La presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, aterrizó este martes en Taiwán, ignorando las amenazas chinas de represalias en caso de que la visita a la isla se llevase a cabo. Las imágenes de la televisión mostraron a la legisladora, de 82 años, a su llegada al aeropuerto Songshan de Taipéi, donde fue recibida por el ministro taiwanés de Relaciones Exteriores, Joseph Wu.
Un comunicado del equipo de la dirigente Demócrata, del mismo partido que el presidente Joe Biden, y tercera figura en la jerarquía política de Estados Unidos, indicó que la visita muestra el “apoyo incondicional” de Estados Unidos a la isla y que esta “no contradice” la política de Washington hacia China.
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Beijing, que considera a Taiwán como una provincia rebelde, fustigó por su lado las acciones “extremadamente peligrosas” de Estados Unidos.
Es para “apoyar la democracia”
Nancy Pelosi explicó en una columna de opinión que su visita a Taiwán sirve para “apoyar” la democracia de la isla ante las “amenazas” que sufre por parte de China.
“Al viajar a Taiwán, honramos nuestro compromiso con la democracia y reafirmamos que las libertades de Taiwán y de todas las democracias deben respetarse”, afirmó en un artículo publicado por el The Washington Post tras llegar a la isla.
En su columna de opinión, la líder de la Cámara Baja defendió que Estados Unidos debe “apoyar a Taiwán”, a la que tildó como una “democracia vibrante y robusta” que “está bajo amenaza”.
Criticó que en los últimos años “Beijing ha intensificado de forma dramática la tensión con Taiwán”, con el aumento de operaciones aéreas en la zona, ataques cibernéticos contra agencias taiwanesas e intimidaciones contra países que cooperan con la isla.
“Ante la agresión del Partido Comunista Chino, la visita de nuestra delegación del Congreso debe verse como una declaración inequívoca de que Estados Unidos apoya a Taiwán, nuestro socio democrático, mientras defiende su libertad”, dijo.
No obstante, Pelosi reiteró que su viaje “de ninguna manera contradice” la posición de Estados Unidos sobre Taiwán, que desde 1979 apoya la política de “una sola China” y se opone a la independencia de la isla.
Subrayó que “la solidaridad de Estados Unidos con Taiwán es más importante hoy que nunca”, no solo por los 23 millones de habitantes de la isla, sino también para “los otros millones de oprimidos” que hay en China.
En ese sentido, citó la “brutal represión” en Hong Kong, la “campaña para borrar la identidad” del pueblo tibetano y el “genocidio” contra uigures musulmanes en Xinjiang.
Se trata de la primera visita de un presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU. a Taiwán desde 1997, cuando el republicano Newt Gingrich estuvo en la isla.
Ni Pelosi ni el Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán habían confirmado si la gira que la funcionaria lleva a cabo por Asia incluiría una visita a Taiwán, posibilidad adelantada por medios estadounidenses y taiwaneses.
Este martes, la Cancillería china aseguró que es “difícil imaginar una acción más temeraria y provocadora” por parte de Estados Unidos que esta visita, sobre la cual el Ejército chino ya advirtió recientemente que no se “quedaría de brazos cruzados”.
Poco antes de la llegada de Pelosi a Taiwán, medios estatales chinos informaron del cruce del estrecho de Taiwán por aviones militares chinos SU-35, sin que de momento se hayan facilitado más detalles al respecto.
China reclama la soberanía de la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.
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