, en el 2011, cuando aún era miembro del Congreso Brasileño, su nombre se volvió tendencia en las redes sociales tras responderle a la hija del exministro brasileño Gilberto Gil, Preta Gil, que “no corre el riesgo” de que sus hijos se enaomren de una negra o de algún homosexual porque “han sido muy bien educados”.
Pero la población afrobrasileña no ha sido la única atacada por el actual mandatario. Aún durante la campaña no dudo ni un minuto en calificar como “indios hediondos, no educados y no hablantes de nuestra lengua” al ser consultado sobre los derechos de los indígenas brasileños sobre sus tierras.
3. Matteo Salvini
Con el lema de “Detengan la invasión. Primero nuestra gente” el líder la Liga Norte, Matteo Salvini, consiguió convertirse en ministro del Interior de Italia. El político de extrema derecha centró su discurso en la oposición a los refugiados que llegan cruzando el mar Mediterráneo y, ya en el poder, ha propuesto más de una vez medidas contra la etnia gitana en el país.
A mediados del 2018, Salvini propuso realizar un censo de gitanos para conocer su real dimensión y expulsar a los que no hayan nacido en Italia. Además, lamentó que los que sí hubieran nacido ahí deberían “quedarse por desgracia”.
La legislatura italiana impide que se realicen registros étnicos, por lo que la propuesta no prosperó. Esto no fue propuesta para que en julio de este año Salvini pidiera al Gobierno nuevamente realizar un informe sobre los campamentos gitanos con la intención de localizar ilegales y desalojarlos.
El diario El Espectador precisa que según un informe del 2017 de la asociación proderechos de romaníes y sinti 21 de Julio, unos 26 mil gitanos vivían en campamentos o viviendas improvisadas.
Nuevamente, ni la negativa legal ni el reproche social pudo frenar a Salvini, quien en agosto lanzó un condenable mensaje a través de su cuenta en Twitter.
“¿Pero es normal que una gitana en Milán diga: 'Salvini debe recibir una bala en la cabeza'? Sé buena, gitana, sé buena, que pronto viene la RUSPA (retroexcavadora)”, escribió en referencia a la transmisión de un medio .
4. Viktor Orbán
“Europa afronta ahora una invasión“. La advertencia que lanzó Viktor Orbán en marzo del 2018 no hacía referencia a una guerra ni mucho menos. Utilizaba esta frase para referirse a los migrantes provenientes de África y Medio Oriente y llegaban a Hungría tras arriesgar sus vidas cruzando el mar Mediterráneo.
“No queremos que nuestro color se mezcle con otros”, es otra de las recordadas frases del actual primer ministro húngaro. Este último comentario le valió ser calificado como racista y xenófobo por el entonces Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein.
Pero los refugiados no son los únicos contra los que este político de 56 años ha arremetido. “Orbán ha cambiado el debate público introduciendo una retórica tóxica de odio contra los refugiados, inmigrantes, musulmanes y gitanos rumanos que cambia la manera como los húngaros ven a las minorías: como ciudadanos de segunda”, le dijo al diario español La Vanguardia un investigador de Human Rights Watch.