Desde Austria llega un olor a cisma, una de las pesadillas a las que se enfrenta la Iglesia Católica desde 1054. Esta vez, sin embargo, se habla la misma lengua y se creen en los mismos dogmas; el conflicto es si se necesita reformar la doctrina.
Ya sea el patriarca Miguel Cerulario o Martín Lutero, cada cierto tiempo aparecen voces dentro de la fe católica que demandan renovación. Esta vez, los que llevan la voz cantante son la Iniciativa de Párrocos, quienes desde el 2011 buscan la modernización del Iglesia, que, según ellos, se rehúsa a hacerlo.
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Ellos se declaran desobedientes al arcaísmo católico y su último grito de denuncia tiene que ver con la negativa del Vaticano a bendecir a las parejas homosexuales.
“Dios no puede bendecir el pecado”, se ha excusado la Iglesia.
El Papa Francisco, quien al inicio simbolizaba la llegada del progresismo al catolicismo, no ha tranzado y autorizó la orden.
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“Los Ángeles Times” explica que, para el Vaticano, “los homosexuales deben ser tratados con dignidad y respeto, pero que el sexo homosexual es ‘desordenado de manera intrínseca’”.
“Las enseñanzas católicas indican que el matrimonio entre un hombre y una mujer forma parte del plan divino y tiene el propósito de crear nueva vida”, escribe el medio.
En respuesta, la Iniciativa de Párrocos mandó un comunicado en que el decían estar consternados: “Esta es una recaída a tiempos que esperábamos haber superado con el Papa Francisco”.
“La realidad nos ha demostrado que las parejas homosexuales pueden celebrar el amor de Dios en la Iglesia igual que el resto”, se añadió.
Uno de los rostros visibles que se oponen a este tipo de decisiones de la Iglesia Católica es Helmut Schüller, quien en vez de pegar su tesis en las puertas de la catedral de Wittenberg, desde el 2006 predica por el mundo la necesidad de un cambio en la iglesia.
En el 2013, Schüller declaró que viajaba tanto porque quería que los sacerdotes reformistas como él, se conocieran.
“Nuestra meta es crear una red internacional de movimiento reformista. Queremos hacer públicas nuestras preocupaciones, preguntas, problemas y deseos para nuestra iglesia, y dejar en claro que en todo el mundo se pueden encontrar católicos reformistas”, dijo.
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¿QUIÉN ES EL PADRE SCHULLER?
Hay dos razones que motivan al sacerdote austriaco Helmut Schüller y a la Iniciativa de Párrocos a perseguir las reformas en la Iglesia Católica. La primera es que cada vez hay menos sacerdotes: la situación en Austria, por ejemplo, le preocupa lo suficiente como para tomar cartas en el asunto.
Si no son ellos los que ayudan al resto a transitar por la vida, ¿quiénes?
La segunda razón tiene mayor trasfondo.
“Las doctrinas de la iglesia sobre los católicos divorciados vueltos a casar y las personas del mismo sexo han creado muchos problemas pastorales. Necesitamos un nuevo modelo de enseñanza sobre las relaciones sexuales. Nuestra enseñanza debe concentrarse en la calidad de las relaciones, no en la forma”, argumenta Schüller.
Y agrega:
“En lugar de condenar a los católicos que se han vuelto a casar o a las parejas del mismo sexo, deberíamos preguntarnos: ¿cómo los otros están viviendo en sus relaciones? ¿Están respetando la dignidad de los demás? Tenemos que respetar que las personas quieran vivir juntas, que se sientan responsables unos de otros y que se preocupen unos por otros”.
Schüller es consciente que, si es conocido en Austria, su tierra, es porque presidio la organización caritativa Caritas Austria y por su labor como vicario general del cardenal Christoph Schönborn. De allí es que decidiera convertirse en el vocero de la Iniciativa de Párrocos.
“Pero no es un movimiento mío. Lo fundó un grupo de sacerdotes y trabajamos en comunidad. Tenemos una junta que se reúne regularmente para reflexionar sobre nuestro trabajo, discutir problemas y ayudar a los párrocos que están solos”, añade.
Porque, según una encuesta de GFK citada por el portal Periodista Digital, “el 72% de los sacerdotes austriacos ‘simpatiza’” con el movimiento.
¿QUÉ OTRAS REFORMAS PIDE LA INICIATIVA DE PÁRROCOS?
En el 2012, el papa Benedicto XVI los mencionó sin decir su nombre. En una de sus homilías de la Misa Crismal, “denunció ‘la desobediencia organizada’ que propugna” un grupo de curas.
¿A qué se refería? Al manifiesto de la Iniciativa de Párrocos que toca puntos polémicos sobre la doctrina actual del catolicismo.
El portal “Expansión” los recopila y señala que quieren tomar acción sobre “la actual hambruna de parroquias y cuidados pastorales debido a la escasez de sacerdotes y a la creciente edad de los pastores”.
También están en contra del “derecho canónico que ‘emite un juicio excesivamente duro y sin piedad’ en contra de los sacerdotes que pierden el celibato y los que conforman una familia, la unión de parejas del mismo sexo y los obstáculos hacia los divorciados católicos que quieren volver a casarse”.
La sobrecarga laboral de los párrocos y el cierre de parroquias (o fusión con otras) cuando ya no hay quien pueda atenderlas se destaca en su agenda.
El sacerdocio femenino también es otro de sus pedidos. ¿Por qué?
Porque su origen –Jesús señalando a los hombres presentes en la Última Cena– estuvo marcado por las normas sociales de la época.
“La ausencia de alegría con la que se dirige la Iglesia de hoy no es un buen testimonio para el ‘mensaje gozoso’ que nos debe motivar”, sentencia el manifiesto.
Por supuesto, el papa Benedicto XVI les cerró la puerta, entendiendo que el sacerdocio significa “renunciar a aquello que es solamente nuestro” y “ponerse a disposición de los otros”.
“¿La desobediencia es un camino para renovar la Iglesia?”, cuestionó el líder de los católicos.
Por supuesto, la Iglesia ha tomado represalias en contra de Schüller. En el 2012, se le retiró el derecho a usar el título de monseñor y el de capellán de su Santidad.
Entonces, Reuters anotó que los partidarios de la Iniciativa de Párrocos dijeron que “romperán con las leyes de la Iglesia dando la comunión a protestantes y a católicos divorciados que hayan vuelto a contraer matrimonio”.
Actualmente, según la “Deutsche Welle”, Iniciativa de Párrocos es conformado por cerca de 350 sacerdotes y diáconos, y cuenta con el apoyo de 3 mil laicos en varios países.
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