La partida del náufrago salvadoreño José Salvador Alvarenga de las Islas Marshall se aplazó el jueves por motivos de salud, sin que se sepa si volverá a su país o a México, donde la familia de su compañero de travesía fallecido exige que explique su muerte.
El pescador, de 37 años, tenía previsto abandonar las Marshall el viernes, pero el equipo médico lo desaconsejó a causa de su deshidratación.
El Salvador y México, donde Alvarenga residía, realizan gestiones coordinadas con vistas a su repatriación.
El encargado de negocios de la embajada de México en Manila, Christian Clay Mendoza, dijo en Majuro (la capital de las Marshall) que el náufrago necesita más tiempo para recuperarse.
“Los doctores dicen que está muy deshidratado y no es buena idea viajar ahora”, sostuvo Mendoza, quien precisó que podría hacerlo en los próximos “tres o cuatro días”.
Alvarenga se recupera en un hospital de Majuro, tras ser haber sido hallado hace una semana en el lejano atolón coralino de Ebon, con tan sólo unos calzones hechos jirones.
Alvarenga afirmó haber estado a la deriva durante trece meses en una pequeña lancha en el Pacífico, tras haber salido a pescar en diciembre de 2012 junto a un compañero que falleció cuatro meses después.
El náufrago llegó este jueves a una conferencia de prensa acompañado por dos hombres, que lo ayudaban a desplazarse, pues estaba visiblemente debilitado.“Dándole las gracias al gobierno de este lugar [Islas Marshall] por haberme apoyado, a mis amigos (...) que me dieron apoyo. Gracias por haberme cuidado, ya me siento mejor”, dijo en un breve comentario, con voz pausada.
“Me siento bien y me siento bien (...) No tengo nada más que hablar”, añadió, antes de ser trasladado para someterse a más pruebas médicas.
El diplomático mexicano aseguró que Alvarenga se encontraba bien pero que no podía “hablar mucho más en este momento”.
Pese a que el náufrago vivió los últimos 15 años en la costa de Chiapas y se había planteado su posible regreso a México, el miércoles El Salvador aseguró que es más conveniente que viaje directamente a su país natal al más corto plazo posible.
PEDIDO DE EXPLICACIONES EN MÉXICO
El náufrago salvadoreño aseguró que sobrevivió gracias a la ingesta de pescado crudo y aves, así como sangre de tortuga, orina y agua de lluvia.
El ministro de Relaciones Exteriores de las Islas Marshall, Phillip Muller, dijo que la investigación continuaba para verificar lo ocurrido, si bien aseguró que el Gobierno Mexicano dijo que la historia relatada por el pescador “tiene fundamentos”.
El pescador aseguró haber zarpado a finales de diciembre del 2012 del puerto de Paredón (cerca de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas) en una embarcación bautizada “Camaronera de la Costa”, “una lancha muy pequeña”, junto a un compañero llamado Ezequiel.
Según Alvarenga, Ezequiel murió a los cuatro meses de “sed y de hambre” porque vomitaba y era incapaz de alimentarse de animales crudos. A su muerte, lo lanzó por la borda.
La familia instó a las autoridades mexicanas a que obliguen al náufrago a regresar a México para explicar su muerte, si bien desecharon emprender acciones judiciales contra el salvadoreño al tratarse de “un accidente de trabajo”, dijo a la AFP Romeo Córdoba Ríos, hermano de Ezequiel.
“Lo único que queremos saber es qué fue lo último que le dijo a ese hombre y qué le hizo al cuerpo de mi hermano”, señaló, al contar que su madre “hasta ahora llora por su hijo” y que la familia tenía esperanza de que Ezequiel, de 24 años, estuviera vivo.
El joven mexicano no conocía al pescador salvadoreño y fue por un acuerdo de “último momento” que decidió ir a pescar tiburones con él, aseguró Romeo desde la humilde casa que comparte con sus padres y otros ocho hermanos en El Fortín (Chiapas, sureste).
Los compañeros de Alvarenga en Chocohuital (Chiapas) aseguraron que era un buen hombre con una dieta peculiar, que hace creíble su asombrosa historia.
“Él no era asqueroso, no, qué va, [pero] comía de todo”, contó este miércoles a la AFP el jefe del salvadoreño, Bellarmino Rodríguez.
Su dieta habitual, que incluía sangre de tortuga y hasta croquetas para perro, podría ser lo que le salvó la vida, según sus amigos.